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Italia

El pesebre y el debate sobre la identidad

Fuentes: El Periódico

En Cremona, ciudad famosa por construir los mejores violines del mundo, un maestro de escuela ha decidido sustituir el belén y la Navidad por una «fiesta de las luces». Resulta que en su clase hay muchos hijos de inmigrantes que no son cristianos y le ha parecido que celebrar la Navidad habría constituido una discriminación. […]

En Cremona, ciudad famosa por construir los mejores violines del mundo, un maestro de escuela ha decidido sustituir el belén y la Navidad por una «fiesta de las luces». Resulta que en su clase hay muchos hijos de inmigrantes que no son cristianos y le ha parecido que celebrar la Navidad habría constituido una discriminación. En otra escuela, Santa Caterina de Cagliari, uno de los institutos más multiétnicos de la isla de Cerdeña, dos maestras han decidido que todos los alumnos, católicos y no, no asistieran a una fiesta navideña. A ella habrían acudido también los alumnos de otro centro, pero a la vista de la baja de la primera, ellos también se han borrado. Y la celebración se ha ido a pique.

Paralelamente, Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, partido castigador de culturas inmigradas, se acercó al pesebre del Ayuntamiento de Milán, y sopesó el almizcle y tocó cada una de las figuritas del belén. Durante la visita dijo que «el pesebre debe estar en todos los sitios» y que, cuando fue ministro, escribió a todos los directores de escuela invitándoles a poner un belén en cada una. «La tradición también se defiende con el pesebre», añadió.

Luca Zaia, su colega de partido y ministro de Agricultura, ha calificado la supresión de belenes y Navidades escolares como «un haraquiri cultural efectuado por falsos educadores sobre la piel de nuestros niños». Luego ha explicado: «Evidentemente, amando poco la historia y las tradiciones que definen nuestra identidad, se quieren eliminar los símbolos más fuertes».

Según Zaia, la Navidad «debe ser llamada Navidad y celebrada como tal, porque es el momento central de la herencia cristiana en la que arraiga nuestra cultura». Acto seguido ha sacado a relucir la reciente guerra de los crucifijos en las escuelas y ha dicho: «Son precisamente estas iniciativas que pretenden un supuesto bien, hijas de una cultura política decadente, las que colocan en un gueto las distintas realidades culturales que existen hoy en nuestro país». Lucia Baire, consejera para Educación de la región de Cerdeña, puntualiza: «El diálogo y el respeto recíproco con las otras religiones son un valor para nosotros, pero no podemos perder nuestra identidad».

La cuestión de la identidad se debate en Italia -uno de los países europeos con el ADN más sincrético- desde que en las escuelas hay más forasteros que indígenas y los viernes por la mañana algunas calles periféricas de las ciudades se transforman en multitudinarias mezquitas al aire libre. La Liga Norte ha hecho de la identidad uno de sus caballos de la batalla, lo que está planteando alguna duda. La más inquietante es la transformación del belén o la cruz en armas de identidad contra los otros, lo que evoca oscuros pasados del catolicismo. La más curiosa es que la Liga choca con el Vaticano por la inmigración, la libertad religiosa y la relación con el islam.
Tal vez una respuesta esté en una tercera duda, exquisitamente no religiosa. La batalla por la defensa de la identidad coincide con un intento de hegemonía cultural sobre el territorio, donde el único pegamento era la Democracia Cristiana, que ya no existe.

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=673259&idseccio_PK=1007