Recomiendo:
0

Uruguay

El presidente Mujica llama a sindicalistas a aceptar los «límites» del capitalismo

Fuentes: Semanario Búsqueda, Montevideo

El presidente José Mujica afirmó ante la dirigencia de la central obrera PIT-CNT, que en el gobierno y en el Frente Amplio conviven dos grandes corrientes: una que trata de limar las asperezas del capitalismo y otra -que él dijo integrar- que cree en «otro tipo de sociedad» Mujica, que no definió cómo serían las […]

El presidente José Mujica afirmó ante la dirigencia de la central obrera PIT-CNT, que en el gobierno y en el Frente Amplio conviven dos grandes corrientes: una que trata de limar las asperezas del capitalismo y otra -que él dijo integrar- que cree en «otro tipo de sociedad»

Mujica, que no definió cómo serían las características de ese «otro tipo de sociedad» y en cambio llamó a los sindicalistas a respetar los «límites» que impone la sociedad capitalista, habló el 4 de diciembre frente a 400 dirigentes gremiales en la sede central del PIT-CNT.
El viernes 28 de diciembre, la Secretaría de Comunicación de la Presidencia de la República difundió, en su revista mensual «Políticas», el texto completo de la presentación de Mujica, la cual calificó como «un hecho histórico».
Mujica compartió un «desayuno de trabajo» con la cúpula sindical uruguaya, acompañado por los ministros Fernando Lorenzo (Economía), Eduardo Brenta (Trabajo), Bernardo Kreimerman (Industria), Daniel Olesker (Desarrollo Social), Enrique Pintado (Transporte) y Raquel Lejtreger (interina de Vivienda).
El presidente consideró su gobierno y el de su antecesor, Tabaré Vázquez, como «progresistas». Y de inmediato pasó a dar su definición de «progresismo».
«Es el intento de mitigar las injusticias del capitalismo, mejorar la distribución, mejorar el ingreso y acotar las diferencias de clase», dijo. El mecanismo del «progresismo», añadió, es aplicar «un conjunto de reformas que son sucesivas, acumulativas, y que encajan con la democracia representativa perfectamente».
Mujica precisó que estos gobiernos del Frente Amplio «no se desentienden de las demandas del hoy del hombre de la calle (…) en nombre de un programa utópico para dentro de 50 años».
«Se está siempre en la frontera del capitalismo, respetando su exigencia básica de seguridad jurídica, previsibilidad, estabilidad y el juego de un conjunto de políticas que permiten el desarrollo de la iniciativa y de la vida empresarial», abundó.
Admitió, no obstante, que como «esa es la limitante que tiene el progresismo», entonces «cabe el reproche» de que el capitalismo «no está cuestionado en su esencia porque sigue dándose la explotación del hombre por el hombre». Pero rápidamente reivindicó al «progresismo», puesto que, a su juicio, lo que ha hecho y hace «no es poco». Mencionó al respecto que «ocho años de reformas, con 850.000 personas que se arrancan de la pobreza, no es moco de pavo».
Mujica, que en todo momento se dirigió a su audiencia sindical con la palabra «compañeros», negó que los uruguayos vivan en un «mundo perfecto», e insistió con que «tenemos un acumulado que vale la pena y que hay que defender».
«Yo no pensaba así, compañeros. Sigo teniendo más cuestionamientos con el capitalismo que los que tenía hace 40 años, sobre todo a la ética del capitalismo.
Pero también hemos aprendido a lo largo de muchos años», indicó el presidente, que en los años 60 y 70 del siglo XX integró la guerrilla tupamara, alzada en armas contra la democracia representativa, las «libertades burguesas», el capitalismo y el «imperialismo». Los tupamaros proclamaban que luchaban «por la liberación nacional y el socialismo».
Mujica opinó que «el advenimiento de sociedades mejores requiere como presupuesto básico y mínimo sociedades decentes desde el punto de vista económico, que por lo tanto tienen que desarrollar al máximo, en esta etapa, la fuerza productiva y la masificación del conocimiento y la cultura».
«Sin eso previamente, no se crea ninguna sociedad mejor y, para mí, la historia contemporánea lo enseña», porque «no se puede crear una sociedad mejor con la masiva ignorancia popular que todavía existe en el seno de nuestro pueblo», dijo. Semanas después, el presidente ensayó al menos dos veces más una defensa del sistema capitalista para gobernar en la sociedad contemporánea. El 19 de diciembre reivindicó al capitalismo «en serio» como herramienta para la prosperidad económica ante 200 empresarios hoteleros, inmobiliarios y gastronómicos, en Punta del Este
Y la semana pasada, durante una entrevista con el periodista Guillermo Lu­ssich, fue muy claro: «Si la inversión es el motor de la expansión económica, para invertir se necesita tener voluntad de riesgo. A esa voluntad de riesgo hay que ayudarla. Porque si yo la estoy amenazando y el tipo tiene incertidumbres, no da ese salto de riesgo. Y ese es el motor que está empujando el aumento constante y el desarrollo de la economía».
«Así se mueve la economía capitalista y esto hay que reconocerlo con objetividad. Si uno tira demasiado de la piola, ¿qué pasa? Hace peligrar el análisis de futura rentabilidad que (el empresario) puede tener y el tipo no corre el riesgo. Y se va para otro lado o se queda quieto. Sencillamente, es eso», dijo durante la entrevista, transmitida por los programas «Punta Política» de Canal 11 de Punta del Este y «Realidad 2012» de Canal 3 de Colonia.
Mujica advirtió contra la tentación de «tirar demasiado de la piola» con el objetivo de «apretar» a los capitalistas, porque «si ese proceso se hace masivo, tiende a haber una conducta social que (provoca) el quietismo empresarial, no pasa nada y nos empezamos a quedar congelados, como estuvimos en nuestro país.
Pasamos como 30 años quietitos. No pasaba nada, nadie hacía olas, no había cambios, nada… pero seguro, tampoco había progreso».
El mandatario declaró que se trata de «una cuestión fina, porque si a mí me ven de la extrema izquierda, me van a decir ‘pero viejo, ¡cómo cambiaste!’ y yo no cambié nada. Interpreto al mundo como es».
«Más vale que le vaya comiendo de a poquito, pero permanente, sacándole un chorrito, que a la larga le voy a comer mucho más y voy a tener para distribuir.
Los negros africanos, por tradición cultural, aprendieron esto: una vaca lechera no se mata jamás. Se la ordeña. Porque con esos chorritos, se le saca mucho más comida que la que tiene en el cuerpo. (…)
Si usted se la come, un día hará un buen asado, pero después no tiene un chorrito de leche para mantenerse a lo largo de la vida. Así nomás de sencillo», explicó.
Expresamente, Mujica aceptó: «Yo hago migas con el capitalismo. ¡Vamo’ arriba! Porque necesito que me den muchos de esos chorritos para instrucción, para multiplicar la capacidad tecnológica de mí pueblo, para tapar los agujeros sociales que tengo. Si no, si se me dispara, después no tengo nada para repartir».
Según dijo, en la izquierda «hay gente que simplifica y se cree que al socialismo se va a llegar con una arremetida, revoleando el lazo y ya estamos en una sociedad nueva. ¡No, papá! Necesitamos una sociedad muy rica, muy instruida.
Está mucho más cerca Noruega que nosotros del socialismo. Yo no creo que se pueda crear ningún socialismo para repartir miseria. Porque eso es repartir angustia. Y la gente no quiere angustia. La gente quiere vivir lo mejor posible, masivamente». «Yo sé que esta es una lucha brava. Por el lado capitalista, le desconfían. Y por el lado de la izquierda, lo tratan de que abdicó», describió.
Las dos corrientes del gobierno 
 Ante los dirigentes del PIT-CNT, el jefe de Estado habló de los dos sectores que coexisten al interior del gobierno y del Frente Amplio.
«No hay un solo progresismo», advirtió. El programa frenteamplista «pone de acuerdo a quienes tienen visiones distintas».
Según el presidente, en el Frente Amplio están «aquellos que creen que esto queda ahí, en un conjunto de reformas sucesivas, tratando de mitigar las peores vergüenzas del capitalismo para lograr una sociedad relativamente más justa, más rica y menos ignorante, aunque la cosa queda ahí».
Por otro lado, agregó, hay «otros que soñamos que hay que crear las condiciones sociales para otro tipo de sociedad», pero evitó definir las características que, para él, tendría ese «otro tipo de sociedad».
Mujica llamó a los sindicalistas a «militar en esta etapa y multiplicar», pues «el capitalismo nos tiene que pagar impuestos para masificar y mejorar la enseñanza», «nos tiene que ayudar para crear riqueza», «mejorar el reparto» y «tratar de hacer frente a las peores vergüenzas que tiene nuestra sociedad».
El presidente dijo que «si no existe voluntad política de los gobiernos, que aprieten, no existe ese reparto», pero reiteró su advertencia a los jefes sindicales:
«Hay un límite, compañeros. ¿Cuál es ese límite? El funcionamiento de la sociedad capitalista».
Durante su discurso ante la cúpula sindical, el mandatario adelantó que al aumento de los precios al consumidor «le vamos a tirar con todo lo que podamos», porque el gobierno tiene «claro que permitir que se dispare la inflación nos haría mucho mal, sobre todo a la distribución de los más débiles».
Mujica dedicó unos minutos para caracterizar al capitalismo. Dijo que tiene «una terrible fuerza creadora y un empuje formidable que ha sacudido y ha modificado el mundo», aunque «lleva en sus entrañas un brutal egoísmo». Afirmó que «todos (…) tenemos reacciones capitalistas», puesto que «lo más difícil que hay en una sociedad no es transformar los medios de producción y las relaciones de producción; lo más difícil (…) es el cambio cultural».
«No hay ningún triunfo a la vuelta de la esquina, mañana, y ningún programa salvador, definitivamente.
Hay una lucha larguísima y las revoluciones no son un desfile con pancartas», resaltó. «Las revoluciones -dijo el mandatario- son acumulaciones históricas, de décadas, que terminan cambiando valores culturales en la sociedad».
«¿Cuánto le llevó al cristianismo la revolución burguesa? Todavía no terminó siquiera. Hay pila de países en el mundo que piensan que los reyes son de origen divino. ¡Fíjense! Y lo creen de buena fe», expresó.

La «autogestión» y el poder 
 Mujica se refirió a la experiencia de las empresas «autogestionadas» por sus empleados. «Algún día los trabajadores tendrán que administrar las sociedades» y «la gestión es una parte central del poder».
«Nos llenamos la boca con la democracia todos los días, pero la verdadera es una democracia de 40, 50, 100 tipos que se conocen y votan las decisiones más importantes del lugar donde están trabajando: es el escalón más evidente de la democracia y el eje», dijo.
En este sentido llamó a «cuidarse» del «fantasma» de «la explotación del hombre por el hombre», asunto al que definió como «la frontera» para la «autogestión». Citó los casos de Paylana, Metzen y Sena y PLUNA. Sobre la desaparecida aerolínea uruguaya, el presidente dijo que «hasta ahora todos los capitalistas que agarraron han sido un desastre» y planteó jugar «fuerte» y aprender con sus ex empleados. «No digo esto para justificar que los trabajadores no paguen; pagar tienen que pagar siempre porque hay que reponer los pesitos». El presidente criticó a las cooperativas «que se pasan al capitalismo porque caen en el pecado de contratar gente y tener asalariados».
«No, papá, esa no; no sirve», cuestionó.
Mujica prometió continuar poniendo énfasis en las experiencias de «autogestión» para que eso «tenga un peso tal que cuando nosotros nos vayamos sea difícil arrollar la pata». Sin embargo dejó una vez más por el camino la creación de un frigorífico estatal, una demanda del PIT-CNT. «Me plantearon lo del proyecto de un frigorífico nacional. No me planteen a mí lo del frigorífico nacional; hagan lo que quieran», dijo.
El presidente recordó que, décadas atrás, él iba al viejo Frigorífico Nacional «a buscar dos kilos de carne» y «repartíamos el asado con una carretilla».
«Hicimos lo que no debíamos hacer, compañeros, y terminamos matando a la gallina de los huevos de oro.
Yo no era un trabajador, era un pibe pobre. Se había muerto mi viejo, pero como somos pocos en el Uruguay y nos conocemos todos, me daban una tarjeta e iba a buscar dos kilos de carne. Lo hicimos pelota», aseguró.
Mujica reconoció que «aquello tenía una muy buena intención pero, como decía Aristóteles, cuando los hombres hacen las leyes tienen los dioses al lado, pero cuando las van a cumplir, no».

«Ingenuidades»
Mujica, contrariamente a lo que decía Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) -líder de la revolución comunista en la Unión Soviética-, negó que «el imperialismo» sea «la última etapa del capitalismo».
«La etapa que estamos viviendo se llama ‘consumismo’ y está gobernando a las masas en todo el mundo, (…) creando un conjunto de reacciones subliminales de las que no pueden escapar, salvo por el lado del conocimiento y la cultura», dijo. El presidente expresó que «ahora hay una amenaza que no existía antes: la vida misma, el hiperconsumo, es imprescindible para acumular todo crecimiento económico, que está basado en incentivar y multiplicar, de alguna forma, el consumo».
También se lanzó contra «la innovación» porque -dijo- «no es otra cosa que ingeniosidades de cosas que ya existían para crear productos que se puedan vender más rápido».
«Como la economía no puede parar el consumo, el ataque a la naturaleza es obviamente sistemático. La mayor parte del esfuerzo humano se va en cosas que se tiran. Pero cuando compramos con plata, compañeros, no compramos con plata; compramos con el tiempo de nuestra vida, que la tuvimos que gastar para tener esa plata. No merece despilfarrarse la vida humana», estimó.
Mujica volvió a reivindicar «una sociedad mejor» con «otra manera de pensar y de vivir», pero, nuevamente, no explicó cómo sería esa «otra manera de pensar y de vivir»
«Nosotros -aclaró- no hacemos la apología de las cavernas ni del pobrismo. (De) lo que nos damos cuenta y decimos es que con una sociedad del despilfarro, del uso y tire, lo que se termina tirando es la vida humana».
Dirigiéndose a los líderes sindicales, el presidente advirtió que «la ansiedad» puede «hacer trampas», y les pidió tener la «objetividad de observar en los últimos 100 años cómo ha sido la vida de las revoluciones, las cosas que han pasado en el mundo, las idas y venidas».
«Aquellos sueños juveniles, ‘vamos a hacer una sociedad nueva en 25 años’, ¿cómo los sentimos nosotros? Como revolucionarios que llegaban al poder y nos envejecimos», manifestó.
 
«La superación del capitalismo es (…) una superación subliminal muy honda, que responde a un larguísimo proceso y no es un programa inmediatamente cuantificable. No llegamos, como pensábamos antes, en el quinto plan quinquenal o en el 25º plan quinquenal.
Las realidades sociológicas no funcionan así, queridos compañeros: nos ha costado como 50 años de lucha aprender estas bobadas, pero no me las quiero llevar en el silencio por ser el presidente», dijo.
El presidente reclamó a su auditorio dejar de decir «disparates» cuando los sindicalistas hablan del derecho a la vivienda.
Dijo que en el marco del Plan Juntos, creado poco después de que Mujica asumió la Presidencia el 1º de marzo de 2010, «nos sale 15 a 16.000 dólares una casita hecha por dos oficiales, de bloque revocado, aberturas de aluminio, unos 60 metros cuadrados, el baño lustrado, no con baldosa, pisito de hormigón y techo de planchada. Más barato que eso, nada».
«Eso no es una ‘vivienda digna’, como dicen ustedes.
Pero no digan más disparates, compañeros. Las viviendas no son dignas ni indignas; son buenas, malas o regulares. La dignidad es una cuestión personal. Porque si ustedes dicen ‘la vivienda digna’, el que vive en un rancho zaparrastroso., por vivir en un rancho zaparrastroso, ¿es indigno?», preguntó.

China y su «presencia arrolladora»
El presidente desafió a «la clase obrera», a «los capitalistas» y al «Uruguay entero» para que reflexionen sobre lo que significa China en la economía mundial. «Ignorar la presencia arrolladora de China en esta parte del continente es no darse cuenta de lo que está pasando en el mundo», dijo.
China, añadió, produjo efectos «negativos» al abaratar «el consumo de pila de baratijas» y al hacer inviables «muchas producciones nacionales».
Pero, por otro lado, la economía china «va a seguir demandando, por lo menos en esta región» y eso significa que «hay un margen de seguridad económica muy importante para el juego de los próximos años», porque «el factor chino va a seguir tirando con fuerza, sobre todo para los que producimos comida».
Muy diplomáticamente, Mujica criticó «algunos documentos» producidos por el PIT-CNT, por representar «demasiado la época de la industrialización pesada».
«A veces veo que los compañeros tienen una idea de que el mundo tiene que estar tapado de chimeneas», dijo. Y comparó a Nueva Zelanda y Uruguay: «producimos los mismos productos, más o menos, para el mercado mundial, pero nos llevan muertos los neozelandeses».
«Fuimos con (el ministro de Ganadería y Agricultura) Tabaré Aguerre allá. Nos metieron en un laboratorio que era subterráneo, dejaban entrar de a tres, tenían como miles de macetones con una luz allí y todo cerrado. Estaban ensayando variedades de nuevos árboles que inventaban para lo que va a ser el cambio climático en aquella zona, para un clima que ellos calculan que van a tener dentro de 25 años.
Eso es forestación y no es joda; es una inversión tecnológica de carácter brutal», dijo.
Además, indicó, como los neozelandeses «producen mucha leche, necesitan mucho pasto y tienen una fertilización en nitrógeno brutal, que se transforma en una agresión al medioambiente. Entonces, químicamente terminan inventando un producto que se lo venden al mundo y te cobran 100 dólares por hectárea para corregir los defectos. Y te lo venden como alta tecnología».
Por eso, sugirió el presidente, «la cuestión es la cantidad de valor agregado, la cantidad de inteligencia que hay en el producto» y «esa es la lucha que tiene el Uruguay por delante: que el concepto de industrialización implica la creciente preparación técnica de la gente».

http://semanario.busqueda.com.uy/