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El referéndum de la constitución europea: una oportunidad para la izquierda

Fuentes: Cádiz Rebelde

El 12 de Marzo de 1986 se celebró el referéndum sobre la entrada de España en la OTAN, con el resultado conocido. Esta consulta, recuerden, puso de manifiesto la imposibilidad de que un gobierno, un régimen, pierda una votación de este tipo, cuando controla los medios de comunicación más influyentes. Sirva de ejemplo el editorial […]

El 12 de Marzo de 1986 se celebró el referéndum sobre la entrada de España en la OTAN, con el resultado conocido. Esta consulta, recuerden, puso de manifiesto la imposibilidad de que un gobierno, un régimen, pierda una votación de este tipo, cuando controla los medios de comunicación más influyentes. Sirva de ejemplo el editorial del muy progresista diario El País del 17 de Noviembre de 1985 «Creo que los intereses de España se defienden mejor permaneciendo en la Alianza. Nuestra anterior valoración sobre la Alianza y sobre su funcionamiento no era correcta. En la Alianza, de verdad, están los países que tienen mayor ejercicio de la soberanía popular del mundo, mayor nivel de desarrollo económico, de libertades y de respeto a los derechos humanos y mayor nivel de paz». El resultado final adverso, recuerden, se da con unos sondeos previos que daban la victoria del NO, y con unas movilizaciones anti-OTAN como no se recordaban desde la muerte de Franco, y que hicieron posible la vuelta de la izquierda real a la calle, después de una transición que había aparcado a las gentes en sus casas, para que la política la hicieran los profesionales del asunto.

Pese a la derrota en las urnas, la presencia de esas cientos de miles de personas pidiendo la paz, en contra del gobierno del PSOE, (que aparecía ante millones de personas con su verdadero rostro), supuso para la izquierda un cambio cualitativo trascendente, que se concretó en el nacimiento de Izquierda Unida. Era la síntesis natural para todo aquel recorrido, era también un movimiento táctico del PCE que parecía revelarse contra su pasado carrillista, que había entrado arrodillado en la casa del PSOE. La idea de construir una organización política en la izquierda, enfrentándose con la socialdemocracia y con el éxito que tuvo IU, hubiese sido improbable sin aquellas mareas humanas en las calles.

El 20 de Febrero del 2005 el régimen volvió a convocar un referéndum, quizás, con un control de la disidencia más similar a los convocados por Francisco Franco Bahamonde que al propio de la OTAN. Una consulta de esas que es imposible que pierda, pero que, salvando las enormes distancias con aquel marzo de 1986, puede haber sido un excelente oportunidad para agrupar a gentes de izquierdas, y donde esta vez los sectores combativos que aún pueda haber en IU que no sería más que una organización entre tantas, dada su trayectoria errática y cómplice, en no pocos temas, con el actual gobierno de muchos de sus dirigentes, encabezados por su actual Coordinador General, empeñado en ser el nuevo Carrillo. Lo realmente interesante es la confluencia de personas que nos ha ofrecido esta campaña, casi clandestina, por el NO a la constitución europea del capital y la guerra. En actos, manifestaciones y charlas nos hemos encontrado gentes de distinta extracción ideológica en el variopinto campo de la izquierda, en muchos casos rencuentros después de años, en los que nos hemos preguntado qué hacer el día siguiente del referéndum; si transformamos esa unidad de acción en algo más, algo que por otra parte no debería tener en esquemas ya jubilados su razón de ser, o nos vamos a nuestras casas para los próximos mil años, dándole así una gran alegría al régimen. Para ello es imprescindible aprender de errores pasados, y de ir pariendo unidad de un modo generoso, sabiendo que estamos casi en el desierto, que estamos en la resistencia a esta sociedad capitalista atomizadora y amnésica. Claro que para que la resistencia sea eficaz, es necesario tener herramientas, organizaciones muy asamblearias, donde no se vaya a hablar de la enésima batallita, sino que sean acumulativas de la disidencia al régimen, que no se pierda en tacticismos electorales ni se vaya a obedecer a dirigentes imprescindibles. Ir, en suma, tejiendo con gentes llegadas de distintos lugares ideológicos, con ganas de aprender del compañero de al lado, y la compañera de enfrente.

El sistema y su referéndum, puede que nos haya dado, sin pretenderlo en absoluto, un empujón importante para unirnos y seguir construyendo cambios y revolución, mirando sólo al futuro.