La izquierda comunista italiana de los años setenta y ochenta, heredera de Antonio Gramsci y de Palmiro Togliatti, fue la más poderosa de toda Europa occidental, con un Partido Comunista (PCI) que, bajo la dirección de Enrico Berlinguer, se aproximaba al 35% de los votos en 1976, mientras el Partido Socialista de Bettino Craxi apenas […]
La izquierda comunista italiana de los años setenta y ochenta, heredera de Antonio Gramsci y de Palmiro Togliatti, fue la más poderosa de toda Europa occidental, con un Partido Comunista (PCI) que, bajo la dirección de Enrico Berlinguer, se aproximaba al 35% de los votos en 1976, mientras el Partido Socialista de Bettino Craxi apenas superaba el 10-15%, y otros grupos socialdemócratas y de la izquierda revolucionaria como Democracia Proletaria estaban también presentes en el Parlamento.
Sin embargo, en 1991, Achille Occhetto, entonces secretario general del PCI, promovió la renuncia al marxismo, la disolución del partido y la creación del nuevo Partido Democrático de la Izquierda (Partito Democratico della Sinistra, PDS), que se integró en el grupo socialista del Parlamento Europeo y en la Internacional Socialista, organismo donde, según Massimo d’Alema, sucesor de Occhetto al frente del partido, se producía «la auténtica innovación de la izquierda» (sic). En la práctica, el PDS cayó en un reformismo más cercano al Partido Laborista de Tony Blair que a la socialdemocracia nórdica o incluso mediterránea, optando por un programa de carácter claramente social-liberal. El PDS dejó de ser una alternativa de transformación social desde la izquierda, como había sido el PCI, para convertirse en una máquina electoral preparada para conquistar, por fin, la mayoría parlamentaria y llegar al gobierno, lo que se produjo durante diferentes periodos a partir de 1996.
No es extraño que, en esta situación, una parte del disuelto PCI no aceptara esta vía y, junto con la Democracia Proletaria y otros grupos menores formara, el mismo año 1991, el Partido de la Refundación Comunista (Rifondazione Comunista), liderado inicialmente por Fausto Bertinotti y Armando Cossutta, que llegaría al 8,5% de votos y 69 diputados en 1996, y encabezaría la fundación del nuevo Partido de la Izquierda Europea.
En 1998, el PDS evolucionó hacia la nueva formación Demócratas de Izquierda (Democratici di Sinistra, DS) acercándose, primero con Walter Veltroni y después con Piero Fassino, a los centristas de Romano Prodi (Democrazia è Libertà – La Margherita), para acabar constituyendo juntos en 2007 el nuevo Partido Democrático (Partito Democratico, PD) que ya no se consideraba ni siquiera de izquierdas, tal y como afirmó el propio Veltroni («no somos de izquierdas, somos progresistas»). En los últimos tiempos, el PD del recientemente dimitido Pier Luigi Bersani, cada vez más en la línea del Partido Demócrata estadounidense, ya no forma parte de la Internacional Socialista ni del Partido de los Socialistas Europeos, y tan solo se ha integrado en el grupo parlamentario europeo a condición de que adoptara el nombre de Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas. El historial del propio Enrico Letta, hasta hace poco vicesecretario del partido y nuevo presidente del gobierno italiano, no es precisamente el de una persona de izquierdas: antiguo miembro de la Democracia Cristina, ex secretario general de los jóvenes del Partido Popular Europeo o ex vicesecretario del Partido Popular Italiano, entre otros cargos. Por tanto, los pactos de gobierno con el centra-derecha de Mario Monti y la derecha pura y dura de Sílvio Berlusconi están muy lejos de ser un acuerdo entre la izquierda, la derecha y el centro, como han afirmado algunos medios, una interpretación que no se ajusta en absoluto a la realidad.
Lamentablemente, la izquierda comunista ha ido sufriendo diferentes rupturas que, junto con los antidemocráticos cambios de la ley electoral por parte de Berlusconi, han provocado su desaparición del arco parlamentario, a pesar de la constitución de diferentes coaliciones como la de La Izquierda (La Sinistra – El Arcobaleno) en 2007, encabezada aún por Bertinotti, o la más reciente de Revolución Civil (Rivoluzione Civile), liderada por Antonio Ingroia y formada por Refundación Comunista, liderada actualmente por Paolo Ferrero, el Partido de los Comunistas, de Oliviero Diliberto, Italia de los Valores, del juez Antonio Di Pietro, los Verdes y otros grupos menores, y que tampoco ha logrado representación parlamentaria, a pesar de obtener más de 750.000 votos. En de la izquierda propiamente dicha, sólo Izquierda, ecología y libertad (Sinistra, ecología e libertà), liderada por Nichi Vendola, ha podido llegar al Parlamento, a pesar de no superar la barrera del 4% los votos, gracias a formar parte de una más que cuestionable coalición con Bersani y el Partido Democrático.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.