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Denuncia de fraudes, confusión y poblaciones abandonadas

Elecciones regionales en la Costa Caribe de Nicaragua. ¿Para quien?

Fuentes: Rebelión

«La efervescencia de los partidos políticos por disputarse el control de la Costa Caribe nicaragüense en las próximas elecciones regionales del 5 de marzo de 2006, contrasta con el desinterés y el alarmante desencanto de la población costeña hacia sus autoridades, porque históricamente se han preocupado por su enriquecimiento y no por mejoría del nivel […]

«La efervescencia de los partidos políticos por disputarse el control de la Costa Caribe nicaragüense en las próximas elecciones regionales del 5 de marzo de 2006, contrasta con el desinterés y el alarmante desencanto de la población costeña hacia sus autoridades, porque históricamente se han preocupado por su enriquecimiento y no por mejoría del nivel de vida de los habitantes de las Regiones Autónomas del Atlántico Norte (Raan) y Sur (Raas) «. 
  
Con estas palabras comenzaba un reportaje publicado por El Nuevo Diario hace algunos meses, focalizando de una manera dramáticamente realista la situación de abandono en que viven estas zonas de Nicaragua. 
Las elecciones de la próxima semana para renovar los Gobiernos Regionales de la Costa Atlántica o Caribe, han asumido este año una gran importancia para los partidos tradicionales y para el poder político centralizado de la Costa Pacífica. 
Será una prueba muy importante en vista de las Elecciones Presidenciales del próximo noviembre y sobre todo, servirá para tantear el estado de salud de los diferentes partidos, sobre todo para una «derecha» sumamente dividida y con un futuro muy incierto y para los nuevos partidos y alianzas que por primera vez se presentarán a una prueba electoral, como son la Alianza Herty 2006 y la Alianza Liberal Nicaragüense (Aln). 
  
El Frente Sandinista (Fsln) ha desplegado toda su capacidad organizativa para poder conseguir un segundo éxito electoral, después de lo que obtuvo en las Municipales del 2004 y para crear un precedente negativo a las aspiraciones del ex alcalde de Managua, Herty Lewites. 
Después de haber sido expulsado del Frente Sandinista, el ex alcalde ha organizado un movimiento al cual adhirieron gran parte de las figuras históricas quienes renunciaron al partido a lo largo de los años noventa, como son el ex vicepresidente y escritor Sergio Ramírez, el ex Ministro de la Cultura y poeta Ernesto Cardenal, la escritora Gioconda Belli, la ex diputada y comandante Mónica Baltodano y los ex Comandantes de la Revolución Luis Carrión, Henry Ruiz y Víctor Tirado. 
Además, Lewites mantiene una alianza con el Movimiento de Renovación Sandinista (Mrs) encabezado por la Comandante guerrillera Dora María Téllez y con Alternativa Cristiana. 
El objetivo del ex alcalde es «pelear» el voto sandinista y de la izquierda moderada, durante las próximas elecciones de noviembre, al eterno candidato del Frente Sandinista, Daniel Ortega y estas elecciones regionales se convierten para él en una prueba muy importante. 
  
La derecha nicaragüense vive una situación bastante parecida. 
El Partido Liberal Constitucionalista (Plc), que sigue amarrado a su propio líder y ex Presidente Arnoldo Alemán, tuvo importantes deserciones a su interior y no parece estar en la capacidad de captar las simpatías y el voto antisandinista. 
Después de haber sufrido el abandono de todos los militantes y dirigentes que siguieron el proyecto de Gobierno del actual Presidente Enrique Bolaños y quienes se juntaron bajo la bandera del nuevo partido oficialista «Alianza por la República» (Apre), el Plc tuvo que sufrir otra deserción por parte del ex Ministro de Hacienda, Eduardo Montealegre. 
El reconocido banquero dió vida a la Alianza Liberal Nicaragüense (Aln), logrando formar en pocos meses una nueva bancada en la Asamblea Nacional (con diputados provenientes del Plc y de la bancada Azul y Blanco), proponerse como alternativa real al partido de Alemán e involucrar en su proyecto a amplios sectores de la Resistencia Nicaragüense (ex Contra), del Partido Conservador y del sector Evangélico. 
También para Montealegre, las Elecciones Regionales de la Costa Caribe son por lo tanto una prueba muy importante para medir fuerzas con el Partido Liberal.
 
La participación en estas elecciones de los partidos indigenistas, como Yatama, que por primera vez logró ganar tres alcaldías en 2004, corre el riesgo de quedar aplastada por la poderosa maquinaria electoral de los partidos del Pacífico.
 
La situación preelectoral sigue siendo muy tensa y entre las fuerzas políticas no faltaron acusaciones de estar preparando un fraude electoral.
Desde hace más de un mes, los magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE) afínes al Partido Liberal se niegan a participar en las sesiones de esta Institución, faltando de esa manera el quórum de ley. 
Esta actitud la justifican con el hecho de que sus colegas magistrados, a su vez afínes al Fsln, y el actual Presidente del CSE, Roberto Rivas, estarían violando la aplicación de la Ley Electoral en sus artículos 41 y 116. 
Estos artículos, creados apositamente con la reforma a la Ley Electoral del 2000, les permiten votar a las personas que no aparecen en el Padrón Electoral de su circunscripción, siempre y cuando sean acompañadas por dos testigos quienes declaren que la persona pertenece a esa circunscripción.
Ese método fue utilizado por el Plc durante las elecciones presidenciales del 2001. 
En aquella ocasión, el partido de Alemán hizo un uso desmedido de estos artículos y hay sospecha de que mucha gente fue llevada a votar, con supuestos testigos, en las circunscripciones dónde el Frente Sandinista iba seguramente a conseguir una tajante victoria. 
Los Padrones Electorales fueron sucesivamente modificados tomando en cuenta los votantes, incluyendo a los con testigos, pero en las Elecciones Municipales del 2004 el CSE prohibió el voto con testigos. 
El resultado fue extremadamente negativo para el Partido Liberal, puesto que muchos de sus electores quedaron registrados en los Padrones Electorales de las circunscripciones donde fueron llevado a votar, quedando muy lejos de sus residencias. Muchos de ellos renunciaron a votar.
En vista de las Elecciones Regionales, los magistrados afínes al Plc comenzaron una fuerte lucha para conseguir nuevamente la aplicación de los dos artículos de la Ley Electoral y para crear un nuevo precedente en vista de las elecciones nacionales. 
  
La crisis se agravó aún más cuando, con una muy criticada resolución de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), sesión a la cual no fueron convocados los magistrados liberales, el Consejo Supremo Electoral tuvo la posibilidad de formar quórum legal, integrando a los magistrados suplentes (todos de tendencia sandinista) sin el consentimiento de los magistrados liberales. 
Con esta dudosa maniobra, el CSE pudo al final sesionar y encaminar el proceso electoral regional y nacional. 
  
Después de amenazar con abandonar la contienda electoral, los partidos de la derecha nicaragüense y el mismo Herty Lewites decidieron al final seguir con el proceso y participar en las elecciones, acusando en todo caso al Frente Sandinista de estar controlando el Consejo Supremo Electoral y estar preparando las condiciones para un fraude electoral. 
Mientras tanto, algunos partidos (Plc, Apre y Camino Cristiano) se reunieron para buscar los instrumentos legales para anular lo aprobado por el CSE. 
Independientemente de los que serán los resultados de estas elecciones, ya se han creado las condiciones para que se desaten fuertes tensiones después del 5 de marzo próximo.

En medio de tantas acusaciones y tensiones entre partidos, quien sale perdiendo sigue siendo el pueblo costeño, una vez más utilizado por intereses que beneficiarán sólo al poder político centralizado en el Pacífico. Un pueblo que sigue hundido en la miseria, en el abandono y con niveles de analfabetismo, de falta de salud, de desempleo y de desesperación alarmantes. 
No sería nada extraño que la población costeña decida abstenerse del voto.
Los únicos realmente interesados a estas zonas parecen seguir siendo los «carteles» del narcotráfico, las transnacionales que explotan los recursos mineros y la mafia maderera, dueños incontrastable de esta otra Nicaragua.