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Combatir a la extrema derecha en Portugal

Elogio de la polarización

Fuentes: Viento Sur

Con la llegada al parlamento de cincuenta diputados y diputadas de Chega, Portugal se convirtió de repente en uno de los países europeos en donde la extrema derecha tiene más peso electoral. El giro general hacia la derecha incluye la irrupción electoral de 900.000 personas llegadas de la abstención (respecto a 2019, hay 1,2 millones de votos más). Estamos obligados a pensar: ¿cuál es la naturaleza de esta protesta? ¿Por qué elige la extrema derecha para expresarse? ¿Qué táctica debe seguir la izquierda, en futuras luchas, en relación a los sectores populares ahora cautivados por Ventura?

La inflexión hacia la derecha está ligada sin duda a las turbulencias políticas de los últimos dos años y a los impasses sociales en materia de vivienda o salud. Intentaré abordarla observando también su telón de fondo: estancamiento capitalista, catástrofe climática y riesgo de guerra nuclear.

La desconexión en los grandes miedos

Es tremenda la desconexión entre la profundidad de la actual policrisis y la dinámica del conflicto político realmente existente. Mientras escuchamos a Guterres [Secretario General de la ONU] admitir que un imprevisto sobrecalentamiento de los océanos puede derivar en la aceleración del calentamiento global, el conflicto climático es deformado en interpretaciones banales en lo cotidiano, del aumento del IUC [Impuesto Único de Circulación] y de los subsidios a la agricultura hasta los delirios de una secta (Ventura y Mortágua son ambos “generales para proseguir la guerra contra la Humanidad”, Climáximo dixit). Esta desconexión deja de lado la confrontación política sobre el clima, pero, a pesar de ello, existe en la sociedad una conciencia difusa del cambio en la situación mundial, un miedo a la tormenta que se avecina y de lo que ella podría implicar. Este presentimiento político concede espacio a la extrema derecha negacionista, que se presenta como anestésico y como refugio, el poder del mundo antiguo contra la ciencia y contra los políticos que, invocando a la ciencia, explican al pueblo que los nuevos sacrificios serán verdes.

La desconexión también es grande en el tema de las guerras. La lucha más larga es contra las migraciones. Continúa bajo el consenso europeo y con el apoyo de la narrativa de la extrema derecha (invasión, sustitución, islamización). La deshumanización del sur cruza el Rubicón con el genocidio de Gaza, el primero en la historia que se retransmite en tiempo real. Europa y Estados Unidos tienen coautoría logística y moral y la extrema derecha vibra en defensa de la última colonización que Israel lleva a cabo en Palestina como bastión de la supremacía blanca.

Pero es en torno a Ucrania donde más resuenan los tambores de la militarización, de la propaganda de la OTAN y del refuerzo del presupuesto militar. Rui Tavares decía hace unos días, sobre la adquisición de material militar, que “la UE es un buen centro de compras, es posible tener más poder de negociación, bajar los precios y cada Estado miembro ahorrar”. Esta trivialización de la militarización convive con la inaudita admisión, en Francia y en Alemania, de la hipótesis de una implicación directa contra Rusia. Como si fuese posible desistir de una Conferencia para negociaciones de paz sin promover una escalada del riesgo nuclear sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

No subestimo el peso de la coyuntura portuguesa: desde el descubrimiento de las notas ocultas por el jefe de gabinete de António Costa hasta las crisis inmobiliaria y sanitaria. Pero lo que empuja a cientos de miles de personas a levantarse del sofá o del café para ir a votar a Chega son también los grandes miedos que se ciernen sobre las angustias cotidianas de la gente, el miedo a perder y a perderlo todo. Incluso la posición que como hombre cree que debería ocupar ya que esa es la que el algoritmo le enseña desde la juventud.

Está ampliamente documentado el patrocinio de los intereses económicos extractivistas a la nueva derecha radicalizada, empezando por los petrolíferos. Son conocidas las redes de financiación internacional. Pero el éxito de esta agresividad política –el nacionalismo y la cultura de la negación (de la evidencia climática, de la humanidad del otro)– no es mera persuasión propagandística. Mientras niega y odia, mientras grita el viejo privilegio que el feminismo viene a amenazar, el discurso de la extrema derecha establece la conexión con los grandes miedos no declarados.

En defensa de la polarización

Por lo ya dicho, resulta evidente que la izquierda no puede limitarse a responder en el terreno de la táctica y a enunciar la resistencia. O mejor: para hacerlo eficazmente, tiene que partir de su visión del mundo radicalmente antagónica a la del capitalismo liberal. Socialismo y cooperación internacional son condiciones para la supervivencia de la humanidad. Ya en la campaña electoral europea, la defensa de la planificación económica ecosocialista estará en el centro, junto con una respuesta frontal a la guerra infinita, la explosión de Oriente Medio, la Europa fortaleza y el cementerio en el Mediterráneo. La izquierda internacionalista refuta la ilusión provinciana de un mundo que estalla sin comprometer la felicidad sitiada de nuestro jardín.

La afirmación de la identidad estratégica del Bloco de Esquerda es esencial en el período que ahora se abre. No faltará quien vea en el giro a la derecha una invitación a la moderación, a la suavización y a una tregua permanente con el PS. En ese espacio político creció el partido Livre, en un retorno de la familia política de los Verdes europeos a cinco diputados (ahora invirtiendo la composición de 2019, cuando Livre obtuvo un escaño y el PAN cuatro).

Ahora bien, nuestra estrategia es otra. En lugar de gobiernos centristas con la extrema derecha avanzando, como ocurre en países donde liberales, verdes y socialistas se turnan en coaliciones, luchamos por transformar a la izquierda en una fuerza hegemónica a partir de la ruptura con el orden liberal, con capacidad para disputar el terreno del miedo, en los temas del clima, de la guerra y de la igualdad de género; así como para alcanzar nuevos niveles de protección social y acceso a derechos. Para impedir el crecimiento de las fuerzas neofascistas, que están a un paso de recibir el encargo de la aplicación del programa neoliberal, nuestra hipótesis es la de un polo socialista y popular a la altura de dar respuesta a la frustración social provocada por el gobierno del centro. La formación La France Insoumise demuestra que esta posibilidad está abierta.

Se cerró el ciclo de ocho años de António Costa. Y ahora, frente a un gobierno del PSD, ya sea más precario o más estabilizado, el momento del Bloco es el de construir una oposición política y social que combine la máxima iniciativa unitaria con la potencia de un programa propio y de una práctica distinta en la lucha.

Después de las elecciones de marzo, la situación es aún inestable. ¿Qué valor tiene para Chega el “no, no” de Montenegro? ¿Y el “no es no” de Pedro Nuno Santos a los presupuestos del PSD? Hasta octubre no lo sabremos. Lo que ya sabemos es el significado de la máxima iniciativa unitaria contra la derecha: erigir una minoría de bloqueo a cualquier regresión constitucional y ampliar el arco de la oposición social y política a todos los retrocesos, empezando por la modificación del régimen fiscal a favor de los ricos y del capital. Habrá una feroz disputa entre Montenegro [primer ministro] y Ventura [Chega] por los favores del poder económico y queremos el frente más amplio en la resistencia a esa ofensiva.

Máxima iniciativa unitaria también contra Chega. Aquí, es central el papel de los movimientos, empezando por los de los sectores sociales que más sentirán el cambio del clima político y del espacio público bajo el efecto de la legitimación electoral de la agresividad racista, misógina, homo/transfóbica. Ni un paso atrás: cuando falta una mayoría en el parlamento, no faltará una mayoría social en las calles contra el neofascismo.

La unidad, motivo de la ronda de encuentros con los partidos de oposición que promovió el Bloco en marzo, será lo que nos identifique en las manifestaciones del cincuentenario del 25 de abril. Serán movilizaciones históricas de nuestro pueblo, el pueblo de la izquierda que no olvida ni renuncia al proyecto de país que deseó la revolución.

Jorge Costa es miembro de la dirección del Bloco de Esquerda

Artículo original: https://redeanticapitalista.net/elogio-da-polarizacao/ Traducción: Manuel Anxo Fortes.

Fuente: https://vientosur.info/elogio-de-la-polarizacion/