Panamá sale poco en el mapa mediático mundial, pero cuando lo hace es para hacer estruendo, y nada positivo. Desde el siglo XIX, cuando los marines norteamericanos tomaron estas tierras como propias, la mejor marihuana que se consumía en los Estado Unidos se producía aquí, a punto que nuestro país se asoció mucho a la […]
Panamá sale poco en el mapa mediático mundial, pero cuando lo hace es para hacer estruendo, y nada positivo. Desde el siglo XIX, cuando los marines norteamericanos tomaron estas tierras como propias, la mejor marihuana que se consumía en los Estado Unidos se producía aquí, a punto que nuestro país se asoció mucho a la canción Panamá Red que se refería justo a la misma. El tráfico de drogas por el istmo no es nuevo, ni es nuevo que esté vinculado con las fuerzas armadas. El 2 de enero de 1955 mataron a un coronel de la policía, que llegó a ser Presidente, por estar vinculado a este ilícito. Ya con Noriega dentro de las fuerzas de Defensa el tráfico de drogas y el lavado de dinero estaban en el orden del día de las actividades policíacas, y el mundo, como espectador de esas actividades. Pero no sólo se nos conoce por ese tráfico, sino por ser los receptores de todos los desechos políticos del mundo, empezando por el Sha de Irán, Cedras de Haití, Serrano Elías de Guatemala, Bucaram de Ecuador, Montecillos de Perú en una ocasión, y ahora, María del Pilar Hurtado de Colombia. Somos el país que más exiliados políticos tiene per capite. Y lo malo, es que a todos se les trata mejor que en casa.
La ex presidenta de Panamá, Mireya Moscoso indultó a uno de los peores terroristas, Carriles Posada, autor del a masacre del vuelo 455 de Cubana de Aviación en 1976 y reclamado por los gobiernos de Cuba y Venezuela. Posadas Carriles estuvo en Panamá planificando el atentado contra el Comandante Fidel Castro, en una ceremonia en la Universidad de Panamá con miles de estudiantes. Los expertos sostienen que si la bomba hubiese explotado, se hubieran muertos muchas personas a más de 500 metros a la redonda, incluyendo los pacientes del Hospital de Seguro Social. La señora lo indultó siguiendo instrucciones de la Embajada de los Estados Unidos. Hace poco ella fue a Miami y fue agasajada como héroe de guerra. Según boletín de prensa, se le donó dinero en efectivo, una casa y otras prebendas, lo que cayó como una fuente de agua helada en la población. Pero resulta que las cosas no son fortuitas. Mireya Moscoso, miembro del partido panameñista, opositor al gobierno, ha iniciado un vertiginoso acercamiento hacia el presidente Martinelli Berrocal, con la idea de apoyarlo en sus ambiciones reeleccionistas, a pesar de que la Constitución panameña lo prohíbe. Pero ahora están creando un instrumento legal que lo permita: agregar la sala V a la Corte Suprema de Justicia.
Dentro de este paquete de leyes que aprueba la Asamblea Nacional está la de permitir la explotación minera, a pesar del rechazo nacional y el de los pueblos originarios, que ya se movilizan para protestar. Naturalmente, lo que ocurra dentro del país le importa muy poco al Presidente. Él ya transó con los norteamericanos: terminar de entregarles el país, con el Canal incluido y dejarles que la CIA y el Pentágono continúen el trasiego de cocaína por el istmo, siempre y cuando una buena parte de esa tajada se quede en los bolsillos del mandatario. Es sospechoso que el Presidente Alvaro Uribe, cuyos opositores lo acusan de crímenes de guerra y de actividades de narcotráfico, permanece más en Panamá que en Colombia. El ejercito de frontera anuncia, con alguna periodicidad, escaramuzas mediáticas en la frontera con Colombia. Eso no se lo cree nadie, porque cuando pasa la droga, ellos se ponen a hacer los ejercicios reglamentarios con la cara puesta en otra dirección.
Finalmente, los sobornos de las empresas mixtas italianas con el gobierno panameño, en vez de aclarase, cada vez se implican más. Todo esto está ubicando a Panamá en el basureo del mundo.
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