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Entrevista a Katerina Giannoulia, miembro de la Izquierda Obrera Internacionalista griega (DEA) y de Unidad Popular

«En Grecia pagan más impuestos las personas refugiadas que los grandes armadores»

Fuentes: Rebelión

Grecia es un país que representa el 2% del PIB de la Unión Europea, pero es el ejemplo de lo que le puede ocurrir a un país con un gobierno «de izquierdas» que le planta cara al gran capital internacional. Así opina Katerina Giannoulia, miembro del Comité Central de Izquierda Obrera Internacionalista (DEA) y también […]

Grecia es un país que representa el 2% del PIB de la Unión Europea, pero es el ejemplo de lo que le puede ocurrir a un país con un gobierno «de izquierdas» que le planta cara al gran capital internacional. Así opina Katerina Giannoulia, miembro del Comité Central de Izquierda Obrera Internacionalista (DEA) y también militante de Unidad Popular, formación que logró 155.000 votos en las últimas elecciones legislativas (no alcanzó representación parlamentaria). Al margen de los números y las estadísticas, en las calles griegas y en la realidad cotidiana pueden apreciarse palmariamente las consecuencias de los recortes y las medidas de austeridad. También las desigualdades: «Se ha tomado el dinero de los pobres y se ha traspasado a los sectores opulentos de la sociedad». «En Grecia pagan más impuestos las personas refugiadas que los grandes armadores», asegura Katerina Giannoulia. La activista griega ha participado en un acto organizado por Intersindical Valenciana, titulado «La UE contra la sobirania dels pobles. Els drets socials i sindicals en la Unió Europea».

-¿Qué estrategia política desarrolla DEA, la organización política de la que forma parte?

Izquierda Obrera Internacionalista (DEA) es una de las organizaciones que integra la Unidad Popular, formación cuyo origen se sitúa en una escisión del grupo parlamentario de Syriza en agosto de 2015. El motivo fue las concesiones de Tsipras a la Troika. En DEA luchamos por el socialismo mediante la acción de la clase obrera. Somos revolucionarios y no reformistas, además de internacionalistas. Tenemos, además, una visión de la política diferente a la de los partidos estalinistas. Opinamos que el socialismo no puede existir en un sólo país, aunque sí puede comenzar en uno y luego extenderse. También creemos en la necesidad de crear un frente único y unificar las fuerzas de la izquierda política. Es lo que hacíamos dentro de Syriza y lo que actualmente tratamos de hacer dentro de la Unidad Popular.

-El 3 de diciembre el gobierno de Tsipras afrontó una huelga general. ¿A qué motivos concretos responde esta oposición al ejecutivo?

Fue la segunda huelga general después de que Syriza ganara las elecciones parlamentarias del 20 de septiembre. Teníamos muchas reivindicaciones, entre otras, el rechazo de los recortes presupuestarios, pero también nos encontramos con el problema de las restricciones a la seguridad social. Se pretende transformar el sistema actual -distributivo- en el que el estado paga una parte de las jubilaciones y seguros, por uno de «capitalización». Ello supondría la destrucción del sistema público de pensiones. Hoy el movimiento obrero vuelve a ocupar un lugar central en la política griega, y hace desaparecer una ilusión con la que vivía el gobierno de Tsipras: que el movimiento sindical se resignaría ante los planes de rescate y el tercer «Memorando».

-¿Qué camino debería transitar la izquierda y el sindicalismo «alternativos»?

Nos queda un camino difícil por delante, pues en la población conviven la fatiga, la decepción, la cólera y la indignación con un gobierno, el actual de Syriza, que la gente consideraba como suyo y se había comprometido a darle la vuelta al «Memorando» y a los programas de austeridad. El tercer «Memorando» aprobado por Syriza (con la excepción de 39 diputados que actualmente están en la Unidad Popular) y Anel incluye medidas, muchas de ellas transformadas en ley, que golpean a las mayorías sociales. El actual ejecutivo afirma que no había alternativas, pero eso no es cierto. Lo que ocurre es que no han intentado ponerse en práctica.

-¿Cuál es el planteamiento de la Izquierda Obrera Internacionalista (DEA) respecto a la moneda única europea?

Dentro del euro ni siquiera pueden descafeinarse las políticas de austeridad, pero pensamos que la cuestión no es únicamente de monedas. No resulta suficiente con abandonar el euro. Necesitamos otras acciones, unilaterales, de parte de la clase obrera, y desarrollar inmediatamente un proceso de redistribución de la riqueza. Son necesarias medidas de transición al socialismo.

-¿En qué punto se halla la movilización popular en el país heleno?

En el periodo 2010-2012 desarrollamos un movimiento muy potente de personas «indignadas», con epicentros como la plaza Syntagma. Hicimos más de 30 huelgas generales durante la crisis, algunas de dos días, y el movimiento aumentaba. Varios gobiernos cayeron durante la movilización popular, pero finalmente no pudimos parar el ataque de los planes de rescate y los «Memorando». Entonces el pueblo se cansó. La gente consideró que no se podía ganar de esa manera. Así, como Syriza había apoyado el movimiento popular, la lucha se paró y derivó hacia las elecciones. La gente tenía la esperanza en que fuera suficiente con un gobierno «de izquierdas» en las instituciones.

-¿Se mantiene el florecimiento de cooperativas, redes de autogestión e iniciativas solidarias que aparecieron con la crisis?

Todo ese movimiento no ha disminuido. Fue muy fuerte, por ejemplo, en el sector de la salud, con los dispensarios autogestionados. Como los hospitales funcionaban en Grecia cada vez peor, la población se autoorganizó a partir de los servicios de voluntariado. También se promovió la donación de medicamentos a los hospitales públicos. Debido a las carencias de los centros hospitalarios, las redes de médicos solidarios facilitaron atención y medicinas. Es un ejemplo entre otros muchos.

-Como trabajadora del sector público, ¿de qué modo han afectado los recortes en la Administración? Por otro lado, ¿Cómo se perciben las medidas de austeridad en la vida cotidiana?

Los salarios de los funcionarios se han recortado de manera drástica, a lo que hay que agregar la inflación. También aumentó el precio del agua, la electricidad y los productos básicos. Además de las multas en caso de no pagar la electricidad, el porcentaje de la cuenta de la luz aumenta a medida que se incrementa la demora en los pagos. Cuando uno camina por la calle, ve numerosas tiendas cerradas y a muchísimas personas que viven «sin techo», o rebuscan entre la basura para comer. Esto es lo más visible. Los restaurantes se transformaron en comercios que venden productos más baratos, como cafés o sándwiches. Otros cerraron. En los supermercados la gente compra poco, los carros están vacíos… Desde 2010 los salarios reales han experimentado una merma en todos los países europeos, principalmente en Grecia, en un 20%.

-Por último, ¿cuál es la otra cara del desempleo y la pobreza? Con independencia de las estadísticas, ¿se percibe en la calle un aumento de las desigualdades?

Los ricos aumentaron su riqueza. Se ha tomado el dinero de los pobres y ha traspasado a los sectores opulentos de la sociedad. De hecho, las personas refugiadas pagan más impuestos en Grecia que los grandes armadores, quienes cuentan con enormes exenciones fiscales.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.