99 emigrantes han perdido la vida en las rutas de la inmigración clandestina en este mes de septiembre. Fallecieron 243 personas en agosto y 1.096 desde el principio del año. 43 victimas en las Canarias; 19 rumbo a la isla francesa de Mayotte, en el Océano Indico; 11 entre Argelia y las costas andaluzas, 13 […]
99 emigrantes han perdido la vida en las rutas de la inmigración clandestina en este mes de septiembre. Fallecieron 243 personas en agosto y 1.096 desde el principio del año. 43 victimas en las Canarias; 19 rumbo a la isla francesa de Mayotte, en el Océano Indico; 11 entre Argelia y las costas andaluzas, 13 en el Canal de Sicilia y 10 en Grecia.
En la frontera entre Polonia y Ucrania tres niñas chechenas que intentaban atravesar a pie la frontera, acompañadas por su madre, murieron ateridas. Los desembarcos disminuyen (-75% en España y -7% en Italia) y, sin embargo, entre Libia y la isla de Lampedusa no se habían contado nunca tantas victimas: son ya 500 en los primeros nueve meses de 2007, frente a los 302 fallecidos de todo el 2006. Y mientras en Misratah continúa el calvario de los 600 detenidos eritreos, el vicepresidente de la Comisión Europea, Franco Frattini pide más fondos para Frontex (Agencia Europea para el control de las fronteras exteriores) y anuncia un pacto con Libia.
A pesar de todo, los desembarcos disminuyen: 14.968 migrantes desde el comienzo del año hasta el 17 de septiembre, frente a los 16.093 del mismo periodo del año 2006. Además 1.396 personas zarparon rumbo a la isla de Cerdeña y varios cientos hacia la región italiana de Calabria. Las victimas aumentan porque se hacen a la mar en barcos más pequeños (41 personas a bordo de media contra los 101 del 2005) y sobre todo porque ponen al timón a uno de los pasajeros, que a menudo no tiene ninguna experiencia en el mar. Además, según lo que cuentan los emigrantes, son cada vez más frecuentes los casos de omisión de socorro por parte de los barcos pesqueros y mercantes. El acontecimiento de los pescadores tunecinos es conocido. Al final los siete marineros han sido excarcelados aunque la instrucción del proceso continúa y podrían ser condenados a años de cárcel por encubrimiento de la inmigración clandestina, por el hecho de haber salvado 44 vidas humanas. Los pescadores de Lampedusa reconocen que devuelven al mar los cadáveres que pescan con sus redes para evitar la detención de los barcos.
El 10 de septiembre Frontex, que opera también en las rutas entre Annaba (Argelia) y Cerdeña donde ya 64 jóvenes ya han fallecido, ha reactivado el sistema conjunto de patrulla aeronaval del Canal de Sicilia. Durante la primera fase de la misión (junio-julio 2007) 464 migrantes fueron interceptados y otros 166 socorridos. El Comisario de la UE, Franco Frattini, garantizó que la misión durará algunos meses y que desde 2008 también Libia participará en las patrullas, que pasarán a ser permanentes. Con ese objetivo, Frattini acaba de pedir 30 millones más para aumentar el presupuesto de Frontex, que ha sido de 34 millones en 2007, pese a una enmienda del Parlamento Europeo que pide que se congele de el 30% de los gastos administrativos de la agencia. Sin embargo, la verdadera novedad es la participación de Libia.
Bloquear a los emigrantes en aguas libias y devolverlos a los puertos de partida es el objetivo de Frontex, que esta haciendo lo mismo en Mauritania y Senegal donde más de 1.500 de emigrantes han sido bloqueados en 2007 y más de 18.000 senegaleses repatriados en 2006. Poco importa si Acnur (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) afirma que entre los que desembarcan en Sicilia hay refugiados y Human Rights Watch acusa la Libia de ser culpable de graves abusos y torturas contra los emigrantes. Frontex ya cuenta con un oficina de contacto con el gobierno libio. Y la Unión Europea financia con fondos Aenas un programa Oim de repatriación que Libia lleva a cabo en Niger. Bruselas ofrece a Libia un sistema electrónico de control para las fronteras sur con Níger, Chad y Sudan, de donde llegan ilegalmente al menos un tercio de los emigrantes que luego se dirigen hacia Lampedusa. Pronto Frattini enviará una misión a Trípoli para comprobar cuáles son las exigencias, para instalar el equipamiento oportuno.
Ya lo habia anunciado el ministro de Interior italiano Amato el 18de septiembre de 2007. El mismo día un comunicado de la Presidencia de la Unión Europea condenaba las «graves violaciones de derechos humanos» en Eritrea. Sin embargo no se hace mención de los 2.589 eritreos que desembarcaron en las costas de Sicilia en 2006, que representan el 12% de los 22.016 migrantes desembarcados el año pasado, el 20,8% de las 10.438 solicitudes de asilo del mismo periodo. Tampoco se habla de los 600 eritreos detenidos desde hace 1 año y 6 meses en Misratah, 200 km al este de Tripoli, en condiciones degradantes, con mujeres embarazadas y niños recién nacidos, ni a los 70 detenidos detenidos en Zawiyah durante una redada nocturna entre el 8 y el 9 de julio de 2007. Entre ellos se encuentran 150 refugiados politicos reconocidos por ACNUR, que está buscando una solución para reubicarlos. Sin embargo, el tiempo apremia y la repatriación parece cada vez más próxima. La mayoria son desertores del ejército en guerra con Etiopía. Volver a Asmara significaria para ellos la carcel, la tortura y el riesgo de condena a muerte. Lo dice Amnistía Internacional: en el año 2005 al menos 161 desertores han sido fusilados. Las comunidades eritreas de la diáspora se han manifestado por su liberación el 18 de septiembre 2007, en diferentes capitales de una Europa que a pesar de todo sigue haciendo la vista gorda.
Los flujos son mixtos. Lo admite también el Libro verde de la UE sobre asilo, si bien el derecho de asilo es la primera víctima de las politicas de seguridad y de militarización de las fronteras. Lo dice incluso Eurostat: 192.000 solicitudes de asilo en los 27 paises de la Unión Europea en 2006, frente a 670.000 solicitudes en 1992 en los 15 Estados miembros de entonces. Las solicitudes se han reducido a más de la mitad en los últimos 5 años, en el 2006 la reducción ha sido del 15%. Se trata del primer resultado del endurecimiento de medidas contra la inmigración clandestina, ultima opción para quien huye sin documentos de Irak o de Afghanistan, de Darfur o de Eritrea. Llegar a Europa se hace cada vez más dificil. Basta con leer las datos de las continuas expulsiones, por ejemplo de los puertos italianos.
Viajan escondidos en barcos para turistas que atraviesan Europa para irse a Alemania, Suecia y Reino unido y pedir asilo. Se juegan el todo por el todo; quien pierde, paga. En septiembre, según informes de agencias de prensa, 194 emigrantes han sido rechazados en los puertos italianos del Adriático; entre ellos había por lo menos 95 irakíes, 30 turcos y 19 afganos «readmitidos» en Grecia, donde su solicitud de asilo ya no es válida, lo que supone para ellos el peligro de que los expulsen a Turquia y de allí a sus respectivos países de origen. El 19 de septiembre una familia irakí compuesta de 6 miembros, los padres más 4 niños de edades comprendidas entre 1 y 8 años fue expulsada desde el puerto de Ancona. En agosto han sido rechazadas 362 personas. Sólo en el puerto de Bari, según los datos de la Policia de frontera, 850 personas (300 eran irakíes y 170 afganos) han sido readmitidas en Grecia en 2006. El 9 de abril en Bari readmitieron a 150 irakíes, en el mes de agosto sólo 120 y 43 en septiembre.
La ley italiana prevé la readmisión por vía rápida siempre bajo tutela del capitán. Sin embargo la misma ley prohíbe la expulsión a la frontera de aquellas personas que pudieran sufrir tratos inhumanos y degradantes en el país de tránsito o en el país de procedencia. Un principio ya establecido en el artículo 3 de la Convención Europea para la protección de los derechos humanos. Un principio confirmado por la resolución sobre Irak aprobada el 15 de febrero de 2007 por parte del Parlamento Europeo, donde se invitaba a los Estados de la UE a reconocer el asilo a los iraquíes, se prohibían las expulsiones de prófugos y se instaba a los países miembros a no continuar con las reubicaciones si el país interesado (en este caso Grecia) no procedía correctamente en el examen de las solicitudes de asilo de iraquíes.
Grecia no ha reconocido nunca el estatuto de refugiado político a los iraquíes. En los primeros ocho meses de este año ha detenido por lo menos a 4.500 emigrantes en las islas del mar Egeo. Muchos han sido expulsados a Turquía gracias al acuerdo de readmisión de 2001, utilizado también por los iraquíes, según lo que refiere la Organización mundial contra la tortura. En julio ACNUR denunciaba a Turquía por haber repatriado a 135 iraquíes. El 11 de septiembre una serie de redadas concluyó con la detención de 145 emigrantes (50 afganos, 21 somalíes, más otras 74 personas entre iraquíes, mauritanos, y ruandeses, georgianos, palestinos, birmanos) en Edirne e Ipsala (ciudades turcas cercanas a la frontera griega), en Izmir, frente a la pequeña isla griega de Hios, y en Estanbul.. «Serán todos repatriados» dicen las fuentes oficiales. Mientras tanto Estanbul ha empezado las obras de construcción de un muro de 473 km en la frontera iraquí con el fin de bloquear las actividades de los separatistas kurdos del PKK, bajo el consentimiento de la Ue. Siria ha bloqueado los ingresos de los prófugos iraquíes en Tanaf y Arabia Saudita ha concedido 3.200 millones de dólares para la instalación de 900 Km de alambre de espino en la frontera con Irak. Así es como disminuyen las solicitudes de asilo.
Barreras que recuerdan las de Ceuta y Melilla y evocan los fantasmas de los 17 muertos por los disparos de las Fuerzas Auxiliares Marroquíes y de la Guardia Civil en el verano y en el otoño de 2005. Dos años después, el 21 de octubre de 2007, una caravana de la solidaridad va a volver a esos lugares para homenajear a las víctimas de una guerra nunca acabada, la guerra contra la inmigración. En Ceuta 33 emigrantes de Bangladesh se han refugiado en los bosques para evitar que los repatrien. Viven escondidos desde el 18 de agosto. Dejaron su país hace tres años.
Muros y barreras se levantan incluso en la frontera oriental de la UE.
El nuevo confín pasa por Eslovaquia, Polonia, Hungría y Rumanía. Y la externalización de los controles afecta también a Ucrania. El 14 de septiembre de 2007, tres niñas chechenas, de 6, 10 y 13 años, murieron congeladas intentando atravesar a pie la frontera entre Ucrania y Polonia, junto a su madre. En Ucrania – según un informe de Human Rights Watch de 2005 – «emigrantes y solicitantes de asilo se enfrentan a abusos sistemáticos, detenciones arbitrarias en condiciones degradantes, violencia, extorsiones y repatriaciones forzosas». «El sistema de asilo – sigue explicando el informe – no funciona, y esto provoca la repatriación forzada de personas hacia países donde pueden padecer torturas y persecuciones. Human Rights Watch denuncia los acuerdos de readmisión entre los países de la Europa del Este y Kiev, que causan muy a menudo la repatriación a Ucrania de solicitantes de asilo sin haber siquiera examinado sus solicitudes. Human Rights Watch expresa particular preocupación por las repatriaciones de los refugiados procedentes de Chechenia y de Uzbekistan. De Ucrania han sido expulsados 5.000 emigrantes en 2004 y 2.346 en la primera mitad de 2005: la mitad hacia las ex-Republicas soviéticas, y la otra mitad hacia China, India, Pakistán y Bangladesh. La UE tiene conocimiento de estos informes y a pesar de todo, en el consejo de cooperación UE-Ucrania el 18 de junio de 2007, acaba de firmar con Kiev un acuerdo de readmisión que entrará en vigor a finales de este año. El informe de HRW ya tiene dos años y sin embargo los documentos más recientes que la asociación ucraniana de Pawschino ha difundido on-line lo confirman punto por punto.
Fuente: http://fortresseurope.blogspot.com/2006/01/septiembre-2007.html