Recomiendo:
0

El Salvador

Entre la herida, dolor y trauma

Fuentes: Contrapunto

Tras 20 años de finalizada la guerra no existe un sistema nacional contra el trauma de la violencia. Terminado el conflicto armado, mucho se ha hablado del impacto que dejó en las personas. El gobierno del presidente Funes dice que «ha iniciado procesos de reparación para las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos» […]

Tras 20 años de finalizada la guerra no existe un sistema nacional contra el trauma de la violencia.

Terminado el conflicto armado, mucho se ha hablado del impacto que dejó en las personas. El gobierno del presidente Funes dice que «ha iniciado procesos de reparación para las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos» ocurridos durante la pasada guerra civil, pero aún no se conoce de un programa nacional de reparación a las víctimas, después de 20 años de finalizada la confrontación.

Es decir, las heridas y el trauma dejados por la guerra civil subsisten, sin que el Estado proporcione la herramientas para su cicatrización.

Casos de violaciones a los derechos humanos: asesinatos, torturas, masacres, desapariciones forzadas…, fueron la constante en el que muchos salvadoreños tuvieron que vivir antes y durante el período de la guerra (1980-1992). A este cúmulo de heridas, dolores y traumas sin resolver del pasado reciente, se han sumado los mismos temas de la actualidad.

Asesinados, desaparecidos, torturados, masacrados… Las familias abandonadas a su suerte sin que el Estado les proporcione la ayuda para tratar de que las víctimas recuperen su difícil realidad

ContraPunto conversó con la experta internacional en atención psicosocial a víctimas de violaciones de derechos humanos, María Sol Yánez, para conocer sobre los impactos psicosociales que las personas aún padecen a causa del conflicto armado.

¿Cuál es la diferencia entre dolor y trauma?

Trauma es una herida abierta y es distinto del dolor. Alguien puede sentir dolor y no estar con trauma. Se muere un hijo y lo «no normal» sería no sentir dolor. El dolor es algo normal ante algo totalmente anormal. Trauma es cuando ese dolor se cristaliza y se queda ahí anclado y tú no puedes ir adelante y tu vida gira en torno a eso y hay aspectos de tu vida que no puedes realizar, no puedes tener proyectos de vida. Hay cosas que tú harías en una vida sana, pero no puedes porque estás anclado por una herida. El dolor es natural. El dolor va con la vida misma. El dolor es algo que si se procesa bien uno sale del dolor, uno llega a un momento que sale del dolor, siempre lo puede tener ahí pero uno sale. Si les está impidiendo su vida, ahí tenemos el trauma, algo pasa.

Cuando una persona pasa por un hecho violento, ¿implica necesariamente que se consolide en un trauma?

Trauma tiene que ver con lo que ha sucedido y cómo eso se ha desarrollado y cómo lo ha vivido la persona, son muchos factores. Si estamos hablando de violencia sociopolítica o lo que pasó con víctimas del conflicto armado y, específicamente, con violaciones de derechos humanos (desapariciones forzadas, torturas, asesinatos), el trauma está por muchos factores, no solo el pasar por un hecho violento eso te garantiza que vas a tener un trauma. Evidentemente cuando tú pasas por un hecho violento eso te impacta pero que se consolide en trauma o que se cristalice en trauma tiene que ver con muchísimos factores.

¿Qué factores influyen para que se consolide en trauma?

Uno: si eso que ha pasado se valida socialmente: Si esa persona cuando le pasa algo (por ejemplo, en caso de violaciones de derechos humanos), va y denuncia que le ha pasado lo que sea y se le escucha, se le toma nota y eso tiene un proceso de búsqueda, de investigación, luego se sanciona y hay justicia; el dolor está porque el hecho no hay quién lo quite; pero uno se siente que el dolor es validado o que es reconocido socialmente.

Si cuando pasó eso, uno denuncia y le dicen que eso no ha pasado o que es mentira, no se está validando lo que pasó. Muchas veces lo que pasa es que cuando las personas van a denunciar acaban siendo ellas mismas las culpables «¿usted en qué andaría?, «¿usted qué haría?», «¿usted dónde estaba?», «¿usted qué hizo?, entonces la víctima pasa a ser culpable. Eso, más el poco apoyo social que puede haber. Va pasando el tiempo y eso no llega a ningún lugar ahí es cuando el trauma se genera. No tanto por una condición biológica o no tanto por el impacto que ya lo es en sí, eso abre una herida, por supuesto, pero esa herida si lleva unos cauces sociales, esa herida se va procesando.

¿Cuándo se puede decir que una herida no se ha procesado o ha quedado abierta?

La herida se queda abierta y congelada prácticamente cuando no ha habido un cauce tanto social como individual. Lo que es de origen social, en este caso las víctimas del conflicto armado, se convierte en una búsqueda privada y eso todavía hace que sea más grande el tramo. No se puede hablar en general ni de violencia ni de trauma, sino que de las condiciones en esa interacción entre el individuo y la sociedad.

¿De qué manera se pueden tratar las heridas que quedan en una persona que le han asesinado a un familiar?

Bueno, en los países donde hay un conflicto armado y cesa ese conflicto armado, normalmente lo que se hace es ver qué queda de todo eso. ¿Cómo hacemos para que ese país empiece a reconstruir su tejido social? Que sea un país que se reconcilie. ¿Qué hacemos con las víctimas de ese conflicto armado?, ver si se han violado derechos humanos, que tenga otro cauce por la justicia e iniciar una política de reparación y por supuesto de apoyo psicosocial de salud.

¿Qué ha pasado en el caso de El Salvador?

¿Qué pasó aquí? Que no se hizo nada de eso. Entonces está pendiente y son muchos años. Desde el 92 que está pendiente. Los Acuerdos de Paz traen que las armas dejaron de hablar; pero las armas dejan de hablar y también imponen un silencio porque la gente ha vivido el miedo. En la guerra si hablabas o no hablas, eso cuentan las víctimas que entrevisto, podrías ser objeto de desaparición o de asesinato. Al no dar un cauce de visibilidad de que hay una ruptura entre lo que es conflicto y ahora que estamos en un tiempo de paz, donde sí las víctimas ven que hay reparación, que hay justicia que ya su historia es contada es validado su dolor, entonces eso se va abriendo y la herida puede ir limpiándose. La frase que dice «hablar de estas cosas es abrir heridas» las víctimas siempre dicen «qué heridas se van abrir si nunca se cerraron».

¿Qué acciones se deben tomar para que esas heridas puedan cerrarse?

Lo primero que hay que pensar es en un programa institucional de apoyo

psicosocial y una política integral de reparación para todo lo no resuelto, porque eso se va acumulando. Eso no se resolvió en su momento y la violencia en El Salvador va creciendo.

¿Se podría decir que hay una relación para inferir que lo no resuelto del pasado está mostrando implicaciones actualmente?

Hay una relación, no diría que es una relación total porque hay también otros factores que están influyendo en eso. Pero una de las razones es que no se resolvió el tema de la violencia después de la guerra. Muchos niños que estaban huérfanos, muchas familias desestructuradas, falta de educación, pobreza, todos los mecanismos que llevan a que un país sea violento. No se puede descargar todo sobre una explicación, sino que es múltiple. Una de las razones importantes es que este país no ha empezado a reconstruir su tejido social.

Reconstrucción del tejido social

¿Qué implica el reconstruir el tejido social?

Tejido social viene desde las comunidades, viene que todos sean incluidos; no una parte de la sociedad y la otra queda excluida, eso ha creado que siga la polarización. Aquí la gente está polarizada, unos son de aquí, otros son de allá y cuesta entrar en diálogo. Trae polarización, trae violencia y es el momento de empezar a pensar qué no hemos hecho, qué no ha hecho la sociedad salvadoreña, qué no se ha hecho desde las instituciones para que la gente confíe de nuevo en la gente y en las instituciones.

¿En el país existe un programa de reparación a víctimas o cómo evaluaría usted el papel en atención a víctimas?

A partir de las sentencias de las hermanas Serrano Cruz, de la sentencia de Contreras se está viendo esfuerzos y diálogo para iniciar eso. Se han hecho en ese sentido acciones. Se está en ello, pero no se ha abarcado a toda necesidad que hay.

¿Qué acciones se han hecho?

Se ha iniciado que las víctimas empiecen a tener salud, más que nada la gente que tiene que ver con los casos del sistema. También ha habido diálogos para víctimas. Son acciones pequeñas o aisladas a lo que tendría que ser algo integral, una política integral de reparaciones. Me imagino que se va a tender a eso, pero no podemos esperar mucho tiempo porque esta gente son personas mayores, muchas están muriendo sin saber nada. Es importante que haya una política de reparaciones. Sí están las intenciones y los diálogos, pero lleva tiempo. Ese tiempo habría que acortarlo o hacerlo lo más pronto posible.

¿Cuáles son las implicaciones a nivel personal para una persona que ha tenido un familiar asesinado o desaparecido?

Bueno, las personas que son víctimas de desaparición forzada es una tortura psicológica de las más importantes que hay, para ellas se congela la vida en el momento que desaparecen los seres. Lo primero es que cuando ellas se dan cuenta que su hijo no regresa a casa o que no está (en el caso de desaparición forzada) empieza la búsqueda, es una angustia increíble, las víctimas relatan cómo fueron a cuarteles, cómo fueron a sitios donde sabían que habían encontrado cuerpos, fueron a cementerios, fueron a todas partes, fue una búsqueda incansable día y noche hasta que van viendo que nadie da respuesta, nadie les ayuda, nadie dice nada, entonces ahí la vida se congela.

¿Cómo se refleja eso que usted menciona que «la vida se congela»?

Ellas (las personas) cada día se despiertan pensando si esa persona ese día la van a encontrar o si va aparecer. La desaparición forzada te deja esperando, no puedes concluir un duelo porque no sabes si está muerto o vivo. El hecho de que digas «igual y está muerto» recae sobre ti, el decidir si está vivo o muerto, eso es una decisión privada cuando es algo social. Los desaparecidos tienen que ver con violencia social, no tiene que ver con algo privado. Ellas ni siquiera pueden decir que está desaparecido porque la contestación sería «en algo andaría», justifican eso con la desaparición de una persona, cuando eso es un crimen de lesa humanidad, nadie puede hacer desaparición forzada.

A nivel físico, dentro de los efectos que esto trae para la persona, ¿Cuáles podrían ser?

Físicamente también tienen problemas: no pueden dormir, siempre están sobresaltadas, están viviendo en un momento congelado y eso lo que hace es que no puedes tener un proyecto de vida porque siempre estás ahí. Además no solo la persona, es toda la familia, los niños que son pequeños muchas veces las madres por la búsqueda han tenido que dejarles con la abuela, han estado menos atendidos, no pueden tener espacios de felicidad porque siempre están pensando en la persona que desapareció o que la asesinaron, porque a muchos que asesinaron tampoco vieron el cuerpo.

Fantasear cómo sería por ejemplo, en el caso de los desaparecidos, ¿dónde estará? Al no haber una explicación lógica, ellos empiezan a pensar «bueno si yo hubiera podido hacer algo», esa culpa. Se quedan pensando qué pudieron haber hecho ellas como madres, porque son madres, y eso es muy injusto porque ellas no hicieron nada, simplemente los desaparecieron, es una responsabilidad del Estado no responsabilidad privada.

Para las personas que saben que su familiar fue asesinado, ¿qué pasa después en la vida de esas personas?

Bueno, hay diferentes niveles. El trauma de la violencia no se puede generalizar, hay que ver qué pasó ahí. Pero, si no ha habido una explicación de los hechos, de cómo sucedió, si no han podido enterrar bien a su ser querido con una validación social de eso, si eso no ha podido realizarse, entonces el duelo es un duelo inconcluso y alterado. Si no están claras cómo murió, quién lo hizo uno tiene siempre ese dolor ahí y si encima hay impunidad y falta de justicia, eso se vive con muchísimo más dolor porque como que se está legitimando algo que tú sientes que es injusto.

¿Se podría hablar de diferentes niveles o tipos de trauma?

Lo que hay son maneras distintas de afrontar el dolor, pero a quiénes les duele más y a quiénes menos, eso no. La explicación de que un trauma se cristalice o no viene dado por la manera en que se hizo y qué pasó después, pero no se puede cuantificar. Yo no hablaría de niveles, ni de números. Hablaría de cómo se procesa mejor o no, si hay unas causas que te ayudan a procesar ese dolor o hay unas causas que te lo están impidiendo, yo hablaría desde ahí.

¿Qué significa «procesar el dolor»?

Tiene que ver con cómo tú puedes vivir con ese dolor. El dolor de perder un hijo no te lo quita nadie, ni ningún profesional ni nada; has perdido un hijo y eso tiene un dolor muy importante. Ahora, cómo tú ese dolor lo colocas en tu vida para seguir viviendo ahí está la diferencia. No hablaría tanto del individuo como trauma, sino cómo procesa esa persona el dolor para que pueda seguir con su vida. Lo que estoy viendo son los indicadores que están haciendo que ese trauma se cristalice y normalmente esos indicadores tienen que ver con lo social, no tanto con la persona. Lo que pasa es que el proceso del dolor lo tienen impedido.

¿Qué aspectos intervienen para que las personas tengan impedido ese proceso del dolor?

No han podido hacer un duelo, nadie les ha explicado qué pasó, no han podido enterrar a su ser querido, eso es un trauma importante. Pero aparte del trauma que tiene como individuos también habla de la sociedad porque una sociedad que está dejando que un ciudadano suyo esté en esas condiciones es una sociedad enferma, porque normalmente lo que hay que velar es que todos los ciudadanos tengan bienestar, tengan calidad de vida, no dejar que estén sufriendo en esas condiciones cuando podemos aliviar eso.

¿Qué factores influyen para que el dolor se procese de la mejor manera?

Si se esclarecen los hechos, hay justicia, puedes enterrar dignamente a tu persona, sabes lo que pasó, te dicen cómo pasó; el dolor está ahí, pero se procesa mucho mejor. No sería tanto la diferencia en el dolor, porque un ser querido cuando muere duele igual. Cómo procesas tú el dolor o cómo puedes vivir tú con ello ahí está la diferencia.

Sociedad enferma, con trauma

En El Salvador, ¿tenemos una sociedad enferma?

Ignacio Martín Baró decía que la estructura enferma es la que enferma al individuo, una estructura que está enferma es la que hace que los individuos estén enfermos. No es que los individuos tengan una patología individual, sino que las condiciones que ponemos en la sociedad van a hacer que esa persona esté sana o enferma. Las condiciones que ha habido en El Salvador no enferman a los individuos.

A nivel de la sociedad, ¿Qué repercusiones trae?

Lo que ellos quieren es saber qué pasó y quieren justicia. Lo que quieren es que esto no vuelva a pasar nunca más. Ellos siempre dicen «yo no desearía a nadie que le pasara lo que a mí me pasó». Es un dolor profundo, ellos están luchando por los cauces naturales y que están en un Estado democrático que es la justicia, pero cuando se choca contra la justicia está pasando algo, cuando tú has visto con tus propios ojos que ha pasado algo y tú dices «ayúdenme con mi hijo desaparecido» y nadie te ayuda, desde la institución, eso es lo que a ellos les choca, pero ellos siguen.

¿Cómo se puede ayudar a las personas, hay algún tratamiento?

Son varias cosas. La persona tiene que querer entrar a un proceso terapéutico, no hacemos nada dando solo terapia, tenemos que poner las condiciones en la sociedad porque si no estamos resolviendo algo que es la mitad o una parte, la persona tiene que fortalecerse, que ayudarse, que alguien le ayude con el dolor que tiene. Ese dolor es parte de lo que se le está negando en la sociedad, si en la sociedad se sigue negando y por otro lado se da terapia no estamos solucionando el problema. Lo que se está demandando es que del otro lado se pongan las medidas para que ellos puedan validar su dolor.

¿En qué consiste su trabajo como perito en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)?

Como perito hay que evaluar los aspectos psicosociales, la experiencia es que las víctimas se sienten reconocidas al hablar de sus dolores, de lo que ellas quieren como reparación eso también les da otra dimensión y es importante. Lo ideal sería que hubiera justicia en los países y no hubiera que acudir a otras instancias, pero también es bueno que haya esas instancias porque de alguna manera hay un lugar donde se pueden tomar estas reparaciones y las sentencias de la Corte son vinculantes por lo cual los Estados tienen que hacerlo. El Sistema Interamericano me parece importante cuando en los Estados no se está respetando los Derechos Humanos.

¿En relación a los casos de violaciones a derechos humanos que llegan a la CIDH, qué ha podido observar?

Los casos llegan al sistema cuando en los países no se ha podido hacer nada. El requisito para llegar a la Corte es que en el país no se ha hecho nada con ese caso, por lo que yo he podido ver a las víctimas se les valida su dolor, les escuchan, para ellos el hecho de todo el proceso es reparador porque ven que sí importa, qué es verdad y que se les está escuchando, en ese sentido les fortalece, lo pasan mal porque es volver a revivir todo, tienen que contar lo que pasó pero por otro lado les están validando su dolor. Les están escuchando y eso es importante.

Por otro lado las sentencias de la Corte contribuyen a que los Estados puedan tomar medidas que facilitan o favorecen a la reconstrucción del tejido social. Son medidas colectivas que lo que hacen es avanzar para los Estados democráticos y sobre todo a los Derechos Humanos.

¿Cómo ayuda, el llegar a estas instancias como la CIDH, al proceso de reparación del dolor?

Como dicen las víctimas nadie me va a devolver a mi hijo, eso es irreparable, ellas lo dicen. La muerte, la pérdida de un hijo eso es irreparable. Pero si se pueden poner condiciones para validar su dolor, para que eso tenga una memoria histórica, que eso no vuelva a pasar que a otra madre no le desaparezcan a su hijo ni lo maten y en esa reconstrucción podemos poner las semillas de un futuro para El Salvador. El dolor de la pérdida nadie te lo quita, pero sí se puede aprender a vivir con ese dolor si hay condiciones que te ayudan. Muchas veces la Corte ordena que se investigue lo que pasó y eso es bueno para que también se sepa la verdad. La verdad es una cosa importante para procesar el dolor. Saber qué pasó, eso tranquiliza; porque si no, está uno siempre pensando «cómo sería» «cómo fue» «qué le hicieron», el hecho de conocer la verdad, ya sabes lo que pasó, ya está.

Por muy doloroso que pueda ser, ¿el no conocer la verdad es un tormento?

Es un tormento porque se fantasea, igual pasó de otra manera. El hecho de saber la verdad lo que hace es que ya está, no estás imaginando. Por ejemplo las madres desaparecidas a veces van en el bus y ven a alguien que se parece a su hijo (porque todo mundo tiene a alguien que se parece), ellas constantemente ven signos. Si tú sabes que tu hijo ya no está, lo has podido enterrar y sabes lo que le ha pasado tú estás tranquila, no estás soñando. Hay personas que tienen todavía la habitación como estaba por si regresa, eso es un tormento es una tortura. En cambio si tú sabes la verdad puedes empezar con tu vida, si no sabes la verdad te quedas congelada en el momento que pasó.

¿Cuáles son algunos indicadores para saber que esa herida aún no ha sanado?

Una persona que no tiene proyecto de vida, que todo gira en torno al pasado, no se proyecta, no crea, todas estas personas están en el pasado pero no es pasado, es presente. Ellas hablan de eso como que fuera ayer y han pasado 30 años, eso es una herida abierta porque es a día de hoy, pero les impide hacer otro tipo de cosas porque están resolviendo eso. Pasan 30 años y es como que ayer fue el día que se lo llevaron o que lo asesinaron. En el día a día son personas que se sobresaltan mucho si ven algún signo de la guerra, cuando oyen helicópteros o ven botas de militares, hay signos que enferman, se sobresaltan. Insomnios, se acuerdan constantemente de lo que pasó. Son muchos factores que se puede ver que la persona está con la herida abierta.

¿En qué consiste la atención psicosocial?

La atención psicosocial tiene que ver con el acompañamiento y fortalecimiento de las víctimas.

¿De qué manera ayuda la atención psicosocial a las personas que han tenido un impacto o que esa herida aún no ha podido cerrarse?

Una para recobrar su dignidad y su lugar en el mundo, validar su dolor, acompañar y ver qué factores están incidiendo en ese dolor y por lo tanto acompañar también todos los procesos en que la víctima quiera insertarse. Si de repente quiere ir a un proceso judicial, hay que acompañarla; pero nunca hay que dirigir a la víctima ni nunca hay que decirle qué tiene que hacer o no. El acompañamiento psicosocial tiene que ver con fortalecerla, dignificarla y trabajar con ella aquellos aspectos que le duelen y ver dónde está el foco. Normalmente, en problemas de violaciones a los derechos humanos, estos tienen que ver mucho con lo no resuelto en lo social.

¿Qué actividades se pueden realizar para que las personas se sientan fortalecidas y superen la situación que han vivido?

Es muy bueno que se junten entre ellos, que haya grupos de apoyo mutuo porque lo que a ti te ha pasado le ha pasado a otro y eso se comparte porque ha habido mucho silencio. La gente no hablaba de lo que le dolía de lo que pasaba por miedo. El hecho que haya espacios donde ellos puedan juntarse y puedan hablar de lo que les pasa y hacer acciones conjuntas, eso les alivia bastante. Por ejemplo hacer actos simbólicos del aniversario que se lo llevaron, hacen una misa juntas, hacer actos simbólicos de recuerdo, eso también les alivia. Pero también acciones para que eso esté en agenda de la sociedad, para que no se olvide porque uno cuando habla de las víctimas de la guerra es como «dejen ya eso». Para ellas no es «dejen eso» porque es actual, ellas no lo han resuelto, pero no lo han resuelto ellas porque tienen la obligación de resolverlo individualmente es que no se ha resuelto desde la institucionalidad ni desde lo social y ese es el problema.

¿Cómo debe ser el proceso para superar el dolor?

Primero que se reconozca lo que pasó, saber la verdad, como primer paso. Segundo paso si ellas quieren justicia, ellas dicen nosotros queremos perdonar pero saber a quién perdonar. Tiene que haber un proceso de justicia porque es lo que ellas piden. Y tercero, aquellas personas que necesiten fortaleza para salir adelante porque no tienen herramientas que se les pueda acompañar en un proceso más terapéutico. Pero hay que poner las bases fuera al mismo tiempo que las individuales, no se puede hacer por separado.

En el país, ¿hay algún programa de atención psicosocial?

No, no hay. En estos momentos no hay. Sé que se está hablando para que esto se pueda hacer, sobre todo con las sentencias de la Corte. Pero que haya un programa para víctimas de violaciones, eso es lo que están pidiendo, pero no hay.

¿Cómo podrán hacer esas personas para sanar si no hay un programa?

Bueno, esa pregunta también me la hago yo.

Para finalizar, ¿Tiene usted conocimiento de experiencias de otros países de las medidas de reparación que han implementado para la reconstrucción del tejido social?

En otros países lo que ha habido es un reconocimiento de lo que pasó y políticas de reparación. Por ejemplo Argentina empezó, Chile empezó, Colombia ahora tiene una ley de víctimas. Son países que están haciendo algo con toda esa población que ha sufrido. Hay muchos ejemplos de los que se pueden mirar. Todos han tenido un reconocimiento y han empezado una política de reparación. Yo creo que El Salvador tiene que ponerlo en agenda, este tema es tan importante como otros. Esto está influyendo en las demás cosas. Si no se hace una reconstrucción del tejido social esto va a continuar.

Fuente: http://www.contrapunto.com.sv/derechos-humanos/el-salvador-entre-la-herida-dolor-y-trauma