Soy una ciudadana española que está viviendo con mucha preocupación la situación de Venezuela, viendo que la oligarquía local no solo se ha dedicado a utilizar su gran poder económico para propiciar el desabastecimiento del país, sino que está usando todos los medios violentos a su alcance, que son muchos, para crear una situación de […]
Soy una ciudadana española que está viviendo con mucha preocupación la situación de Venezuela, viendo que la oligarquía local no solo se ha dedicado a utilizar su gran poder económico para propiciar el desabastecimiento del país, sino que está usando todos los medios violentos a su alcance, que son muchos, para crear una situación de caos político, económico y humano contra un presidente elegido directamente por los ciudadanos, y no por el parlamento. Por eso, me sorprende que la Unión Europea tome la decisión de no reconocer la Asamblea Nacional Constituyente electa el domingo pasado en Venezuela, tomando un claro partido por la actual oposición que no ha respetado nunca los resultados electorales cuando ha ganado el Partido Socialista Unido de Venezuela, ni con el actual Presidente Nicolás Maduro, ni con el anterior Presidente Hugo Chaves.
Y me preocupa, Señora Mogherini, porque América Latina ha sufrido históricamente la intervención de los Estados Unidos a favor de golpes de estado militares y es difícil creer que, atacando al Presidente Nicolás Maduro, se está defendiendo la democracia. En todo caso, se está defendiendo que el Estado de Venezuela no intervenga en la economía para gestionar sus propios recursos y conseguir un reparto más equitativo de la riqueza en el conjunto de la población.
Resulta inquietante para la democracia ver como se está tergiversando la realidad, convirtiendo la información veraz en una escalada propagandística para conseguir que Venezuela, como Argentina y Brasil que han dejado de ser «noticia», vuelva por la senda del neoliberalismo económico.
Lamento muchísimo que el gobierno de mi país esté pidiendo en Europa el derrocamiento del Presidente de Venezuela, mientras nos aplica a los españoles la «Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana» (llamada popularmente «Ley Mordaza») que aumenta considerablemente la arbitrariedad de la Administración a la hora de sancionar a los ciudadanos, eliminando el control judicial. También tengo que decir que más de 600.000 hogares españoles subsisten sin un solo perceptor de ingresos y la tasa de paro supera el 40% entre los jóvenes españoles de 20 a 25 años, mientras el IBEX 35 (los más ricos de España) obtendrá un beneficio neto de 44.200 millones en este año (una subida del 20%). Por otra parte, España sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental donde se está produciendo una constante y dura represión contra el pueblo saharaui por parte de la monarquía de Marruecos, socio preferente de la UE, sin que el Gobierno español haga nada al respecto. Por todo ello, también es difícil creer que el gobierno de mi país defienda la democracia y el bienestar del pueblo venezolano.
Por último, quiero recordar a la Unión Europea que las intervenciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea en Irak, Libia, Siria y otros, en contra de sus máximos dirigentes, no han mejorado la vida de sus habitantes. Han destruido esos países y las vidas de sus habitantes, y han traído la inseguridad a los países de la Unión Europea.
María Dolores Puig Barrios. Educadora social jubilada.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.