La paciencia y la tolerancia de algunos habitantes de Lampedusa se acabó ayer. Varios pescadores remolcaron embarcaciones empleadas por inmigrantes y las anclaron en la bocana del puerto para impedir que las motonaves que socorren a los migrantes se hicieran a la mar. Actualmente hay dieciocho mil quinientas personas en la isla. Sin estructuras de […]
La paciencia y la tolerancia de algunos habitantes de Lampedusa se acabó ayer. Varios pescadores remolcaron embarcaciones empleadas por inmigrantes y las anclaron en la bocana del puerto para impedir que las motonaves que socorren a los migrantes se hicieran a la mar. Actualmente hay dieciocho mil quinientas personas en la isla. Sin estructuras de acogida, muchos migrantes duermen al aire libre en el puerto, sin duchas, sin mantas, sin información. 2.000 migrantes llegaron en las últimas 24 horas. Los migrantes son actualmente más que los lampedusanos. El Centro de Identificación y Expulsión sólo tiene capacidad para 800 personas. El miércoles por la tarde, seis barcos, con una capacidad total para 10.000 personas, llegarán a Lampedusa para trasladar a todos los migrantes que siguen en la isla. Lo anunció el Comisario especial para la emergencia humanitaria, el prefecto de Palermo, Giuseppe Caruso. Italia repartirá los migrantes por 13 áreas militares abandonadas, cobijándolos bien en cuarteles militares bien en campamentos de tiendas de campaña. En uno de ellos, el de Manduria (Apulia), los vecinos ayudan a la policía a vigilar los campamentos de tiendas haciendo rondas incluso de noche, alguno hasta con perros.
Laura Boldrini, portavoz de ACNUR, afirmaba hace días que «Lampedusa ha sido siempre un lugar de primeros auxilios y de tránsito. Transformar esta isla en una suerte de aparcamiento de migrantes significa romper este equilibrio y crear una emergencia que se podría evitar respetando la vocación de la isla mediante rápidos traslados a otras localidades».
Parece obvio que la táctica adoptada por el gobierno italiano para afrontar la llegada de migrantes ha sido dejar que se agotara la paciencia de los lampedusanos y de los migrantes en lugar de afrontar la situación con los procedimientos de acogida ya rodados en años anteriores. Angelo Miotto, de Peace Reporter, recuerda que el pasado 14 de febrero el ministro de Interior, Roberto Maroni, anunció que se esperaba un «éxodo bíblico». 44 días después llega la respuesta del gobierno italiano: campamentos de tiendas y naves para transportar a tierra firme a los migrantes encerrados en la isla. ¿Por qué se ha esperado tanto? ¿Por qué no se ha intensificado un modelo de acogida que funcionaba bien según ACNUR? Porque Lampedusa tenía que estallar. Convenía que estallara para tener argumentos con que negociar la situación con los países del norte de Europa, que se lavan las manos. (Y a Silvio Berlusconi le convenía que hubiera una noticia que desplazara del centro de atención su carrusel de casos judiciales pendientes). El cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal italiana, rompió el largo silencio de la alta jerarquía eclesiástica sobre esta situación (también sobre Libia han tardado en exponerse), diciendo que se necesita la ayuda generosa de todas las regiones de Italia pero también de la Europa comunitaria.
Quienes no se lavan las manos son los activistas de Welcome que están trabajando en Lampedusa. Este es su llamamiento.
Libertad para la isla de Lampedusa.
Libertad para los migrantes en Europa
Estamos en Lampedusa y hacemos un llamamiento a todo el mundo para que se vengan hasta aquí con el fin de comenzar un relevo desde toda Italia para asegurar nuestra presencia en la isla de modo que podamos narrar estas horas estando al lado de los miles de hombres y mujeres, migrantes y lampedusanos, que el Gobierno italiano tiene como rehenes, víctimas, una vez más después de 10 años, de la decisión de utilizar esta tierra para espectacularizar la frontera sur de Europa.
Lampedusa es una prisión, no por el número de llegadas, sino porque el gobierno ha optado por crear esta situación de emergencia para convertir a los inmigrantes que han desembarcado en clandestinos, desafiando todas las reglas y todas las garantías mínimas de la persona y su dignidad.
Espera, detención, reclusión, expulsión: este es el único lenguaje que hemos visto y oído emplear, cuando en realidad, para aliviar la situación, sería suficiente con reconocer que los migrantes han desafiado los límites de Europa, la libertad de ir y venir, de elegir dónde alojarse a través del instrumento de la protección temporal.
En cambio, mientras la isla sufre, la fábrica de la clandestinidad funciona a toda máquina: traslados fantasma, detenciones arbitrarias, reclusiones encubiertas como acogidas, y luego ya son diez mil los inmigrantes que ya salieron de Lampedusa a los que han dispersado más que acogido, a quienes han consignado a un destino de chantajes, libres de ser invisible, obligados de nuevo a la violencia de la frontera para llegar a otros estados europeos.
Hacemos, por ello, un llamamiento a todos desde aquí, desde la isla prisión, para crear juntos un turno de relevos para acompañar a los habitantes de Lampedusa y a los migrantes. Para decir lo que está pasando y construir desde abajo, de norte a sur, desde Lampedusa a Ventimiglia, de Mineo a Gradisca, una gran campaña para la protección de los migrantes y la libertad de circulación en Europa, en contra de la detención y a favor de la acogida, desde ahora y en vista de la amplia movilización del día 2 de abril.
Porque vacíen inmediatamente la isla prisión
Por la acogida y la libertad de circulación de los migrantes en Europa
Porque la única solución es la protección.
Welcome Lampedusa
Contacto Welcome: 345 7583902.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR