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A propósito del avance de la ultraderecha

Europa cría cuervos

Fuentes: Rebelión

Cuando en las elecciones europeas de 2004 hubo que dar una explicación a la altísima abstención en los países de Europa del Este, se recurrió a la siempre socorrida «falta de información» del electorado. Cinco años después vuelve a ser la abstención la protagonista de la jornada en toda Europa. Y vuelven a ser escandalosos […]

Cuando en las elecciones europeas de 2004 hubo que dar una explicación a la altísima abstención en los países de Europa del Este, se recurrió a la siempre socorrida «falta de información» del electorado. Cinco años después vuelve a ser la abstención la protagonista de la jornada en toda Europa. Y vuelven a ser escandalosos los niveles de participación, sobre todo en la Europa del Este: Polonia (27,4%), República Checa (27,84%), Lituania(20,88%), Eslovenia (28,2%), Eslovaquia (19,64%) y Rumania (27,21%). Por no motivar, Europa no motiva ni a los euroescépticos organizados del partido Libertas, cuyo líder, el empresario irlandés Declan Ganley, no obtendrá ningún escaño.

El déficit democrático debido a la abstención se traduce además en la avanzada preocupante de la extrema derecha ultranacionalista, euroescéptica y xenófoba en diez países -Austria, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Hungría, Italia, Países Bajos, Rumanía y Gran Bretaña-. (Se diría que la misma deriva que lleva a muchos musulmanes a votar a fundamentalistas islámicos conduce a muchos europeos a votar a xenófobos y neonazis). Pese a que el Frente Nacional de Le Pen en Francia y el Vlaams Belang flamenco pierden empuje, es obvio que muchos electores votaron con saña contra los últimos de la pirámide social. La Liga Norte confirmó su éxito de las europeas (8 escaños) además de en las elecciones administrativas y municipales de ayer en Italia. Ese 16,5% del UK Independence Party, partido ligado al del antimusulmán holandés Geert Wilders, ese 18% de las extrema derecha austriaca, el 15% del movimiento paramilitar de reminiscencias neonazis en Hungría, el movimiento antiinmigrantes danés (2 escaños); los finlandeses «verdaderos» del Perussuomalaiset preocupan nada menos que al presidente del Partido Popular Europeo, Wilfred Martens, que declara: «La gran lección para los grupos políticos que construimos Europa -el PPE, los liberales y los socialistas- es que hoy tenemos una tarea imperativa y crítica: preservar la estabilidad política y cargar con la responsabilidad». «Estos grupos debemos unirnos y aplicar nuevas reformas», afirmó Martens. Los ideólogos de esta Europa no de ciudadanos sino de súbditos deberán encarar ahora las consecuencias del déficit democrático que sufre Europa desde su nacimiento: la falta de participación ciudadana en la construcción de Europa ha generado un criadero de cuervos que comerán los ojos de Europa, a menos que como sugiere el presidente del PPE todos los grupos al alimón frenen el rebrote de la ultraderecha. PPE y PSE más los liberales deberán unir fuerzas para sacar adelante el maltrecho Tratado de Lisboa. PPE y PSE votarán juntos muchas veces más, lo que hará que muchos votantes del PSE acaben prefiriendo el neoliberalismo DOC de la derecha que la socialdemoracia «light», si bien  se empieza ya a adivinar que el PSE tratará de seguir la estela de los Verdes para intentar colmar el vacío ideológico que padece en la actualidad.

La izquierda, por su parte, poco conseguirá de presentarse inexplicablemente desunida, como en Italia, donde podían haber sumado otros cuatro escaños. Pero sobre todo, poco logrará de no articular un discurso político coherente a la vez que valiente que pretenda cambiar esta democracia griega de señores europeos que votan y esclavos inmigrantes a los que no se les deja.