Mientras los líderes de los países más ricos del mundo continuaron ayer sin ponerse de acuerdo sobre el cambio climático o el precio del petróleo y los alimentos, la Comisión Europea tomó la iniciativa con una sorprendente propuesta. Se trata de utilizar el dinero ahorrado de la Política Agrícola Común (PAC) para crear un fondo […]
Mientras los líderes de los países más ricos del mundo continuaron ayer sin ponerse de acuerdo sobre el cambio climático o el precio del petróleo y los alimentos, la Comisión Europea tomó la iniciativa con una sorprendente propuesta. Se trata de utilizar el dinero ahorrado de la Política Agrícola Común (PAC) para crear un fondo que ayude a los agricultores africanos a superar la crisis.
«La Unión Europea puede dar un verdadero impulso a la agricultura de los países en vías de desarrollo», dijo ayer en Japón el presidente de la Comisión, Jose Manuel Durao Barroso, durante la reunión del G-8 (el grupo de países más industrializados y Rusia).
Bruselas calcula que del presupuesto anual de la PAC -55.800 millones de euros en 2008- se pueden ahorrar 750 millones este año y 250 millones en 2009. Esos ahorros se dedicarían a medidas como la compra de semillas, fertilizantes u otras actuaciones que potencien la agricultura en los países pobres.
La medida es chocante si se tiene en cuenta que la PAC y sus subvenciones a los agricultores europeos son uno de los factores que distorsionan los mercados e impiden que los productos africanos puedan competir en igualdad y acceder al mercado europeo. Los países africanos llevan años pidiendo sin éxito el fin de las subvenciones, y la cuestión mantiene inconclusa la ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio. Ahora, Europa ha propuesto usar el remanente de una política con nefastas consecuencias para África para ayudar a África.
Causante de los problemas
«Es un poco sorprendente», dijo a Público el responsable del área de Justicia Económica de Intermón Oxfam, José Antonio Hernández. «Cualquier incremento de la ayuda a la agricultura nos parece positivo, pero lo necesario es avanzar en la reforma de la PAC, que es en parte la causante de los problemas actuales, ya que ha desincentivado la producción agrícola africana», explicó.
Según Hernández, la ayuda al desarrollo mundial dedicada a la agricultura ha caído a la mitad desde 1980, y en la actualidad se dedican entre 3.000 y 4.000 millones de dólares anuales. Las subvenciones a los agricultores del conjunto de los países ricos ronda los 240.000 millones de dólares anuales.
Otros activistas dieron la bienvenida a la iniciativa. «Hay muchas cosas de la políticas agrícolas europeas que no son estupendas para África pero éste es un paso muy positivo», dijo a Reuters Oliver Buston, portavoz de la campaña antipobreza One.
El Banco Mundial estima que se precisan al menos 10.000 millones de dólares (unos 6.392 millones de euros) para contener a medio plazo la actual crisis alimentaria, por lo que la cantidad propuesta por la UE supondría una sexta parte de esa suma.
Ayer, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reclamaron al G-8 «resultados» para afrontar la crisis alimentaria. «No se necesitan más promesas», apuntó Ban. El jefe de la ONU pidió al G-8 que no dé marcha atrás en los compromisos adoptados en anteriores cumbres, como el aumento de la ayuda a África prometido en 2005 en Gleneagles.
África fue una de las protagonistas de la jornada de ayer. Siete líderes africanos -los mandatarios de Etiopía, Argelia, Ghana, Nigeria, Senegal, Suráfrica y Tanzania- se reunieron con el G-8.
«Pusieron un énfasis absoluto en la necesidad de que los países del G-8 cumplan con sus compromisos en cuanto a la ayuda al desarrollo y a la salud», indicó un portavoz del Gobierno estadounidense.
Pero los presidentes africanos no tienen tampoco la misma autoridad que en la cumbre de 2005. Los de Etiopía y Nigeria fueron elegidos en elecciones consideradas fraudulentas por los observadores de la Unión Europea, y el surafricano arrastra una imagen de complicidad con el dictador de Zimbabue, Robert Mugabe.