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Italia

Fin de ciclo

Fuentes: Sin Permiso

El escenario político de los últimos años está llegando a su agotamiento. No será fácil alumbrar uno más decente, dada la enorme bajeza, institucional y cultural, a la que hemos llegado debido a la responsabilidad de muchos, quizá de todos, al perseguir una transición hacia un segunda república que, en ausencia de un proyecto de […]

El escenario político de los últimos años está llegando a su agotamiento. No será fácil alumbrar uno más decente, dada la enorme bajeza, institucional y cultural, a la que hemos llegado debido a la responsabilidad de muchos, quizá de todos, al perseguir una transición hacia un segunda república que, en ausencia de un proyecto de cierto grosor, ha quedado tan sólo en el intento de minar letra y espíritu de la Constitución de 1948: barra libre a un mercado estilo ley de la jungla, concesiones sin límites a un propiedad sin valentía, demolición, y posiblemente fin, de todo derecho social. Resultado: un decisionismo granujiento, a sumar a la tradición nacional de evadir en todo lo posible la ley y el fisco.

En este marco, el ascenso fulgurante de una figura como la de Silvio Berlusconi posee toda su lógica. No solamente se ríe de nosotros a través de sus proezas sexuales -guinda final puesta sobre el pastel de la ley de seguridad más indecente de Europa-, una vez perdido aquel respeto que en la posguerra conseguimos conquistar para nosotros con esfuerzo. Es tal el embarazo que rodea a Italia, que hasta nos hemos salido de las estadísticas habituales; no somos siquiera una anomalía; somos como para no tomados en serio

Los chirridos se perciben a derecha e izquierda. Sobre la izquierda es incluso capcioso volver; se la llama extrema sólo porque presta cierta atención a los sufrimientos del trabajo y muestra una cierta sensibilidad ante la zozobra de las consciencias. Pero no está en condiciones de salir, por una parte, de la reiteración formularia de Ferrero y de Filiberto, y por la otra, del excesivo silencio de un Vendola convertido en objeto de tiro al blanco regional

No es posible que esperemos del Partido Democrático ni tan si quiera una puesta al día del keynesianismo a la altura de 2009: la crisis está por entero en las manos de quienes la han provocado, y los que van cargar con el gasto son las clases más débiles y los trabajadores de todo tipo debido al descenso continuo de la ocupación. Esto no es sólo un problema nuestro, también Obama se encuentra en peligro atorado como está entre el corporativismo de la sociedad norteamericana y la herencia cada vez más envenenada del Oriente Medio. En conclusión, «izquierda», palabra que creíamos inutilizable por su blandura, se ha convertido incluso en símbolo de extremismo. Tampoco el PD la pronuncia sin pedir excusas, cosa que no ocurre ni siquiera en la SPD, por no hablar de la Linke. Respecto de Bersani , no recordaremos, precisamente, los vuelos de ese su pensamiento, contundentemente aburrido a fuerza de buen sentido emiliano, y de Franceschini conservaremos el recuerdo del esfuerzo de un democristiano decente por retener junto a los DS a un sector católico adulado por cantos de sirena procedentes de todas partes

Esta incombustibilidad de los católicos es el único proceso que emerge con cierta claridad, junto con la crisis del ciclo berlusconiano. Como ocurre con los personajes de su tipo, el suyo será un final agitado, con coletazos. Pero su bloque se ha roto

La opción del cavaliere a favor de la Liga -única verdadera tendencia de fascismo, localista y con otro maquillaje- ha puesto a Fini en el brete de tener que adoptar una posición de desafío, en nombre de una derecha menos obscena, a la que no le será muy fácil representar; aunque ciertamente lo pone todo de su parte. Si la ex-Forza Italia no sabe a dónde mirar, AN está dividida entre él y un Gasparri que lo desafía. Lega y PDL han entrado en conflicto con la Iglesia (¡ellos, que se habían amado tanto!) por culpa de las intemperancias del cavaliere y de Feltri: tan pagados de sí mismos, que mandaron la prudencia a hacer puñetas

Y así, de forma difusa, reaparece el deseo de un partido católico, tanto entre quien se encuentra incómodo en el PD, como entre quien se encuentra incómodo en el PDL, a través de Casini. Italia sigue repitiendo la partición tricolor, con un rojo cada vez más desvaído, un blanco cada vez más sucio y un verde dispuesto a hacerle el juego, no a la Liga, sino al Vaticano.

Creo que hubiera podido decir «tanto ruido, para nada», de no ser porque el suicidio del PCI y del PSI han entregado a manos de la derecha el as del centro. Es curioso que el país donde más han durado los coletazos del sesenta y ocho esté destinado a ser de escasa o ninguna importancia para Europa.

 

Rossana Rossanda es una escritora y analista política italiana, cofundadora del cotidiano comunista italiano Il Manifesto. Acaba de aparecer en España la versión castellana de sus muy recomendables memorias políticas: La ragazza del secolo scorso [La muchacha del siglo pasado, Editorial Foca, Madrid, 2008]. Rossana Rossanda es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO .

Traducción para www.sinpermiso.info : Joaquín Miras

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2752