Francia inició un acercamiento a Cuba en el marco de la recepción que ofreció su embajada en La Habana por el 14 de julio, a la que fue invitado el canciller Felipe Pérez Roque, gesto que pareció apartar a París de los consensos de enero cuando Europa suspendió las sanciones hacia el país caribeño. «Respetuosa […]
Francia inició un acercamiento a Cuba en el marco de la recepción que ofreció su embajada en La Habana por el 14 de julio, a la que fue invitado el canciller Felipe Pérez Roque, gesto que pareció apartar a París de los consensos de enero cuando Europa suspendió las sanciones hacia el país caribeño.
«Respetuosa de sus compromisos europeos Francia busca hoy abrir un camino favorable al desarrollo de diálogos francos y constructivos», dijo la víspera la embajadora Marie-France Pagnier durante el agasajo al que asistió Pérez Roque al frente de una delegación oficial política y cultural.
«Ha llegado la hora de procurarse medios honestos, valientes, algunas veces difíciles y dolorosos para establecer las bases de este diálogo», añadió la diplomática.
Francia se convirtió así en el primer país de la Unión Europea en invitar a funcionarios cubanos a sus recepciones luego de que el bloque suspendiera hasta el 2006 las sanciones contra el gobierno caribeño a raíz de la situación humanitaria.
La mayoría de los estados UE se habían mostrado proclives a invitar ahora a sus fiestas sólo a connacionales y diplomáticos al levantar las medidas que incluían la irritante para La Habana de sumar a sus convites a los disidentes, «mercenarios» para el gobierno caribeño.
La UE aplicó las sanciones en junio de 2003 a continuación de los encarcelamientos de 75 activistas y los fusilamientos de tres secuestradores de una lancha con pasajeros.
«Hay ocasiones en las que un acto de presencia dice más que una palabra creo que hoy es uno de esos días», afirmó Pérez Roque, quien dialogó con prensa francesa presente en la reunión.
Tras reiterar que las relaciones entre Bruselas y La Habana deben basarse en el «respeto recíproco» el canciller valoró como un «gesto» de Cuba su presencia en el ágape galo.
No obstante -aclaró- «lo que vemos hoy es sólo el comienzo de un largo camino para el que Cuba está preparada, no sé Europa, porque es un camino que entraña riesgos».
«Una política independiente que se proclame hacia Cuba hoy chocará con los intereses hegemónicos de Estados Unidos, hay que ver si quien la propugna tiene el valor de sostenerla», advirtió el ministro, en línea con la posición oficial que considera a la UE subordinada a los intereses de Washington.
«Hemos regresado al momento que nunca debió abandonarse: las embajadas europeas reconociendo en la invitación a las autoridades del gobierno», declaró en otro momento Pérez Roque.
En ámbitos comunitarios la movida francesa abrió interpretaciones dispares y algunos señalaron las ausencias -significativas por ser una fiesta europea- de los embajadores de Suecia y Holanda.
Cuando en enero Europa decidió fogoneada por España reanudar las relaciones con Cuba y cancelar las sanciones, los 25 fijaron invitar sólo a sus fiestas a connacionales y diplomáticos extranjeros, dejando fuera a funcionarios cubanos.
Pero en junio cuando la UE ratificó lo dispuesto hasta el 2006 nada se consensuó sobre el particular, lo que -según algunos Estados- abrió un margen de maniobra. «Nuestra actitud no es contra o a favor, cada quien sigue un camino que piensa es el correcto pero el puerto es el mismo», dijo a ANSA una fuente diplomática francesa consultada.
El clima de desarmonía que, según observadores, pareció palparse tras la recepción ayer alcanza a algunos opositores que con matices no parecen muy convencidos de la línea dialoguista europea y ahora más conciliadora de Francia.