El pasado mes de julio la Eurocámara aprobó la denominada ‘directiva de la vergüenza’. Gracias a ella, los estados de la UE se reservan el derecho de poder retener a los inmigrantes en sus centros hasta 18 meses antes de ser expulsados. El problema es que la normativa europea no especifica qué condiciones deben […]
El pasado mes de julio la Eurocámara aprobó la denominada ‘directiva de la vergüenza’. Gracias a ella, los estados de la UE se reservan el derecho de poder retener a los inmigrantes en sus centros hasta 18 meses antes de ser expulsados. El problema es que la normativa europea no especifica qué condiciones deben cumplir esos centros. Público denunció en junio las penosas condiciones que tenían que soportar los inmigrantes del centro de retención de Hoya Fría en Tenerife.
Daniel Ayllón, redactor de este diario, narraba en dicho reportaje que allí se llega a hacinar a 600 extranjeros subsaharianos, cuando las instalaciones sólo están preparadas para acoger a 300. Ahora la polémica directiva salpica a Francia. Y no es la primera vez. En noviembre, el jefe de prisiones galo, Jean-Marie Delarue denunció la situación de los extranjeros del centro de Choisy-le-Roi, en Val de Marne. Delarue pidió el cierre inmediato de esas instalaciones.
Este jueves, el diario Libération publica un vídeo en su página web que va a dar de qué hablar. Y si no, al menos va a hacer que el Elíseo dé unas cuantas explicaciones. En las imágenes se pueden ver las condiciones infrahumanas en las que se encuentran los inmigrantes africanos de un centro de retención en La Mayotte, una pequeña isla en medio de ninguna parte al norte de Madagascar.
El vídeo de Libération denuncia que en ese centro, preparado para acoger a 60 personas como máximo, se hacinan 120 e incluso 200 algunas ocasiones. Los inmigrantes duermen en el suelo por la falta de camas. Las cocinas no cumplirían con ninguno de los mínimos sanitarios y la basura se apila en las esquinas.
Por La Mayotte pasan al año cerca de 16.000 extranjeros, dice Libération. Lo que supone un 10% del total de su población.
Esa pequeña isla se ha convertido en el centro de las esperanzas de muchos africanos ya que los niños nacidos allí tienen derecho a reclamar la nacionalidad francesa. Para cortar por lo sano con esto, el Gobierno de Sarkozy ya preparar una nueva ley. Lo dijo en febrero de este año Christian Scosi, el encargado galo de los territorios de ‘ultramar’. «Podríamos hacer una excepción con la isla para evitar que los niños de padres en condiciones irregulares puedan solicitar los papeles».
El Consejo de Europa publicó un informe en noviembre en el que advertía a los Estados de la UE de la deshumanización de sus centros de retención. Si ni siquiera en Europa se controlan, ¿quién se encargará de regular las condiciones de aquellos que se encuentran fuera de ella?