Georges Labica, una vida ejemplar

Traducción Salvador López Arnal

Acabo de tener noticia del fallecimiento de Georges Labica. Me imagino a Nadya en los momentos de terrible soledad que vivimos cuando nos deja la persona que hemos querido y admirado tanto tiempo, la persona que nos ha enseñado tantas cosas, que nos ha enseñado a través de sus escritos e intervenciones y, sobre todo, con su vida. Una vida, por decirlo con el clásico, ejemplar. Imagino a Nadya y no puedo hacer otra cosa que llorar al mismo tiempo que ella, aun cuando sea a mil kilómetros de distancia.

Georges jamás se sometió ante ningún poder del mundo. Ni cuando en la guerra de Argelia la izquierda francesa miraba hacia otro lado llamando terroristas» a los luchadores argelinos. Ni se doblegó cuando durante el mayo de 68 la dirección del PCF fue incapaz de comprender lo que pasaba en la calle, en las fábricas y en las universidades.

No se doblegó cuando en 1979 publicó, junto a sus camaradas Etienne Balibar, Guy Bois y Jean-Pierre Lefebvre, su magistral «Ouvrons la fenêtre camarades!» [¡Abramos la ventana, camaradas!], como una intervención política ante el XXIII congreso del PCF. No se doblegó cuando fue expulsado de aquel partido por una dirección que seguía sin entender nada de nada.

Recuerdo a Georges en un lejano 1991 en el que le invitamos a la fundación Pere Ardiaca, donde pronunció una conferencia titulada «El comunismo no ha quedado atrás», una intervención que nos permitió orientarnos en aquel mar de confusiones, de renuncias, de desorientaciones que se vivían en aquellos duros años. Fue entonces cuando lo conocí.

Lo recordaré como animador de la nueva experiencia de la revista Actuel Marx y de los Congresos «Marx Internacional». Eran momentos difíciles para el marxismo. Algunos pretendían arrojar el niño junto con el agua sucia. Su cargo de rector de la Universidad de Paris X (Nanterre) fue una buena ayuda en esas tareas. En uno de esos congresos, él y Nadya tuvieron la gentileza de acogerme en su casa para hacer más soportable una estancia sin ningún soporte económico. Jamás he tenido unos anfitriones tan atentos y fraternales.

Lo recuerdo también el año 1998, el año del 150 aniversario del Manifiesto, en aquella impresionante conferencia internacional en París, cuando pareció posible una recuperación unitaria y plural del marxismo.

Lo recuerdo en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), en mayo de 2001, cuando fue presentado por el director del departamento de Historia moderna y contemporánea, Francesc Espinet.

Lo recuerdo en Amayuelas en el encuentro anual de formación de «Corriente Roja». La segunda vez que vino, yo no pude acudir.

Difícil también de olvidar su intervención en el encuentro «Comunismos», organizado por Espai Marx, la FIM, y El Viejo Topo, en Barcelona, el año 2006.

Intervenciones, todas ellas, memorables. Intervenciones de un filósofo comunista, riguroso, coherente, uno de los últimos grandes del siglo XX.

En algunas ocasiones había propuesto a los «Amics de Sabadell per la República» [Amigos de Sabadell por la República] la posibilidad de traerlo a uno de nuestros cursos de republicanismo. Ya no será posible.

Amigo Georges, ¡que la tierra sea dulce para ti! ¡Vivirás siempre en nuestra memoria!