Víctimas de rechazo y persecuciones ancestrales, los gitanos se convirtieron en centro de una polémica desatada en el curso de la campaña electoral con vistas a los próximos comicios municipales de Francia. En marzo de 2014 la población gala está convocada a las urnas para elegir autoridades locales en todo el territorio nacional, en un […]
Víctimas de rechazo y persecuciones ancestrales, los gitanos se convirtieron en centro de una polémica desatada en el curso de la campaña electoral con vistas a los próximos comicios municipales de Francia. En marzo de 2014 la población gala está convocada a las urnas para elegir autoridades locales en todo el territorio nacional, en un evento considerado crucial porque ocurrirá casi a mitad del quinquenio y puede servir como una especie de termómetro de las presidenciales de 2017.
De allí que la clase política trate de aprovechar para posicionarse en un buen lugar en las preferencias del electorado, si bien hay quienes no reparan en utilizar tácticas cuestionables, como atizar la xenofobia, el miedo o la inseguridad respecto a sectores minoritarios, entre ellos los gitanos.
Uno de los primeros en abrir el fuego fue el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional (FN), quien en un mitin celebrado en Lyon dijo que a partir de enero de 2014 cientos de miles de gitanos invadirán la urbe si Bulgaria y Rumanía entran al espacio Schengen de la Unión Europea (UE) y obtienen el pleno derecho de libre circulación.
Según el político de ideología extremista, hasta medio millón de roms, como se les llama aquí a los miembros de esa etnia, aprovecharán la apertura de las fronteras para «ocupar» esa ciudad, a menos que se haga algo para evitarlo, como votar por el FN, por ejemplo.
Lo que intenta Le Pen es conseguir sufragios con el manido argumento de que los migrantes en general, y en particular los gitanos, son los culpables de la crisis económica, el desempleo y el incremento de la inseguridad y la delincuencia.
Originarios de algún lugar del norte de la India, por razones desconocidas grupos de gitanos iniciaron un viaje de cientos de años por Asia y comenzaron a asentarse en Europa en el año 1400 de nuestra era.
Las incógnitas sobre su historia, su relativo aislamiento y sus hábitos trashumantes les convirtieron en blanco de culpas de todo tipo.
Desde la edad media eran agredidos si, por casualidad, su campamento estaba cerca de un pueblo donde hubiese alguna muerte inexplicable, una epidemia, la pérdida de una cosecha o, incluso, un desastre natural.
Siglos después siguen siendo víctimas del recelo popular y persecución de las autoridades que los señalan por su manera de vivir, tal y como lo hacen Le Pen y otros políticos de derecha.
Así ocurrió, por ejemplo, durante un acto proselitista de la candidata a la alcaldía de París por la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), Nathalie Kosciusko-Morizet, quien los vinculó directamente con los robos y otros delitos cometidos en la capital.
«¿Ustedes piensan que yo hostigo demasiado a los gitanos?, pues yo creo que ellos hostigan demasiado a los parisinos», dijo.
Quizás menos virulenta, pero no carente de dureza, la aspirante a dirigir la capital por el gubernamental Partido Socialista, Anne Hidalgo, expresó que «París no puede convertirse en un gigantesco campamento» de roms.
El capítulo más sonado en este ambiente hostil lo protagonizó el ministro del interior Manuel Valls cuando aseguró que la mayoría de roms no desean integrarse a la sociedad francesa y por lo tanto la única solución a su presencia en el país es la destrucción sistemática de los campamentos y la expulsión de sus ocupantes.
Estas palabras levantaron una oleada de indignación y rechazo que llegó más allá de las fronteras.
Viviane Reding, Comisaria Europea de Justicia, enmarcó las declaraciones de Valls en el contexto de la campaña electoral, e hizo una severa advertencia a las autoridades.
Existen reglas claras, firmadas por Francia, sobre la libre circulación de los ciudadanos europeos, lo cual incluye a los roms, precisó Reding, y lamentó que el Estado galo haya sido incapaz de resolver en tantos años el problema de la inserción social de un grupo relativamente pequeño de personas.
Diversas estadísticas indican que la cantidad de gitanos originarios del exterior oscila entre 15 y 25 mil en Francia, distribuidos en unos 400 campamentos improvisados, la mitad de los cuales están en la llamada región parisina, es decir, la capital y los departamentos de los alrededores.
Hasta ahora, los políticos involucrados en el asunto han señalado a los roms por habitar en lugares insalubres, generar delincuencia, mendicidad y vagancia, pero se cuidan mucho de explicar las causas históricas, económicas y sociales de esta problemática.
El doctor Jean-François Corty, de la organización Médicos del Mundo, aseguró que después de muchos años de brindar asistencia en los campamentos, nunca conoció un gitano con aspiraciones de vivir toda la vida en la precariedad, sin los servicios mínimos indispensables.
Por el contrario, dijo Corty, la mayoría desean obtener un trabajo estable, una vivienda adecuada y digna y sueñan con enviar a sus hijos a la escuela y la universidad.
Todo esto en Francia es imposible hoy día porque muchas familias son expulsadas hasta 10 veces en un trimestre de los terrenos que ocupan, los niños pierden constantemente el vínculo escolar hasta abandonar los estudios y los enfermos suspenden sus tratamientos.
Los adultos difícilmente encuentran una colocación y no son elegibles para alquilar un apartamento.
Al no tener domicilio fijo ni empleo, no cumplen los requisitos para acceder a una residencia temporal y están sujetos a la expulsión fulminante en cualquier momento, a pesar de ser ciudadanos europeos.
Según estadísticas oficiales, sólo en el primer semestre de este año fueron repatriados más de 10 mil roms.
Que se conozca, ninguno de los programas de trabajo de los aspirantes a dirigir las grandes ciudades francesas contiene propuestas para resolver estos problemas concretos.
*Corresponsal de Prensa Latina en Francia.
arb/car/ami
Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=1914011&Itemid=1