«Pierda cuidado, todo irá bien». El lunes 13 de agosto, los funcionarios de la Comisión Europea enviaron este reconfortante mensaje sobre la emisión de bonos en Grecia. El martes, Grecia emitió más de 3,1 millardos en bonos del Tesoro a corto plazo para hacer frente a necesidades urgentes, mientras continúa esperando los 32,5 millardos prometidos […]
«Pierda cuidado, todo irá bien». El lunes 13 de agosto, los funcionarios de la Comisión Europea enviaron este reconfortante mensaje sobre la emisión de bonos en Grecia. El martes, Grecia emitió más de 3,1 millardos en bonos del Tesoro a corto plazo para hacer frente a necesidades urgentes, mientras continúa esperando los 32,5 millardos prometidos en el marco del segundo plan de rescate. Como era previsible, todo fue sobre ruedas: el gobierno logró colocar en el marcado la más grande emisión de bonos de los últimos años. Obtuvo más de 4 millardos de euros al 4,43% de interés a cuatro meses. Podrá pagar a los funcionarios y, sobre todo, el 20 de agosto, podrá hacer frente al reembolso de 3,2 millardos de euros al Banco Central Europeo.
Europa respira: el subterfugio puesto en marcha para evitar, por todos los medios, una suspensión de pagos fuera de control ha funcionado. A principios de mes, el BCE autorizó al Banco Central griego incrementar en 6 millardos de euros los fondos de emergencia destinada a los bancos griegos, los únicos que en estos momentos aceptan comprar la deuda del país. Estos bancos han utilizado esos fondos para comprar los bonos del tesoro emitidos por el Gobierno de Atenas que, gracias a ese dinero, puede reembolsar al BCE. A efectos contables, este peloteo de dinero de una mano a otra está catalogado como fraude y está penalizada legalmente. Sólo que Europa, para simular que el sistema sigue funcionando ya no está en condiciones ni de respetar sus propios principios, reducidos a ceniza.
Ahora bien, esta puesta en escena podría ser una de las últimas. Sin decirlo abiertamente, el BCE está a punto de desconectar a Grecia del sistema financiero europeo. Es lo que muestran las últimas cifras. El BCE continúa reduciendo la financiación de los bancos griegos que, desde hace tres años, están fuera del mercado interbancario. En julio, los préstamos del BCE al sistema financiero griego pasaron de 73,6 a 24 millardos de euros. Es decir, 50 millardos menos.
Es el Banco de Grecia quien, a través de los fondos de emergencia que se anotan en las cuentas del BCE pero tienen una base nacional, ha tomado el relevo. En julio, los bancos griegos obtuvieron 103 millardos por esta vía, contra 62 obtenidos el mes precedente. Es decir, un incremento de 44 millardos en un mes. «Estas cifras ilustran una transformación sísmica. Vista la amplitud de los riesgos que implica la puesta en pie de las reformas del gobierno griego, el BCE parece haber adoptado una línea dura. Una nueva señal que marca un paso más hacia la salida de Grecia (de la zona euro)», afirma un analista del Monument Securities citado por el diario inglés The Guardian.
Algunos creen que tras este giro del BCE se encuentra la mano oculta del Bundesbank en un momento en el que en Alemania ha tomado fuerza el debate sobre la exclusión, voluntaria o no, de Grecia de la zona euro. Los partidarios de Grexit (la salida de Grecia) encuentran nuevos argumentos en las últimas estadísticas griegas. En el segundo trimestre, la economía griega conoció una nueva recaída del 6,2%. En algo más de dos años, la caída es casi del 20% del PIB mientras el paro se sitúa en el 23% de la población activa (51% entre la juventud).
Depresión
Si Grecia no se ha situado aún al nivel de la gran depresión americana de los años 30 (el PIB americano cayó más del 30% y el paro se situó en el 27%), va en camino.
El profundo silencio de los emisarios de la troika (BCE,FMI, Unión Europea) tras regresar de la misión a Atenas la semana pasada y el hecho de haber pospuesto algunas semanas hacer públicas sus conclusiones, no dejan dudas al respecto: la economía griega está metida en una espiral depresiva que parece sin fin. Todas las previsiones y recomendaciones se revelan erróneas. Según los planes establecidos por la troika, la devaluación interna impuesta a Atenas, basada en reformas sociales y fiscales, debería de traducirse en una recesión del 4,5% a finales de año. Ahora mismo, algunos se preguntan si la recesión del 7,5% anunciada por el gobierno para 2012 no es demasiado optimista.
A pesar del fracaso manifiesto de la política europea para salir de la crisis en la zona euro (confirmado también en Portugal, España e Italia), los dirigentes europeos continúan erre que erre: no modifican un ápice su fracasada estrategia. Grecia debe aplicar a pies juntillas las reformas impuestas y reducir (era lo exigido para este año) su déficit en 11,5 millardos. Mientras, el préstamo de 31,5 millardos de euros previsto en el marco del plan de rescate y que, si la población griega elegía bien, debería haber sido desbloqueado tras las elecciones, ha sido retrasado de nuevo. Nadie piensa que será desbloqueado antes de octubre.
Cada día aumentan las declaraciones alemanas exigiendo nuevas concesiones al gobierno griego como condición para desbloquear esta ayuda. El lunes, Michael Fuchs, vicepresidente de la CDU en el parlamento, volvió a meter presión en unas declaraciones al diario Handelsblatt: «Si Alemania está convencida de que Grecia no cumple sus obligaciones utilizaremos nuestro derecho de veto. Aunque la botella (en lo que respecta a las reformas griegas) esté medio llena, eso no es suficiente para obtener nuevas ayudas. Alemania no puede y no va a aceptarlas», dijo.
Esta intransigencia parece calculada. Es como si Alemania, y con ella una parte de Europa, quisiera forzar a Grecia a salir del euro a base de plantearle nuevas exigencias cada día. Exigencias económicamente nada realistas y políticamente intolerables. Una tentación que parece alcanzar los pasillos del Gobierno en Berlín, hasta el punto de llegar a ser portada en The Economist de esta semana. Lo que no ha suscitado la menor reacción por parte de Francia que, en tanto que segundo contribuyente de Europa, está tan concernida como Alemania.
Muchos editorialistas comienzan a escribir que septiembre es «el mes de todos los males para Europa». Las fechas del vencimiento de los pagos griegos, de la decisión de Tribunal Constitucional de Karlrühe sobre el mecanismo de estabilidad prevista para el 12 de setiembre, de las elecciones en Holanda el mismo día… se van concretando.
Fuente: http://www.mediapart.fr/journal/economie/140812/grece-derniere-aide-avant-la-sortie
Traducción: VIENTOSUR