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Los latigazos del G-20

Grecia: muertes sin duelo

Fuentes: Viento Sur

Cuando Papandreu anunció que convocaría un referéndum sobre el llamado «tercer rescate» impuesto a Grecia por la troika (FMI, BCE, UE), escribí una nota con el título Duelo a muerte en Grecia. Poco después se confirmó que el llamado «gobierno griego» -que en realidad no gobierna apenas nada y está al borde de la caída- […]

Cuando Papandreu anunció que convocaría un referéndum sobre el llamado «tercer rescate» impuesto a Grecia por la troika (FMI, BCE, UE), escribí una nota con el título Duelo a muerte en Grecia. Poco después se confirmó que el llamado «gobierno griego» -que en realidad no gobierna apenas nada y está al borde de la caída- se echó atrás, obedeciendo a los latigazos que le han propinado los que tienen las llaves de la caja fuerte. No habrá pues ese «duelo» en Grecia. Pero sí habrá muertes.

Las hay ya. Ha muerto, en primer lugar, la idea de «Europa de los ciudadanos» y todas esas milongas europeístas que nos cuentan, o más bien nos contaban antes de la crisis, cuando aún podían quedar ingenuos que se las creyeran. El comportamiento de Merkel y Sarkozy hacia Grecia, en el contenido y en la forma, ha sido propia de un poder imperial frente a la rebeldía de una colonia. Este «imperialismo interior» hacia los países europeos de la periferia es uno de los productos de la crisis. Lleva razón la Comisión de Auditoría de la Deuda Pública de Grecia cuando la llama «nueva ocupación», por referencia a la ocupación del país por las potencias del Eje durante la 2ª guerra mundial [http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=4518]. Antes eran ejércitos, ahora son mercados, pero antes y ahora estamos en una guerra, real no metafórica, y las opciones son rendirse o resistir.

Y no sólo es un problema griego. Italia ha quedado sometida a un virreinato del Fondo Monetario Internacional y la UE, que vigilarán su política económica, y obviamente su política general en todo lo que estime necesario. Que esta decisión se presente no como una «imposición», sino como la respuesta a una «invitación» del gobierno italiano, forma parte de la farsa cada vez más cínica que acompaña los «rescates» y sus antecedentes.

Ha muerto también cualquier ilusión en la posibilidad de participación ciudadana en la política de la UE. Es muy significativo el pánico que han mostrado estos días las élites europeas respecto a un recurso político de tan pobre calidad democrática y tan manipulable como un referéndum organizado desde el poder. Ni siquiera admitían que los gobernantes griegos eligieran la pregunta y pudieran referirla al brutal «tercer ajuste». La orden fue: si había referéndum, sólo se admitía una pregunta previamente manipulada por la Troika: «salir o no de la zona euro», que bajo un eufemismo de alta política ocultaba el mensaje de que Grecia sólo puede «seguir en la zona euro», sometiéndose al «tercer rescate». Para apretar más las tuercas, no recibiría ni un céntimo hasta que quedara garantizado el sometimiento.

«No hay alternativa», como proclamó Margaret Thatcher hace más de treinta años. Es un signo de los tiempos que la fundadora del neoliberalismo siga inspirando hoy la estrategia de la UE frente a las resistencias sociales.

Hay que resaltar que los «socialistas españoles» se han significado especialmente en su obediencia a las órdenes de la jefatura Merkel-Sarkozy, condenando el referéndum y apoyando a los chantajes dirigidos contra el pueblo griego, no simplemente contra Papandreu. Además, Zapatero se ha mostrado orgulloso por las felicitaciones que la «solvencia» y la «credibilidad» de su política económica ha merecido de sus colegas del G-20, lo que habría permitido a España evitar una intervención a la italiana. En realidad, la única diferencia entre Zapatero y Berlusconi que han valorado en el G-20 es que Zapatero ha hecho ya sus deberes («reforma de las pensiones», «reforma constitucional»…) y Berlusconi no tiene apoyos suficientes para hacerlos. Que un político supuestamente de «izquierdas» presuma de estos «logros» sólo le faculta para aspirar a un puesto en uno de esos consejos de administración que aseguran retiros de lujo a ex-gobernantes. Diego López Garrido, secretario de Estado para Asuntos Europeos, es un buen discípulo del aún presidente: no ha tenido empacho en afirmar que los referendos «no son adecuados» para temas de política económica, sino «sólo para reformas constitucionales». Hace apenas unos meses, formó parte de la opinión unánime de su partido contra un referéndum, precisamente sobre la reforma constitucional ZP-PP. Así son los políticos profesionales.

Políticos profesionales como Papandreu, por ejemplo. Nadie sabe a estas alturas cuáles fueron sus objetivos cuando anunció la convocatoria del referéndum. Creer que podía obedecer a un impulso democrático era, por supuesto, una ingenuidad manifiesta. Pero pensé que buscaba un «duelo» con el movimiento de resistencia, en un terreno que podía controlar, con la intención de derrotarlo. Quizás no fue así y todo ha sido simplemente una maniobra para intentar situarse en buen lugar en un futuro gobierno de coalición. O cualquier otro motivo oscuro. Parece que la aprobación de la moción de censura no ha resuelto sus problemas y le ha colocado al borde de la dimisión. Intentará volver dentro de un tiempo, por supuesto. En todo caso, no vale la pena especular con las motivaciones de, perdón por la autocita, «un político ‘socialista’ servil y cobarde, responsable de la situación catastrófica en que se encuentra su país».

Lo que parece claro es que ya nada impedirá el consenso sumiso de las instituciones políticas griegas a favor de la aplicación del «tercer rescate». Tanto el PASOK como Nueva Democracia no valoran la deslegitimación popular; sólo buscan que los mercados les consideren «solventes» y «creíbles», como diría Zapatero. Confiemos en que el pueblo griego les haga pagar, más pronto o más tarde, un precio tan alto como merecen.

Toda la esperanza está el nuevo impulso del movimiento de resistencia en las grandes huelgas de los días 19 y 20 de noviembre. Hay que apoyarles. Y hay que escucharles.

Confieso que me ha sorprendido la unanimidad con que la izquierda griega rechazó el referéndum y propuso como alternativa, mayoritariamente, la convocatoria de elecciones anticipadas. No consigo entenderlo, pero no cabe duda de que es un tema sobre el que hay que pensar, hablar, escuchar. En Europa, nada se ha ganado más respeto que la rebeldía del pueblo griego.

Hay que decir también que todo lo que ha ocurrido desde el día 1 debería contribuir también a la deslegitimación de las instituciones europeas que han actuado con una brutalidad y una falta de respeto a la democracia que son la expresión fidedigna de la economía política del capitalismo. «Debería». Que esta posibilidad se realice o no, está en nuestras manos.

Miguel Romero es editor de VIENTO SUR

Fuente:  http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=4524 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.