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Haití: Pueblo azotado por los imperios, pueblo olvidado por los pueblos hermanos

Fuentes: Nuestra América

A la llegada del Almirante Cristóbal Colón, en el año 1492, a la que llamó Isla La Hispañola, habitaban Bohío (uno de los nombres dados a la isla por los aborígenes) los Tainos de la etnía Caribe. Estos habitantes originarios opusieron heroica resistencia al sanguinario y perverso invasor por lo que fueron cruelmente exterminados en […]

A la llegada del Almirante Cristóbal Colón, en el año 1492, a la que llamó Isla La Hispañola, habitaban Bohío (uno de los nombres dados a la isla por los aborígenes) los Tainos de la etnía Caribe. Estos habitantes originarios opusieron heroica resistencia al sanguinario y perverso invasor por lo que fueron cruelmente exterminados en el nombre de un ‘Dios’ que actuaba contra natura. Los imperialistas españoles, al quedarse sin mano de obra, a quienes explotar y subyugar, procedieron a importar del continente africano mano de obra esclavizada; reportándose, en el año 1503, el primer embarque de negros esclavizados que arriban a la que con su trabajo y sacrificio transformaron en La Perla de Las Antillas, también conocida como Quisqueya.

Años de terror marcaron la vida de la población esclavizada que construía ese paraíso colonial. Rebeliones particulares tomaron vida en la isla, hasta que el 14 de agosto de 1.791, en la localidad conocida como Bois Caiman (Bosque del Caimán), los negros libertos, cimarrones de la isla, acompañados de cimarrones invitados de Tierra Firme, como José Leonardo Chirino, oriundo de la Provincia de Coro (Capitanía General de Venezuela), celebraron la Ceremonia de Bois Caiman, en la cual los presentes, hartos de tanta crueldad e influidos por los ideales de la Revolución Francesa, juraron luchar a muerte contra la esclavitud, bajo el grito ‘Libertad o Muerte’. Grito que retumbó la América entera.

La tenacidad de aquellos hombres y mujeres y el sacrificio de la población esclavizada los lleva, en el año 1.804 , a coronar su libertad, no sin antes haber librado cruentas batallas, constituyendo con esta gesta heroica el primer Estado de negros libres en el mundo y en el segundo pueblo en conquistar su libertad en el Continente Americano. A partir de esa fecha, Haití (nombre indígena originario que significa: Tierra Montañosa) se constituye en el Santuario de la Libertad Americana, donde solícitos acuden, hombres y mujeres de todo el continente y sus islas aledañas, en busca de refugio ante la persecución implacable de los imperios de la época que sin ser propietarios se repartían aquellos territorios. El pueblo haitiano los recibía y prestaba ayuda solidaria para liberar a sus pueblos. Jean Jacques Dessalines, padre de la patria, pregonaba la libertad de los hombres y brindaba ayuda solidaria a todo quien llegaba a costas haitianas sediento de libertad. Su estrategia política consistía en apoyar a todo quien luchase por la liberación de su pueblo, pues de esa manera consolidaba la libertad de su propio pueblo. La primera Constitución de la República de Haití señalaba que toda persona que llegase a suelo haitiano producto de su lucha por obtener la libertada de su pueblo era considerado ciudadano haitiano y tratado como tal.

Documentado está el paso de patriotas de Centro América, México y América Meridional por estas tierras, donde los Jacobinos Negros habían conquistado libertad, fraternidad e igualdad. Así conocemos la visita de El Peregrino de la Libertad y Precursor de la Independencia, General Francisco de Miranda y la ayuda combativa y solidaria que mereció de parte del pueblo haitiano. Nuestro Libertador, Simón Bolívar, también fue objeto de esa ayuda solidaria, por ello nunca dejo de expresar su profundo agradecimiento al prócer Alexander Petión y su pueblo por la ayuda que en definitiva decidió la libertad de los pueblos suramericanos. El Libertador, al rendirle homenaje, dice en su proclama a los pueblos de Venezuela y América del Sur, el 22 de octubre de 1818,… ‘Perdida Venezuela y la Nueva Granada, la isla de Haití me recibió con hospitalidad: el magnánimo Presidente Alexander Petión me prestó su protección y bajo sus auspicios formé una expedición de 300 hombres comparables en valor, patriotismo y virtud a los compañeros de Leonidas…’ .

Recordemos que La Espada de Bolívar que durante ocho largos años recorrió la América Latina conquistando libertad, fue la misma que el General Petión obsequió al General Bolívar, aquella tarde del 5 de diciembre de 1.816, cuando salía de Puerto Príncipe hacia el Puerto de Jacmel para embarcase en busca de la victoria que lo consagraría como El Libertador de América. Espada que entregó en 1824 al General Jacinto Lara en Perú y hoy reposa en el Museo Nacional del Perú, en Lima.

Actualidad política

Desde el derrocamiento de la dictadura de los Duvalier en 1986 Haití vive una eterna transición política y enfrenta una crisis generalizada. En marzo de 1987 se aprobó una nueva Constitución a la medida de los imperios que la impusieron, la cual fue suspendida después de un golpe militar entre junio de 1988 y diciembre de 1990. El primer presidente de Haití, elegido democráticamente en febrero de 1991, fue el sacerdote Jean-Bertrand Aristide, derrocado tras otro golpe militar en septiembre de 1991, regresando a la presidencia de la república en 1994, con el apoyo de la comunidad internacional, especialmente con el apoyo del Departamento de Estado de USA, pero no porque esa entidad imperial apoyase el sistema democrático en Haití, sino con la finalidad de frenar el éxodo de haitianos hacia Miami, producto de la represión y deterioro de las condiciones socioeconómicas de la población, generadas por la dictadura apoyada por ellos mismos. En diciembre de 1995 fue elegido presidente René Préval, quien asumió su cargo en febrero del año siguiente. En noviembre de 2000 tuvieron lugar de nuevo elecciones presidenciales que determinaron el regreso de Aristide a la jefatura del Estado a partir del 7 de febrero de 2001, para ser nuevamente derrocado por la CIA y el gobierno francés en el 2004, siendo secuestrado y expulsado (‘custodiado por agentes de la CIA’) bien lejos del país (Sudáfrica) por haberse atrevido a solicitar la cancelación de la deuda colonial por más de 22 mil millones de dólares que tiene el Estado francés con el pueblo de Haití. Ahora René Preval, que fue presidente del país y ocupó altos cargos en otros gobiernos, vuelve al poder, heredando un país profundamente desgarrado con fracturas sociales, colapsos económicos y violencia política, producto de más de veinte años de irresponsabilidad de las elites haitianas, por una parte, y por la otra de la comunidad internacional.

Organizaciones y movimientos sociales más importantes:
Action Citoyenne Pour Le Changement (AC)
Movimiento Reconstructor de La Sociedad Haitiana (MORSHA)
Movimiento Papaille (Campesino)

¿Qué tipo de trabajo han realizado los partidos políticos en los diferentes ámbitos de la sociedad haitiana?

En las últimas décadas se vislumbró la formación de un movimiento amparado por cientos de organizaciones sociales de base. Eran las mismas que se habían lanzado a la calle cuando Duvalier salió del país e hicieron que el aparato político en el que se había basado el régimen se tambalease. En un proceso conocido como déchoukaj (desarraigo) , miles de personas tomaron las calles. Las manifestaciones, huelgas y tomas de tierra eran una muestra de la necesidad de justicia, respeto a los derechos humanos y la demanda de un reparto equitativo de las riquezas de la sociedad. Integraban el movimiento una coalición de cooperativas agrícolas, organizaciones ligadas a la iglesia de base, comunidades, medios de comunicación independientes, grupos de estudiantes y de mujeres que votaron por el popular sacerdote Jean Bertrand Aristide en diciembre de 1990.

La alianza entre uno de los nuevos partidos, el Frente Nacional para el Cambio y la Democracia (FCND, de centro-izquierda) , llevaron a Aristide al poder. Este movimiento popular, se conoció como Lavalás (avalancha). El presidente René Preval, en su primer gobierno inició un arduo trabajo por la reforma agraria. Creó varias vías de comunicación en materia de infraestructura. En el último año del gobierno de Aristide, la CIA creó un arma política para ejercer la represión. Emmanuel Constant, hijo del comandante Jodel Chamblain, antiguo soldado y tonton-macoute, bajo las órdenes de la CIA, fundó el FRAPH, que se identificaba abiertamente con sus amos imperiales, la oligarquía haitiana y los herederos políticos de Duvalier. El FRAPH se dedicaba a hacer demostraciones de fuerza por donde pasaba sembrando el terror, con marchas públicas, actos de bandidaje e incluso asesinatos.

Visión geopolítica declarada

La presencia militar del imperialismo norteamericano en Haití es percibida como una buena muestra de su estrategia geopolítica sobre este país caribeño. Los casi diez mil efectivos presentes en la isla (7.500 militares y 1.897 policías de 22 países) bajo supuesto mando brasileño, son quizá el paso más serio en el terreno militar para abrir una brecha al dominio de Washington en la región, en el caso de que la misión sea exitosa. Pero esa presencia militar genera críticas, sobre todo en los países del Cono Sur que tienen una significativa participación en la misión, donde unos cuantos analistas sostienen que resulta funcional a la hegemonía estadounidense.

Se muestra así, un nuevo intento por mantener el control y el poder sobre un país, relativamente pequeño, por parte principalmente de una de las grandes potencias a nivel mundial, como Estados Unidos, pues tal intento de dominación ha sido claramente escenificado en los sucesos que durante largas épocas han victimizado a la sociedad haitiana, generando esta situación un contexto de amplia ingobernabilidad, producto precisamente del descontrol al cual han sido sometidos sus gobernantes de forma paulatina.

Se muestra realmente palpable el hecho que, el trasfondo sería el interés de la administració n estadounidense de militarizar toda la cuenca de El Caribe, empezando por la isla Española (Haití y República Dominicana), estratégicamente localizada entre Cuba al noroeste y Venezuela al sur, dos países a los que Estados Unidos tiene especial interés en presionar políticamente.

Alianzas políticas internacionales, explicitas e implícitas

Durante el gobierno de Arístide en Haití, resultan evidentes y por consiguiente explícitas sus alianzas estratégicas con ciertos países de la comunidad internacional, en ese momento histórico, y con la intención de reconstruir al país, el Presidente Arístide reclamó al gobierno francés el pago de más de 22 mil millones de dólares que el imperio francés adeuda a la República de Haití. Esa actitud selló su condena: eso valió la intervención militar de Francia y sus aliados imperialistas. En vano los Estados miembros de CARICOM lucharon por lograr la permanencia del presidente electo, Arístides, los imperialistas tenían otra agenda.

El ministro de Exteriores francés, Dominique de Villepin, logró alcanzar un acuerdo con su homólogo estadounidense para la intervención en Haití, una medida que ha significado una de las primeras acciones concertadas con el Imperialismo Yankis tras la crisis de la guerra de Irak.

Resulta por demás sospechoso que a pocas horas del secuestro de Aristide, por parte de la CIA en complicidad con Francia y Canadá, llega a Haití la fuerza multinacional comandada por USA y participación de Francia y Canadá. Pasado ese primer momento, y controlada la situación a sangre y fuego, incorporan a la fuerza de intervención imperial a las tropas lacayas del Imperialismo Norteamericano: tropas de Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, Uruguay y Paraguay, a las que se les suman tropas del Continente Africano, neo-colonias de USA.

Papel de la ONU

La comunidad internacional, a través de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de los países ‘amigos’ de Haití, ha tratado de ‘ayudar’ al país a encontrar la estabilidad y la seguridad, condición fundamental para el crecimiento económico y la democracia, sin embargo todo se ha quedado en promesas.

La intervención de las Naciones Unidas en la problemática de Haití, e incluso con relación al derrocamiento mismo del gobierno constituido, aun no ha sido investigada y mucho menos sancionada.

El 29 de febrero de 2004, el Representante Permanente de Haití ante las Naciones Unidas presentó la solicitud de asistencia efectuada por el Presidente interino, Boniface Alexandre, en la que autorizaba la entrada de tropas en Haití. Atendiendo a esa solicitud, el Consejo aprobó la resolución 1529 en que autorizaba el despliegue de la Fuerza Multinacional Provisional (FMP) con un contingente de 200 infantes de Marina de EEUU, unos 300 soldados y miembros de la policía anti-motines de Francia y soldados canadienses, y declaraba su disposición a establecer una fuerza de estabilizació n y seguimiento de las Naciones Unidas para apoyar la continuación del proceso político ‘pacífico y constitucional’ y a mantener un entorno seguro y estable. Atendiendo a las recomendaciones del Secretario General, el 30 de abril de 2004, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1542, en que se estableció la MINUSTAH por un período inicial de seis meses y pidió que la autoridad de la FMP fuera traspasada a la MINUSTAH el 1º de junio de 2004. ¡¡El Imperialismo Yankis encontraba sus lacayos para hacer el trabajo sucio!!

Papel de Venezuela ante la ocupación imperialista

En una sesión ordinaria del Consejo Permanente de la OEA, Venezuela expresó su descontento por la inhibición e incompetencia mostrada por la OEA, para examinar, a la luz de la Carta Democrática, las dramáticas circunstancias que provocaron el derrocamiento, secuestro y expulsión de un presidente constitucionalmente electo.

El representante de Venezuela ante la OEA, Embajador Jorge Valero, en la reunión del Consejo Permanente, manifestó que Venezuela ha evaluado los deplorables hechos que condujeron al violento derrocamiento de Aristide. Asimismo, las negativas repercusiones que este hecho pudiera tener para las democracias en nuestro continente. El embajador exhortó al Consejo Permanente para que adoptara una resolución respaldando la solicitud de la Comunidad de El Caribe (CARICOM) para que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobara la realización de una investigación independiente que aclare las circunstancias que condujeron al secuestro y salida de Aristide. En este mismo evento, Venezuela reiteró que no reconocía el gobierno de los señores Gerard Latortue y Boniface Alexandre, por ser impuestos por la fuerza imperial y en contra de la voluntad popular. Finalmente propuso ante la OEA, asilo al depuesto presidente Jean Bertrand Aristide.

El gobierno de Venezuela ha sido uno de los pocos gobiernos que ha concretado y enviado su ayuda al pueblo de Haití. Venezuela donó, con ocasión de la toma de posesión del Presidente Preval en mayo de 2006, 60 mil barriles de diesel y 40 mil de gasolina. El Vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, y el nuevo presidente haitiano, René Preval, firmaron simultáneamente con este donativo la inclusión de Haití en Petrocaribe. Estos barriles se utilizarán para el suministro del combustible requerido para el funcionamiento de plantas eléctricas y para mantener la actividad de las calderas de los pocos centros hospitalarios que hay en Haití.

Venezuela dona actualmente a Haití 120 toneladas de asfalto mensuales durante un año. Ese asfalto sale todos los meses desde Venezuela hasta Puerto Príncipe como parte de la integración ALBA. El objetivo es mejorar el estado de la deteriorada vialidad haitiana. Estos donativos son el primer paso para contribuir a paliar la grave situación de los haitianos en materia de infraestructura.

Venezuela cubre hoy los requerimientos diarios de consumo de combustible de Haití. Esto significa que en la actualidad Venezuela proporciona la totalidad de la demanda de combustible de Haití. Haití, por su parte, se comprometió a pagar en noventa días el 60 por ciento de las facturas por concepto de combustible y el restante 40 por ciento en 25 años, con uno por ciento de interés y dos años de gracia.

La pasada visita del Presidente Chávez a Haití, marzo de 2007, significó sellar el compromiso revolucionario del pueblo venezolano para con las y los hermanos haitianos, es el ALBA. Se firmaron varios compromisos, entre ellos la asignación de 20 millones de dólares en ayuda para proyectos de desarrollo.

El recibimiento del presidente Chávez por parte del pueblo haitiano fue apoteósico, la gratitud copó y recorrió las calles de Puerto Príncipe al lado de Chávez, bajo el grito de:

‘Chávez Kalé Kó w Jan óu vlé péyi sé pou ou’

‘Viva Chávez, estás en tu casa, el país es todo tuyo’

Aspiraciones de Venezuela con el pueblo haitiano

Misión Milagro en Haití: el Compromiso Sandino, firmado el 21 de agosto de 2005 entre Venezuela y Cuba, estableció la intervención quirúrgica de 600 mil pacientes por año, con patologías de la vista, procedentes de los países latinoamericanos y caribeños, que así lo requieran. Haití es prioridad para esta Misión internacional.

Misión Robinsón Internacional: en la actualidad, se trabaja en la superación de las barreras idiomáticas entre el castellano y el créole patois para iniciar una masiva campaña de alfabetizació n de adultos, como la que exitosamente tuvo lugar en Venezuela.

Otras misiones: una de las más importantes es la Misión Arbol porque rescataría los bosques que se han perdido en Haití y desarrollaría un sistema agrícola sustentable. Misión Negra Hipolita para rescatar a los ni ños y ni ñas en condición de calle, igualmente a adultos en pobreza crítica. Misión Alimentación para millones de haitianos desnutridos. Misión Vuelvan Caras para iniciar a la población en oficios que permitan la incorporación de la población al desarrollo endógeno.

Papel de la CARICOM

Haití regresa a la Comunidad de El Caribe (CARICOM). Haití había sido apartada de la CARICOM tras el golpe de Estado contra Aristide, propiciado por Estados Unidos, Francia y Canadá, que además impuso un gobierno títere provisional, considerado inconstitucional por la organización caribeña. Para confirmar el regreso de Haití a la organización, el nuevo presidente del país caribeño, René Preval, inauguró la conferencia de jefes de Estado del CARICOM que se realizó en San Cristóbal y Nevis del 3 al 6 de julio de 2006.

Papel del MERCOSUR (especialmente de Brasil)

Los países del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) aceptaron integrar las ‘fuerzas de paz’ bajo el mandato de la ONU (para ese momento Venezuela no formaba parte de esta organización) . El Ejercito de Brasil (en representació n del imperio) tuvo a su cargo el comando de las fuerzas militares del MERCOSUR en Haití en la que participan Uruguay, Chile y Paraguay. La misión tuvo un plazo de seis meses y alcanzaba 2.700 hombres.

Brasil fue invitado oficialmente por el ex Secretario General de la ONU, Kofi Annan, a encabezar el segundo contingente de la ‘fuerza multinacional de paz’, que comenzó sus funciones el 1 de junio de 2004. Para justificar la misión, el canciller brasileño, Celso Amorin, la calificó de una responsabilidad que por razones humanitarias, el gobierno no podía eludir. No sabemos cómo ahora justificará los crímenes que a diario cometen estas mismas ‘fuerzas de paz’ contra el pueblo haitiano. Conocida es ‘La Cena de Muertos’ que estas tropas invasoras ofrecieron el 22 de diciembre de 2006 a las familias de Cité Soleil. Por eso exigimos la salida de las tropas gorilas de nuestro suelo patrio, ejércitos lacayos del imperialismo que han recibido muchas denuncias de violación a los derechos humanos. Hoy se calculan en 10.000 los muertos como resultado directo de la ocupación.

Es de hacer notar que entre los mismos integrantes del partido de gobierno había un sector que se oponía al envío de tropas a Haití, encabezada por Iván Valente diputado del Partido de los Trabajadores (PT). El parlamentario señalaba que al asumir el liderazgo de las fuerzas internacionales, Brasil se estaría transformando en el rostro visible de una ocupación, y sus tropas podrían ser hostilizadas. Según los impulsores de la campaña contraria al envío de militares brasileros a Haití, los Estados Unidos estaban desgastados por su intervención en Irak y no quieren exponerse a mayor rechazo internacional por su descarada intervención en Haití. Además, Washington necesita la participación de Brasil para garantizar su presencia en el país caribeño, donde tiene intenciones de montar la mayor base militar de América Latina y El Caribe.

Implicaciones en el proceso de integración de los pueblos de Latinoamérica y El Caribe

La inestabilidad política en Haití entorpece no sólo el proceso de integración latinoamericano y caribeño sino también el crecimiento y desarrollo económico de la nación haitiana. Los latinoamericanos debemos colaborar con éste país caribeño, a través de la concreción de acuerdos que tengan como principio fundamental la cooperación y solidaridad. Si permitimos que Estados Unidos se instale en la isla caribeña e imponga gobiernos títeres que jueguen a sus intereses, estaremos cada vez más alejados de concretar la unión suramericana y caribeña. Debemos colaborar con Haití (un pueblo africano en América) para que ésta nación pueda insertarse en condiciones más equitativas y de igualdad en los procesos de integración.

Los nuevos tiempos requieren definiciones más audaces, porque la integración sería una mentira si la entendemos exclusivamente confinada a los acomodados cenáculos de la diplomacia. La nueva integración debe ser desde abajo, desde la base. La integración bolivariana es entre pueblos, más que entre Estados y/o Gobiernos.

Venezuela fue atendida en sus días aurorales por la solidaridad haitiana. Ese proceso natural de intercambio signado por un espacio y unas aspiraciones comunes de libertad e independencia, llevó al Presidente Petión a ayudar a Bolívar, así como lo hizo con Bermúdez en el oriente venezolano, con los patriotas de Centro América, o como también se atrevió a hacerlo con los revolucionarios mexicanos luego de la muerte de Hidalgo y de Morelos.

El drama haitiano es el drama de las venas abiertas de nuestra América. Su situación actual es por entero hija de la presencia norteamericana en la isla. El pueblo haitiano necesita de nuestra mano. Así como Petión le tendió la mano a Bolívar y proporcionó los recursos que hicieron posible la Expedición de Los Cayos y el posterior triunfo de la República, hoy los herederos del pueblo que derrotó a Napoleón antes de Waterloo necesitan nuestra ayuda. Acudir a este llamado, es un deber ciudadano, revolucionario y solidario, es un llamado ético y moral que debemos escuchar los pueblos del planeta. En especial los pueblos que nos hemos decidido asumir nuestra hora con gallardía, desatando los nudos que nos tuvieron amarrados durante siglos a los imperios.

Hay que parar la mano del imperialismo yanqui. Los pueblos sudamericanos y del mundo deben solidarizarse activamente con la lucha del pueblo haitiano, contra sus opresores de dentro y de fuera. El hambre popular -de alimentos, pero también de libertad y justicia- es grande y los vientos haitianos pueden ser parte de la tormenta que recorre nuestra América.

Situación ambiental y ecológica

Haití, económicamente, es la nación más empobrecida del hemisferio occidental y a consecuencia de ello tiene muchos problemas ambientales. Alrededor de una tercera parte de la tierra está seriamente erosionada debido a la eliminación de vegetación por la utilización del carbón vegetal y la leña como combustible, el sobre pastoreo de ganado y por el tipo de prácticas agrícolas. La superficie de bosques, que en un tiempo fue bastante amplia y determinó su nombre: Haití (tierra de montañas), cada día es menor y la deforestación continúa alarmantemente Sólo quedan unos pocos grupos de árboles en los rincones más inaccesibles del país, el resto ha sido eliminado por una población desesperada por crear campos para la agricultura o los pastos, o como combustible.

En Haití la grave situación de explotación y destrucción ambiental ha llegado a un nivel realmente alarmante que requiere ser atendido. Esta realidad forma parte de la Deuda Ecológica que los países pudientes tienen con Haití.

El principal problema ambiental en Haití, como en otros países de la región, es la aplicación de un modelo económico donde se evidencia la explotación de los recursos naturales, además del empleo de mano de obra barata por parte de las empresas transnacionales de Estados Unidos y Europa, unidas a sus aliados nacionales, sin importar los impactos que estas actividades generan.

Síntesis histórica del proceso de ocupación militar de los Imperios que lidera los Estados Unidos.

El pasado Siglo XX amanece con la primera invasión en 1915, permaneciendo 19 años en el país, apropiándose de la isla La Navasse en su retirada (1934). En 1994 regresan disfrazados de redentores, reinstalan en el poder a Aristide y se quedan custodiando el país. El Siglo XXI se inicia con la ocupación militar de Haití (29 de febrero de 2004), tropas militares estadounidenses secuestran al presidente Jean-Bertrand Aristide, quien enfrentaba una violenta oposición armada, financiada por la CIA, empresarios haitianos y extranjeros que dominan ese país.

En lo económico

El cuadro revelado por datos del Programa Integrado de Respuestas para las Necesidades Urgentes de Comunidades y Poblaciones Vulnerables (PIR), del Sistema de las Naciones Unidas, no resulta alentador, ya que refleja a una economía en la cual el 52% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza, el 50% está subempleada y la expectativa de vida apenas alcanza a los 53 años. De igual manera, el programa revela que 3.800.000 de haitianos no disponen de ingresos suficientes para sobrevivir, de éstos, 2,4 millones viven en situación de inseguridad alimentaría crónica.

Gracias a los imperios el país ha experimentado escasez de la mayoría de los productos de la dieta básica, alta inflación y déficits comerciales severos, agravados por la deuda que se genera porque cada día que pasa Haití tiene que pagar por el mantenimiento de las tropas que nos masacran. Dinero que pudiese ser utilizado para reconstruir el país. La ONU prometió cambiar los tanques por maquinaria agrícola, pero cada día vemos más maquinaria bélica y menos ayuda humanitaria.

La mayor parte del flujo de reservas extranjeras en Haití, durante los últimos cinco años proviene de las remesas que la comunidad haitiana expatriada envía a sus familiares y de impuestos sobre llamadas telefónicas entrantes.

En lo cultural

Cada vez se reconoce más ampliamente la existencia de una cultura autóctona haitiana, que une elementos africanos, franceses y antillanos

El Vodú, en Haití, no es sólo religión, no sólo es cultura (de distintos niveles), sino también organización, de lucha, de vida cotidiana…, igualmente de cosmogonía, envoltura global de sociedad. Por otra parte, su práctica no sólo engloba a todos los aspectos tanto espirituales como físicos sino que los dinamiza todos: los anima (ánimo, animal, alma), con la danza y el trance. El término VOUDU es del lenguaje de los Fon de Benin, en el occidente de Africa, y significa espíritu. La sobre vivencia de mitos, ritos, ritmos, dioses, tradiciones y representaciones religiosas de los negros esclavos africanos, traídos hacia Haití, fue influida y mezclada con la religión de sus opresores europeos: el cristianismo.

En lo social

La situación social de Haití no tiene parangón en América Latina. Es el país más pobre del continente y uno de los más pobres del Hemisferio Occidental. La enorme mayoría de los haitianos no tienen trabajo, ni acceso a la salud. Los niños y las niñas están condenados a la sobre vivencia en la calle, limpiando carros, utilizados por un grupo de terror llamado secuestradores. Un 50% de niños y niñas viven bajo un nivel de pobreza crítica, no asisten a la escuela. La alta mortalidad de Haití es resultado de la pobreza generalizada y de la epidemia del VIH/SIDA. Los organismos de las Naciones Unidas calculan que la prevalecía de la enfermedad entre los adultos es de más del 6%. Haití posee la tasa de mortalidad más alta de la zona de El Caribe (60%). Asimismo se estima que el número de niños menores de 15 años que han perdido por lo menos a uno de sus padres por el SIDA asciende a 200.000.

Más de la mitad de la población no tiene acceso a la educación formal, en ninguno de sus niveles. Más de la mitad de la población no sabe ni leer ni escribir. El Estado no tiene capacidad ni recursos para mantener las escuelas públicas.

He tratado de compartir nuestro dolor, pero la situación es mucho más grave que la que yo he expuesto aquí. Por eso clamamos por la atención, la solidaridad y la cooperación de ustedes para que esta dramática situación sea superada. Segura estoy todas y todos acá reunidos darán una mano a la Haití olvidada.