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La verdad aunque duela

Honduras: Desenmascarando al poder tras el trono

Fuentes: Rebelión

Desde Tegucigalpa a 18 días del Golpe de Estado

El año pasado ocurrieron dos hechos trascendentales en la vida de la nación. El primero fue el intento del Congreso Nacional de promover contrarreformas a la Ley Electoral, pretendiendo, bajo una serie de argucias seudo legales, el financiamiento perpetuo de los partidos políticos desde el presupuesto general de la república, intentando asignarle en ese entonces, el 1% del mismo. El segundo evento fue la huelga de hambre de los fiscales, quienes después de agotar los recursos que tenían a su disposición en el ministerio público y tras una infructuosa y larga lucha para que se diera tramite a sonados casos de corrupción -que involucran a elevados personajes de la política nacional, engavetados por «ordenes superiores»- hicieron uso de su legítimo derecho a la protesta. Tanto el primero, como el segundo, dieron una sacudida sin precedentes a la conciencia de la ciudadanía, que se manifestó masiva y contundentemente contra la pretensión de quienes han usado al estado para enriquecerse ilícitamente y para sus intereses personales y de grupo. Al mismo tiempo, la huelga de hambre de los fiscales, si bien no logró que se tramitaran los casos, sí rompió las pretensiones del fiscal y adjunto de entonces, de llegar a la Corte Suprema de Justicia. También logró establecer en el imaginario colectivo dos cosas: la fuerza de la verdad puede mover el país entero. Cuatro jóvenes fiscales lo hicieron y sacudieron con fuerza a la conciencia de la nación y a los estamentos de poder que se empezaron a conocer masivamente como los grupos fácticos, el poder tras el trono. Las máscaras y colores de los partidos políticos y sus representantes en el Congreso Nacional, se cayeron y se logró ver nítidamente que no hay diferencias entre ellos a la hora de responder ante los requerimientos de los grupos de poder y para evitar a toda costa que el pueblo ejerza su soberanía.

La elección de la Corte Suprema de Justicia fue el tercer evento encadenado a los dos anteriores. La Corte es la espina dorsal que sostiene al sistema de gobierno del país. Tras un largo procedimiento se logró el nombramiento de quince magistrados. El nivel de maniobras fue tal que la Corte Suprema quedó conformada de forma opuesta a la anterior: 8 magistrados liberales y 7 del conservador Partido Nacional. Pero como anotamos arriba, después de caídas las máscaras y los colores, esto ya no es definitorio. Los grupos de poder movieron sus piezas y lograron sus objetivos. Rápidamente y antes que la sociedad civil reaccionara, nombraron al nuevo Fiscal General y al Fiscal adjunto. Dos reconocidos miembros de ambos partidos. Recientemente nombraron a los 3 miembros del Tribunal Supremo Electoral, de nuevo, connotados miembros y defensores acérrimos de los partidos políticos y el statu quo. Detrás de todos estos movimientos y usando al Congreso Nacional, como el instrumento que legitima, los grupos fácticos definieron las claves de la institucionalidad del país, dejando aún más solo al Presidente Zelaya.

Uno de los miembros más connotados de los grupos fácticos es el ex presidente Carlos Flores, multimillonario, representante de la poderosa e intocable familia Facussé, amigo cercano y patrocinador -con fondos públicos- del cardenal Óscar Andrés Rodríguez Madariaga, dueño de La Tribuna, uno de los cuatro grandes diarios del país y editorialista del mismo, desde donde difunde sus ideas, sus libelos y sus chismes. Nada que no esté de acuerdo con su pensamiento e intereses se publica en su periódico. Él personalmente impone la agenda.

Carlos Flores es hombre de varias caras. Su trastorno bipolar no le permite aceptar la realidad. Desde el editorial de su medio, expone con cautela y astucia sus ideas, intentando de esta forma vender una imagen de sensatez, imparcialidad y cordura. Pero su bipolaridad lo impulsa a hacer lo contrario en la columna Pildoritas, desde donde lanza todo el veneno del que es capaz, ocultándose en el anonimato que el mismo condena. Como todo se sabe en Honduras, para nadie aquí es un secreto que es el mismo Carlos Flores quien escribe las pildoritas que le interesan y lo hace con tal odio, que si fueran balas, las personas a las que las dirige, estarían bajo tierra hace tiempo.

En función de demostrar con hechos lo que arriba afirmo, me permito copiarles fragmentos del editorial que el aprendiz de Maquiavelo publicó en su diario el día de hoy y contrastarlo al mismo tiempo con las primeras dos pildoritas y la pregunta final de esa misma «columna» si es que puede llamarse así a esa retahíla de chismes, odios y rencores que el autor vierte a diario contra quienes no comparten su peculiar visión del país.

«El que circula en contra nuestra delata su origen, costumbre de cobardes atacar en el anonimato, tirar las piedras y esconder la mano.» 

El párrafo anterior se refiere a una nota que se circuló por correo a través de una extensa red virtual que todos conocen en el país. Por cierto la nota tiene autor y los correos copiados también lo tienen y su dirección electrónica además. Contrario a lo que el Sr. Flores acostumbra a hacer. Su propia frase le viene mejor a él que a quienes se la dedica. Para muestra, miren la siguiente pildorita y noten el parecido con el leguaje cardenalicio:

MATANZA

Mientras el «comandante vaquero» ha realizado en aviones venezolanos un periplo a siete países y recorrido 39 mil 179 kilómetros en 18 días fuera del poder que se cumplen hoy; Hugo Chávez supuestamente está maquinando una matanza para echarle la culpa al nuevo gobierno. Coincidentemente ayer se recibieron denuncias de Olancho, Colón y Yoro que grupos campesinos están sacando armas para la gran «revuelta». Lo bueno es que nuestros soldados no son «mancos».

Es claro el llamado a la matanza y el odio en contra de los pobres, por quien se autodenomina prudente, cuerdo y cristiano. Seguramente comparte con su eminencia la pasión y las añoranzas por los tiempos de antaño. Si no es porque sabemos que clase de persona es quien escribe, seguramente nos haría llorar. Su poder e influencia es tal en los golpistas que menos de doce horas después de publicadas su alarmista pildoritas, estos decretaron el toque de queda, apenas levantado el domingo pasado. Esta es su forma de trazar línea desde su periódico.

Sigamos con su editorial:

«…nosotros, en cambio, en esta columna editorial, nos pronunciamos todos los días, no para complacer los extremos ni para deleite de los fanáticos que en gran medida son los verdaderos causantes de esta crisis, sino buscando el equilibrio que devuelva la paz a la nación, la armonía social y la tranquilidad que en un santiamén nos fueron arrebatados.» 

 

Por supuesto no dice quienes nos arrebataron la tranquilidad. Para el sr. Flores, las palomas disparan a las escopetas. Continúa el cobarde, oculto tras el chisme y el anonimato vertiendo veneno. Analicen la segunda pildorita:

RADICALIZACION

 

El «jefe de jefes» se comunicó con los liberales en el COLPROSUMAH y los llamó a la insurrección y a que hagan correr los ríos de sangre entre los «catrachos» para presionar por su retorno al poder. O sea que la cosa se va a poner más fea a partir de mañana, porque hicieron un llamado a sendas manifestaciones violentas y tomas de carreteras.

 

 

 

Para él seguramente la vida de uno o diez o mil pobres no vale nada. Por eso empuja al odio, al crimen, a la matanza. Nomás se complican las cosas, toma su avión y a su familia y sale rápidamente del país, para contemplar el desenlace desde lejos. Somos testigos de cómo ha retirado a su hija del Congreso, cada vez que una crisis amenaza con desenmascarar a los corruptos y violadores de la ley. Contrario a lo que afirma en su editorial, esto confirma que prefiere desde lejos «calcular el vaivén de la marea».

 

 

 

Este personaje sólo es uno de los destacados miembros del club que cree que el país les pertenece y hacen lo necesario para que las cosas así se mantengan. El pequeño problema es que han tenido un garrafal error de cálculo que les puede costar mucho más de lo que imaginaron. Por eso ahora corren para buscar infructuosas mediaciones y a «expertos» conciliadores, para que los golpistas ganen tiempo, mientras sus asesores de imagen hacen lo imposible para revertir el veredicto internacional que ha condenado unánimemente el golpe y a los golpistas. El pueblo, aunque no tan organizado como debiera ha respondido de manera pacifica, pero cada vez más contundente a sus pretensiones de volver al pasado. Cada día que pasa, se organiza, coordina y amplia sus planteamientos. No transara a la hora de aplicar justicia a los golpistas y sus azuzadores. Esto es lo que temen.