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Idomeni: los derechos humanos no son universales

Fuentes: Rebelión

Ante la violencia y el hambre la repuesta de la Unión Europea, la gran valedora de los derechos humanos, es poner más fronteras, abrir nuevos muros, poner nuevas verjas y ladrillos, mientras les dice a miles de personas que ellos no son ciudadanos de primera ni segunda categoría. Eso son meras formulas retóricas para estudiar […]


Ante la violencia y el hambre la repuesta de la Unión Europea, la gran valedora de los derechos humanos, es poner más fronteras, abrir nuevos muros, poner nuevas verjas y ladrillos, mientras les dice a miles de personas que ellos no son ciudadanos de primera ni segunda categoría. Eso son meras formulas retóricas para estudiar en asignaturas como ética o ética y ciudadanía. Los derechos humanos son muy poco humanos, pues tan solo se aplican cuando conviene a los Estados. No crea usted en la universalidad de estos derechos, pues solo pertenecen a unos pocos, esos que viven en los denominados «países civilizados». En cuanto al Derecho de asilo, este es un derecho internacional a aplicar discriminatoriamente, pues no puede disfrutar de él cualquier persona fuera de su país de origen en caso de persecución política. El artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce este derecho básico: En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país. Sin embargo este artículo parece olvidar que en esencia, a pesar de que no lo especifique, este derecho no será aplicable en caso de migraciones masivas.

Hoy las fronteras son el espacio político por excelencia, pues en esencia se quiera o no se quiera admitir, la ideología no deja de ser una ética, una idea del bien y del mal. La ética de la Unión Europea ha quedado netamente evidenciada.

Mientras tanto, los mass media parecen alarmarse por momentos por el drama humano que se vive hoy en Grecia, pero en esencia, se continúa con la misma retórica de verter postales a un álbum de tragedias migratorias cada vez más generalizado.

Mientras en Europa se siguen poniendo ladrillos sobre ladrillos abogando por la siempre injusta insolidaridad, se van poniendo más y más ladrillos en muros de vergüenza que no dejan de desacreditar a las clases políticas y a las instituciones. Resulta cada vez más claro que es necesario articular nuevas respuestas que dejen de aislarnos de la realidad, como todo muro acaba haciendo.

Hoy en Idomeni la vida sigue… sin respuestas alternativas a miles de personas que miran con incredibilidad su acogida en Europa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.