Entre finales del pasado siglo, e inicios del presente, el norteamericano Clayton Christensen, acuñó/socializó el concepto de disrupción para explicar la introducción al mercado de un nuevo producto que modifica las dinámicas del funcionamiento del mismo. Aunque la teoría de la disrupción nació y se utilizó en el área administrativo, con el tiempo la sociología […]
Entre finales del pasado siglo, e inicios del presente, el norteamericano Clayton Christensen, acuñó/socializó el concepto de disrupción para explicar la introducción al mercado de un nuevo producto que modifica las dinámicas del funcionamiento del mismo.
Aunque la teoría de la disrupción nació y se utilizó en el área administrativo, con el tiempo la sociología contemporánea también recurrió a esta teoría para intentar explicar las dinámicas de los actuales movimientos sociales.
Indígenas y campesinos disruptores
Guatemala, producto de la larga hegemonía neoliberal, se ha convertido en una «sociedad del cansancio» (refiriendo al pensamiento del filósofo coreano Han). Un país en caída libre hacia el sin sentido y la incertidumbre. Al parecer, sin voces, ni luces, para revertir su nefasto destino.
Sin embargo, en ese desgano cultural generalizado, emergen los NO ciudadanos, en su gran mayoría indígenas y campesinos, organizados en comunidades en resistencia, articulados en el movimiento social Comité de Desarrollo Campesino (CODECA) planteando nuevos horizontes de esperanza posible, y con innovadora metodología de acción colectiva.
Si bien CODECA es una organización campesina que nació bajo el horizonte teórico de la «izquierda revolucionaria guatemalteca» del pasado, sin embargo, muy a pesar del colapso intelectual/místico de las y los revolucionarios, este movimiento social tuvo la capacidad de innovación intelectual y moral hasta convertirse en el movimiento social más disruptor en la Guatemala actual.
Cuanto más el sistema neoliberal oenegizaba a las organizaciones sociales e indígenas en Guatemala, y convertía a sus dirigentes en «fund raising», CODECA se reinventaba como movimiento social auténtico en y desde las comunidades y territorios en resistencia. Pero, con un costo humano muy alto (CODECA pagó y paga su mística de resistencia al sistema neoliberal con encarcelamientos y/o asesinatos de sus defensores)
El sistema neoliberal afianzó e inculcó la «cultura pordiosera» en las grandes mayorías del país, bajo la creencia de: «sin ayuda extranjera nada podemos hacer», pero CODECA demostró que el poder radica en las misma gente, y si se organizan pueden «caminar con sus propias piernas tras sus sueños».
Y así fue. CODECA, excluido por la cooperación internacional, dio saltos inéditos en su constitución como sujeto colectivo plurinacional, y con una agenda propia. Hasta convertirse en este momento, sin buscarlo, en el único movimiento sociopolítico plurinacional capaz de oxigenar las esperanzas de la «sociedad del cansancio» de Guatemala.
¿En qué consiste la innovación de CODECA?
La sociedad civil guatemalteca, conformada por las ONG, priorizó y apostó por la formación de líderes y lideresas (individuos formados que compiten entre sí) desvinculadas de las dinámicas sociales de sus comunidades. Por su parte, CODECA, en y desde los territorios, apostó/apuesta a la formación de defensores comunitarios en sus comunidades, y de manera autofinanciada, en buena medida. CODECA promueve la horizontalidad, no la competencia.
Mientras la sociedad civil inculcaba como dogma la «apoliticidad» (sin praxis política) de sus actores y beneficiarios, CODECA apostó/apuesta por la construcción del poder local. Mientras las ONG, un tanto aristotélicos, divulgaban/legitimaban la consigna de: unos nacen para mandar y nosotros estamos para obedecer, CODECA promovía el ejercicio responsable de los derechos políticos. «Claridad política», suele decir Mauro Vay, fundador y coordinador de CODECA.
Y así fue cómo, de manera inédita en la historia de los movimientos sociales latinoamericanos, CODECA creó su propio instrumento político MLP, y muy a pesar del fraude en las elecciones recientes, logró un histórico cuarto lugar, dentro de una veintena de partidos políticos neoliberales.
Mientras la prensa corporativa y los técnicos que intervenían en las comunidades indígenas y campesinas guardaban celosos sus conocimientos en el uso de tecnologías de comunicación, CODECA se apropió, con sus limitaciones, de los teléfonos celulares y de las redes sociales, en especial Facebook, para socializar sus «luchas». De esta manera, bajo la consigna: «sin prensa canalla» están logrando romper el «cerco mediático» vigente en Guatemala. En CODECA hay tantos comunicadores comunitarios como defensores de derechos existen.
Otra de las grandes innovaciones de CODECA es su contenido y horizonte teórico/ético. En un país cansado, y sin mayores luces, este movimiento plantea para Guatemala un proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional (con 14 ejes temáticos) para construir el Estado Plurinacional, y así buscar el bienestar integral que denominan Buen Vivir.
De esta manera, indígenas y campesinos en CODECA innovan la praxis y las dinámicas de los movimientos sociales actuales en América Latina, y desafían a las organizaciones indígenas y campesinas del Continente a caminar con sus propias piernas, sentir y pensar con sus propias almas. Por ello este movimiento es disruptor.
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