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Informe de Amnistía Internacional sobre Nicaragua: falso, cínico, incompetente

Fuentes: Tortilla con sal

Como casi todas las grandes ONGs occidentales, Amnistía Internacional ha servido durante muchos años como un brazo de guerra psicológica que promueve la política exterior de Estados Unidos y sus aliados como los gobiernos de los países de la Unión Europea entre otros. Sobre los gobiernos aliados de los Estados Unidos, los informes de Amnistía […]

Como casi todas las grandes ONGs occidentales, Amnistía Internacional ha servido durante muchos años como un brazo de guerra psicológica que promueve la política exterior de Estados Unidos y sus aliados como los gobiernos de los países de la Unión Europea entre otros. Sobre los gobiernos aliados de los Estados Unidos, los informes de Amnistía tienden a ser relativamente suaves, pero son extremadamente agresivos contra los gobiernos percibidos como enemigos de los Estados Unidos. Al igual que la Federación Internacional de los Derechos Humanos, Human Rights Watch y otras organizaciones de derechos humanos ideológicamente comprometidas, Amnistía Internacional desempeña un doble papel. Intercambia a la perfección de un momento al otro su evidente papel de propaganda en los medios de comunicación y su papel igualmente desleal en los foros jurídicos internacionales, especialmente en las Naciones Unidas.

En 2018, Nicaragua proporcionó un ejemplo típico de cómo los medios corporativos y alternativos occidentales se alimentan de la información falsa sobre derechos humanos y cómo ésta a su vez se incorpora en los marcos legales como los de la Organización de Estados Americanos y la ONU. Un informe independiente, titulado «Rechazando la Verdad», ya ha puesto de manifiesto los informes deshonestos y negligentes de Amnistía Internacional sobre Nicaragua. Por extensión, el informe también expone implícitamente el categórico fracaso ético de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Ambos órganos comparten la negligencia culpable de Amnistía Internacional en sus reportajes, su traición a una democrática rendición de cuentas y su abuso inescrupuloso de las normas generalmente aceptadas para la documentación y presentación de informes.

En julio de 2018, al finalizar el fallido intento de golpe de Estado por la oposición nicaragüense, Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos tenían un grave problema en su manejo de la opinión internacional. Amnistía Internacional, por ejemplo, en su primer informe falso y erróneo sobre los acontecimientos de abril y mayo de 2018, había alegado falsamente que, para reprimir las protestas, la Policía Nacional de Nicaragua había asesinado deliberadamente a manifestantes pacíficos. Sin embargo, a finales de julio, un total de 22 agentes de policía habían muerto a manos de violentos manifestantes bien armados y otros 400 oficiales de policía habían resultado gravemente heridos, principalmente por disparos de arnas de fuego. La diferencia entre los informes falsos de Amnistía Internacional y la realidad de un intento bien organizado de golpe de estado armado para derrocar al gobierno electo de Nicaragua era simplemente innegable.

Sin embargo, en octubre de 2018, Amnistía Internacional elaboró otro informe, igualmente cínico, en el que siguió haciendo caso omiso de los asesinatos cometidos por la oposición y de las crueles heridas infligidas a agentes de policía entre el 19 de abril y el 17 de julio de ese año. Ese informe de octubre de 2018 apoyaba las mentiras de los medios de comunicación de la oposición nicaragüense que afirmaban que la Policía Nacional de Nicaragua torturaba y asesinaba a sus propios agentes. Amnistía Internacional hizo especial hincapié en su falsa denuncia del caso del agente de policía Faber López Vivas, quien fue asesinado por un francotirador de la oposición en la mañana del 8 de julio en la ciudad de Jinotepe, en el sur de Nicaragua.

El informe de Amnistía Internacional copiaba las falsas afirmaciones publicadas por los medios de comunicación y activistas de la oposición en Nicaragua de que Faber López Vivas fue torturado y asesinado por sus propios camaradas porque no estaba de acuerdo con la represión policial y quería abandonar la Policía Nacional. Ese testimonio se basaba en fabricaciones insostenibles, ampliamente difundidas en el vociferante testimonio de la madre de Faber López, Fátima Vivas, y su hermano, Elgin López. Amnistía Internacional oculta este hecho en su informe, encubriendo astutamente a Fátima y Elgin como «familiares» así ocultando que ambos están activamente asociados con la oposición política en Nicaragua. En particular, Fátima Vivas participó activamente en el notorio tranque en el empalme de San Pedro de Lóvago.

Este fue uno de varios tranques controlados por los líderes del llamado Movimiento Anti-Canal, como Medardo Mairena y Francisca Ramírez. Desde estos retenes ilegales, el 12 de julio de 2018, alrededor de 200 activistas armados de la oposición viajaron a la pequeña ciudad portuaria de Morrito, en el Lago de Nicaragua, donde asesinaron a cuatro oficiales de policía y a un maestro de escuela. En ese caso, los crónicamente engañosos medios de comunicación de la oposición nicaragüense fueron desesperados por encubrir otro ataque terrorista de la oposición. Por ejemplo el medio de propaganda opositora «Confidencial» de Carlos Fernando Chamorro, lanzó la cruel mentira de que oficiales de la policía local de Morrito habían matado a sus cuatro camaradas. Esa mentira ya ha sido expuesta en un reportaje in situ de Dick y Miriam Emanuelsson que incluye un extenso testimonio en vídeo de parte de testigos oculares.

En el caso de Faber López, «Rechazar la verdad» señala que Fátima Vivas cambió su relato sobre los hechos más de una vez. Originalmente, ella aceptó el informe forense neutral del Instituto de Medicina Legal lo cual, como cabría esperar de una autoridad forense, no hizo atribución alguna de responsabilidad, de que Faber López murió de un disparo en la cabeza. Unas horas más tarde, basándose en ninguna evidencia, Fatima Vivas alegó que el disparo letal a la cabeza vino de un francotirador de la policía. Unas horas más tarde volvió a cambiar su historia, afirmando que no hubo ningún disparo en la cabeza, y que su hijo había sido torturado hasta la muerte por sus compañeros policiales.

Amnistía Internacional repite las afirmaciones de la oposición en relación con una supuesta autopsia privada, sin confirmar la competencia de la persona que la realiza, y sin verificar dónde y cuándo se realizó, o la procedencia del documento que contiene el informe. El presunto informe no se ha presentado oficialmente a ninguna autoridad, ni se indica claramente la causa de la muerte. Amnistía Internacional no presenta ningún testimonio de testigos presenciales. Amnistía Internacional ha basado su reportaje del caso en el testimonio de Fatima Vivas y Elgin López, ambos activistas de la oposición, en material extremadamente dudoso de las redes sociales de la oposición, en reportajes deshonestos de los medios de comunicación de la oposición y en la sospechosa y no verificada autopsia privada.

Amnistía Internacional tiene zero prueba fiable para sostener la falsa propaganda que publicó en su informe sobre la muerte de Faber López Vivas. En cambio, «Rechazando la Verdad» señala que la muerte de Faber López por una ráfaga de fuego de un francotirador de la oposición fue confirmada por testimonios de testigos oculares, tanto en declaraciones en video como en entrevistas personales, como por informes oficiales del patólogo forense del Instituto Nicaragüense de Medicina Legal, y por el gobierno de Nicaragua a la OEA. Además, una reciente entrevista con la doliente compañera de Faber López, Edith Valle Hernández, también derriba la credibilidad de Fátima Vivas y Elgin López como testigos honestos.

Edith Valle confirma que, contrariamente a las falsas acusaciones de Amnistía Internacional, Faber López rechazó el apoyo de su madre a la oposición y en ningún momento consideró abandonar la policía, y mucho menos solicitó su salida, como afirma falsamente el informe de Amnistía Internacional. Edith Valle también confirma que ella recibió llamadas telefónicas y mensajes de texto de Faber López, tanto en la noche antes de su muerte como en las primeras horas de la mañana del día en que fue asesinado a tiros. El testimonio de Edith Valle demuestra que son sinsentidos las afirmaciones engañosas de la madre de Faber López de que Faber López fue asesinado por sus propios camaradas de la Policía Nacional de Nicaragua.

El deber de seguir los procedimientos básicos para la documentación y presentación de informes obligaba a Amnistía Internacional a buscar testigos para corroborar el testimonio de Fátima Vivas y Elgin López. Pero el personal de Amnistía Internacional no lo hizo. Claramente, no les importaba en lo más mínimo. Para ellas y ellos, la verificación responsable y meticulosa son irrelevantes porque la prioridad absoluta de Amnistía Internacional es de producir propaganda simplista y falsa para difamar y desacreditar a los gobiernos opuestos a la política exterior de los Estados Unidos, en esta caso el gobierno Sandinista de Nicaragua. Cuando los informes de Amnistía Internacional atropellan a las y los víctimas de crímenes horrendos cometidos por agentes no estatales patrocinados por los Estados Unidos y que Amnistía Internacional quiere encubrir, tanto peor para aquellas víctimas.

Amnistía Internacional podría haber contactado fácilmente con Edith Valle. Ambos Fatima Vivas y Elgin López tenían su número y la acosaban de manera persistente a través de su teléfono celular. Según Edith Valle, Elgin López también la contactó, buscando sobornarla para que testificara contra la Policía Nacional de Nicaragua en la que ella es un Sub-Oficial. Incluso, Amnistía Internacional repite la calumnia contra Edith Valle de que no era realmente la compañera de vida de Faber López. De hecho, en el momento de su muerte, Faber López había estado viviendo con Edith Valle por más de tres años y tenía una relación cariñosa con los hijos de ella de una relación anterior.

El caso de Faber López es importante porque Amnistía Internacional lo puso en primer plano en su informe de octubre de 2018 y alegó que fue una «ejecución extrajudicial» por el gobierno. Sin embargo, con el paso del tiempo, tanto este caso como casi todos los casos destacados por Amnistía Internacional en sus falso informes sobre Nicaragua en 2018 resultan ser basados en fabricaciones de un índole u otro. Incluso, sus socios locales en la ONG CENIDH han sido acusados por varias víctimas de los crímenes de la oposición, de intimidación y de soborno para hacerlos dar testimonio contra las autoridades nicaragüenses. El caso de Faber López Vivas es un ejemplo claro de como, de una forma u otra, los informes de Amnistía Internacional sobre diferentes países en crisis, desde Palestina y Siria hasta Venezuela y Nicaragua, engañan de forma consistente y deliberada a la opinión internacional en general. Solamente idiotas confían en Amnistía Internacional.

Fuente: http://www.tortillaconsal.com/tortilla/node/6170