En un país de fechas y símbolos históricos, la visita de la reina Isabel II a un centro deportivo en Dublín fue un paso más en la reconciliación por un pasado común turbulento. Y es que el primer «domingo sangriento» de la historia irlandesa no ocurrió en Belfast en 1972: fue en Dublín, hace 91 […]
En un país de fechas y símbolos históricos, la visita de la reina Isabel II a un centro deportivo en Dublín fue un paso más en la reconciliación por un pasado común turbulento. Y es que el primer «domingo sangriento» de la historia irlandesa no ocurrió en Belfast en 1972: fue en Dublín, hace 91 años. El 21 de noviembre de 1920 las fuerzas británicas mataron a 13 espectadores y un jugador de fútbol gaélico en el estadio de Croke Park, en represalia por los 14 agentes británicos que habían perdido la vida por la mañana en un ataque del IRA.
Ayer, la monarca, acompañada por su marido, el príncipe Felipe, y la presidenta irlandesa, Mary Mc Aleese, asistió a una ceremonia en el mismo estadio. La visita estuvo rodeada de las mayores medidas de seguridad en la historia irlandesa. En las inmediaciones, manifestantes republicanos prendieron cohetes y arrojaron botellas.
Anoche, en el banquete de Estado en el castillo de Dublín por la noche, durante el único discurso de su visita, resaltaron ante el Taoiseach irlandés Enda Kenny y su contraparte británico, el primer ministro David Cameron, la necesidad de reconocer el pasado y mirar hacia el futuro.
La complejidad del pasado bilateral quedó clara en la ceremonia de la mañana en el Memorial de Guerra Irlandés, en los jardines Islanbridge. La reina Isabel II depositó una corona de flores en homenaje a los 49.400 irlandeses muertos en la Primera Guerra Mundial que servían en las filas del ejército británico.
Durante décadas, la república homenajeó a los rebeldes del levantamiento de 1916 contra el imperio británico y ninguneó a los que habían combatido en la guerra porque, para muchos, eran virtuales traidores. La presencia de la presidenta Mary McAleese en la ceremonia y la ejecución del himno nacional de ambos países portaba un mensaje inequívoco: las dos partes podían reconocer tanto la unión como el antagonismo de una relación marcada por el fuego colonial.
Los irlandeses parecen haber captado este mensaje y siguen la visita con una mezcla de curiosidad y oportunismo, pensando en los beneficios comerciales que puede ofrecer a un país duramente golpeado por la crisis. El sobrino del futbolista asesinado aquel fatídico 20 de noviembre, quien se llama igual que su tío, Michael Hogan, resumió este sentir. «El domingo sangriento sucedió hace 90 años. Es hora de dar vuelta la página», dijo a la BBC. No todos pensaban lo mismo. En medio de un impresionante operativo de seguridad, hubo varios arrestos en Dublín durante manifestaciones de republicanos que se oponen a la visita de la reina. Sinn Fein, el otrora brazo político del IRA en Irlanda del Norte, señaló que no se oponía a la visita de la monarca, pero que la consideraba «prematura».
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-168444-2011-05-19.html