Podría ser condenado a dos años de cárcel por no adoptar medidas para impedir el colapso bancario. Haarde afirma que no vio nada sospechoso
El juicio contra el ex primer ministro islandés Geir Haarde por presunta negligencia en su gestión y no evitar la crisis financiera de 2008 arrancó ayer en Reikjavik en el Landsdomur, una corte especial para procesos que afectan a miembros del Gobierno, creada en 1905 y que nunca hasta ahora había actuado. En concreto, Haarde está acusado de violar la ley sobre responsabilidad de los ministros y de desoír las advertencias que recibió en su momento acerca de una inminente crisis de los bancos islandeses, que en octubre de 2008 colapsaron.
Sea cual sea el fallo, es la primera vez que un responsable institucional tiene que responder por su gestión en la crisis financiera, lo que evidencia el diferente modo con el que Islan- dia ha encarado la situación al nacionalizar la banca y negarse a pagar las deudas de las entidades en el exterior, aunque la élite financiera y empresarial islandesa no ha sido imputada en ninguno de los procesos judiciales abiertos.
Haarde siempre ha insistido en su inocencia y en calificar de «farsa» el juicio, que considera un proceso montado por sus antiguos enemigos políticos.
El Lansdomur decidió el pasado mes de octubre retirar dos de los seis cargos imputados al ex primer ministro, incluyendo el más grave de de ellos, «negligencia grave». Pero deberá responder por no haber actuado para reducir el tamaño de los bancos, cuyo volumen de negocio sumaba unas nueve veces el PIB islandés.
«Ninguno de nosotros se dio cuenta en ese momento de que hubiera nada sospechoso en el sistema bancario en sí, pero ahora parece que así era», afirmó ayer durante la primera sesión del juicio, que está previsto concluya el 15 de marzo.
«Rechazo todas las acusaciones y afirmo que no tienen fundamento», aseguró a los jueces.
«Creo que no es lógico pensar que yo o alguien del Gobierno podría haber reducido el tamaño de los bancos más de lo que se hizo en aquella época», se defendió Haarde. «Hicimos todo lo posible para instar a los bancos a reducir sus cuentas de resultados», explicó.
«Creímos hasta el final que con salvar uno solo de los bancos sería suficiente (…). Pero hasta los últimos días antes del derrumbe no nos dimos cuenta, al menos yo no lo hice, de lo interrelacionados que estábamos todos. Eran más o menos uno, el mismo», indicó. «Para entonces, por supuesto, era demasiado tarde», apostilló.
Uno de cuatro
Haarde, entonces líder del Partido de la Independencia (derecha), en el poder desde mediados de 2006, era uno de cuatro políticos considerados responsables del colapso, en pocas semanas, del sobredimensionado sector bancario islandés en un informe de la comisión parlamentaria de investigación de 2010. El informe fue especialmente crítico con Haarde por haber hecho oídos sordos a principios de 2008 a las advertencias de que el país se dirigía hacia una crisis financiera mayúscula y de que las principales entidades estaban a punto del colapso.
El ministro islandés de Relaciones Exteriores planteó la cuestión en febrero de 2008, pero «los bancos no demandaron la ayuda del Gobierno», señaló ayer el acusado, subrayando que en aquella reunión «no se mencionó la posibilidad de que solo seis meses más tarde los bancos colapsarían».
Los tres principales bancos (Glitnir, Landsbanki y Kauthing) se hundieron tras años de expansión basada en los préstamos, un colapso que se llevó también por delante a la entidad on line Icesave, provocando una crisis diplomática entre Islandia, por un lado, y Gran Bretaña y Países Bajos, por otro, ante el rechazo de los islandeses a indemnizar a los inversores de ambos países.
En setiembre de 2010, el Althingi (Parlamento islandés) dio luz verde a que el ex primer ministro fuera llevado a los tribunales, siguiendo el consejo de la comisión parlamentaria de investigación, aunque no hizo lo mismo con otros tres exministros de su Gabinete, dos de ellos socialdemócratas. El pasado jueves, el Althingi tumbó por 33 votos contra 27 una propuesta del líder conservador, Bjarni Benediktsson, para volver a votar de nuevo si el ex primer ministro debía ser procesado.
El hecho de que Haarde sea el único político procesado ha generado críticas a ambos lados del espectro político, así como el polémico papel de los socialdemócratas, que formaban parte de su coalición de Gobierno y ahora, después de que las protestas tumbaran al Ejecutivo, dirigen el país junto con el Movimiento de Izquierda Verde.
La defensa intentará demostrar que Haarde no podía intervenir en la actividad de los bancos y la Fiscalía, que sus decisio- nes llevaron al crack bancario. En caso de ser hallado culpable, Haader podría ser condenado a dos años de prisión.
El colapso de los bancos islandeses hundió al país en una profunda recesión que requirió la intervención del FMI. La corona islandesa se devaluó, pero tres años después la recuperación económica es un hecho.