Un extremista de derecha amenazó a sus vecinos de Lampedusa que querían manifestarse contra Silvio Berlusconi. Delante de la policía trató de asustar a los manifestantes contra Berlusconi diciéndoles: «Tirad esas pancartas u os matamos como a perros». El show que dio en Lampedusa Silvio Berlusconi, Presidente del Consejo de Ministros de la República italiana, […]
Un extremista de derecha amenazó a sus vecinos de Lampedusa que querían manifestarse contra Silvio Berlusconi. Delante de la policía trató de asustar a los manifestantes contra Berlusconi diciéndoles: «Tirad esas pancartas u os matamos como a perros».
El show que dio en Lampedusa Silvio Berlusconi, Presidente del Consejo de Ministros de la República italiana, revela una doble condición de violencia. Por un lado, el abuso mediático que impone en todas las cadenas el eco de los eslóganes proferidos por Silvio Berlusconi; por otro, algo que no siempre se ve: la violencia física que sostiene el régimen berlusconiano. De las 200 personas que había viendo y aplaudiendo a Berlusconi en Lampedusa muchos eran policías, otros periodistas y otros matones. Los activistas de Welcome informan de que nada ha cambiado en la isla al día siguente de la visita de Berlusconi. El Pleno permanente del Ayuntamiento seguirá en pie porque «no aplaudirán las promesas que hizo Berlusconi hasta que se verifiquen con hechos». El espectáculo televisivo de Silvio Berlusconi no cuadra con las crónicas periodísticas, que describen una situación caótica. La de Miguel Mora pone de relieve una gran paradoja del lado humano de la emergencia: eran los propios inmigrantes quienes se ocupaban de dar los primeros auxilios a los compatriotas que desembarcaban. La situación en Lampedusa sigue al rojo vivo: algunos tunecinos han avisado de que empezarán una huelga de hambre de seguir así las cosas. Berlusconi viajará el lunes a Túnez.
Entre tanto, la marea de migrantes sigue subiendo y ya llega a la frontera de Francia. RAI-3 denunciaba que en Ventimiglia, en la frontera entre Francia e Italia, muy controlada por la policía gala, han aparecido ya personajes sin escrúpulos, los ‘passeurs‘, que, a cambio de varios centenares de euros, transportan en coche a los inmigrantes a ciudades como París o Lyon, evitándoles el riesgo de ir en tren o de pulular por estaciones donde podrían descubrirlos. El ministro de Exteriores italiano critica a Francia porque devuelve los migrantes que llegan a esa frontera. Ya hay vídeos de devoluciones. La realidad está resquebrajando día a día el consenso político construido en torno a eslóganes demagógicos que usan un lenguaje facilón: «clandestinos», «invasión», «expulsión». Hay dos flujos migratorios en este caso: uno de migrantes económicos procedente mayormente de Túnez; otro de refugiados que huyen de la guerra de Libia.
La tensión política en Italia es altísima. Otra vez hubo escenas calificadas como «inaceptables» por el Presidente de la República en el Parlamento. Lanzaron cosas contra el Presidente del Parlamento, volaron insultos. ¿Se acercan las elecciones?
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rCR