Recomiendo:
0

Italia o la deriva conservadora europea

Fuentes: ATTAC España

La Unión Europea, se está convirtiendo en un feudo conservador. No lo afirmo sólo por los últimos resultados electorales así como por los gobiernos que cuajan el viejo continente, no, lo afirmo también por sus políticas reales y su acción internacional. Por lo que el color de sus gobernantes es mayoritariamente conservador. ¿Que hacen las […]

La Unión Europea, se está convirtiendo en un feudo conservador. No lo afirmo sólo por los últimos resultados electorales así como por los gobiernos que cuajan el viejo continente, no, lo afirmo también por sus políticas reales y su acción internacional. Por lo que el color de sus gobernantes es mayoritariamente conservador. ¿Que hacen las y los ciudadanos europeos, para apoyar políticas liberales, que desregulan sus derechos, favorecen a los poderosos, desmontan sus estados del bienestar y acaban con sus sistemas de protección social?

Seguramente sus causas son, la falta de pedagogía política, la manipulación de los medios de comunicación, abrumadoramente en manos de grandes empresas con intereses en otros campos y también ideologicamente conservadoras y ultraliberales, sin excepción. La sociedad espectáculo que todo lo trivializa y adocena. La falsa creencia de que somos ricos y podemos consumir mucho y, porque no decirlo, la gran influencia religiosa y su apoyo a las diversas opciones de las derechas europeas. El modelo de Europa, no es ya Europa, son los Estados Unidos de América del Norte e incluso Francia, se pliega al amigo Americano.

Pero también hay otros motivos como el abandono del pensamiento y la acción transformadora. La claudicación de una parte muy importante de la socialdemocracia y su convencimiento falso y teológico de que la política económica, no tiene color ni ideas.

Lo cierto es que en las áreas de poder, solo se práctica una sola vía y esta es la neoclásica, ortodoxa y neoliberal. Claro ante este panorama, las y los ciudadanos, tienen poco donde elegir o bien prima en ellos el egoísmo cortoplacista de pagar menos impuestos, es decir pan para hoy mientras estén en edad laboral y hambre para mañana, cuando estén jubiladas y jubilados o caigan gravemente enfermas y enfermos.

La Europa de las clases medias adormecidas, que pueden todavía pasar fines de semana en Estambul o alquilar apartamentos por una semana en cualquier rincón turístico del colmatado y envenenado Mediterráneo, sufrirá en breve un duro golpe. Tienen pues solo dos opciones buscar salvadores patrios frente a sus miedos caso Italia o votar a demagogos liberales, como en Francia, que les prometan vueltas hacia atrás, ya imposibles.

La Izquierda Institucional, como ha renunciado a sus ideas y ha perdido buena parte de sus caladeros electorales, lo tiene muy complicado. La desaparición en buena parte de la sociedad industrial y el fin del capitalismo fordista clásico, su nueva fase de capitalismo financiero no productivo y la terciarización, la han dejado inerme. De buen grado, han asumido los socioliberales la globalización y no como realidad social del auge de las nuevas tecnologías, los rápidos y más baratos medios de transporte y logísticos, sino como doctrina política, desreguladora y el fin de la justicia fiscal y la redistribución.

Hoy ser de izquierdas, pasa por defender el Estado Social. La defensa de las políticas públicas de Bienestar, los servicios públicos y los impuestos progresivos, que constituyen en estos momentos la frontera de las ideas y los hechos de las políticas transformadoras y sociales o las propuestas neoliberales.

Insisto una vez más, cualquier intento de recuperación de la izquierda, pasa por analizar la realidad de la globalización neoliberal y el capitalismo financiero y sus consecuencias, (cambio climático, privatizaciones, vuelta del fantasma del hambre, precarización laboral y crisis económica, entre otras). Por tanto ante un panorama tan poco halagüeño, ¿Porque las cúpulas institucionales de lo que fue la izquierda, siguen buscando soluciones liberales y desrreguladoras? Pues porque han renunciado a sus principios transformadores, se han quedado sin ideas y encomiendan sus políticas económicas a liberales y neoclásicos que nunca creyeron en el cambio de sistema, ni en la justicia social, sino en el crecimiento, la acumulación y la macroeconomía del «buen PIB» y no en el bienestar de las personas.

Así de simple, así de duro. La Política con mayúsculas también es el arte de ilusionar en proyectos de cambio futuro y hoy por hoy que «Otro mundo es posible», solo nos lo creemos en los Movimientos Sociales, o al menos solo nosotras, tenemos el valor de afirmarlo. Al igual que reivindicar la primacía de la política y de las personas sobre los poderes financieros y las cuentas de resultados de las grandes empresas.

¿HAY FUTURO EN EUROPA?

Al hacerme esta pregunta lo hago pensando en las ideas fuerza de transformación y alternativa al Sistema. Centrándome en Europa, creo que si. En primer lugar los movimientos sociales y críticos europeos, estamos movilizados, elaboramos discurso, a pesar de que la izquierda institucional, nos mira con una mezcla de superioridad y conmiseración y la derecha nos criminaliza.

Hay caminos de respuesta trazados y me fijaré en dos. En Noruega, una alianza entre los Sindicatos, partidos de izquierda y ATTAC han obligado a la coalición de centroizquierda gobernante a realizar un acuerdo defendiendo los servicios públicos y el bienestar.

En Alemania, la «Gran Coalición «del CDU-SPD que gobierna, tiene frente a ellos un partido socialista DIE LINKE que lidera Oskar Lafontaine, que con opciones nitidamente socialdemócratas y de izquierda, en alianza con muchos sectores sindicales, ATTAC y otros movimientos sociales, que no solo han frenado mediante movilizaciones, privatizaciones en el sector público, sino que están obligando al centro derecha gobernante a adoptar medidas más sociales o frenar iniciativas desreguladoras. Incluso la canciller Angela Merkel, a raíz del escándalo de Lietchestein ha pedido a la UE medidas de control del mercado financiero. La vía alemana, es muy interesante y para mí esperanzadora. Unos Socialdemócratas que no han renunciado a serlo, en el sentido más noble de la palabra, unos excomunistas que siguen en la Izquierda y no como la mayoría en Italia o el Esta de Europa, algunas federaciones sindicales leales a los intereses de las trabajadoras y a la vez al conjunto social y la defensa de lo público y la convergencia con los nuevos movimientos sociales y la nueva forma de entender la política, no en subordinación sino en igualdad.

El nuevo discurso de los movimientos sociales y de ATTAC ha sido asumido en ambos casos por las organizaciones tradicionales de la izquierda, por coherente, esperanzador y posible.

En Italia en cambio, lo que fue la izquierda, el PCI y el PSI, han renunciado incluso al nombre y han construido un partido a imagen y semejanza del Partido Demócrata de los USA, al que por cierto Berlusconi, si viviera en Austin (Texas), podría pertenecer. La izquierda Arco Iris, ni ha tenido tiempo, ni se ha innovado, ni se ha unido, ni ha hecho autocrítica de recientes y pretéritos errores.

¿QUÉ HACER?

Pienso que Attac y los movimientos sociales, debemos jugar el papel de educación popular y pedagogía política que la izquierda institucional y los sindicatos han abandonado. Debemos huir del lenguaje antiguo, sectario y gastado de la extrema izquierda dirigista y/o mesiánica.

Hay que tratar de organizar a las y los precarios y precarias, a los jóvenes y a las gentes inquietas, no por el miedo, sino por la esperanza en algo mejor. Hay que seguir presionando y mucho a los gobernantes. Denunciando a los poderosos y sus instrumentos de poder. Es la lucha de David contra Goliat, pero es lo que hay.

Los socialistas en sus diversas acepciones y familias, deben reaccionar. No pueden ver inermes como sus partidos se vacían de contenido, la dirección de las políticas sustantivas, se encomienda a tecnócratas liberales y profesores con intereses empresariales o los sindicatos de clase bajo su dirección se dedican a defender lo indefendible desde una óptica de clase y permitir la privatización y el desmantelamiento de lo poco que queda ya social.

Los parlamentos nacionales, deben poner coto a Directivas y Reglamentos de la UE que aguan las legislaciones sociales nacionales y los derechos de trabajadoras e inmigrantes. Las Constituciones con contenido social, las Seguridades Sociales y las medidas de protección social, que algunas legislaciones contemplan, deben ser defendidas y exigir a sus Gobiernos que no desmonten en Europa, lo que no se atreven a desmochar en sus estados. Que no tengan los gobiernos el doble lenguaje de comprometerse a realizar más políticas sociales, mientras en El Consejo de la Unión Europea se destruye el Estado del Bienestar y se legisla pensando solo y exclusivamente en un gran mercado y para los intereses de los grandes mercaderes.

Después de lo de Italia el peso conservador en Europa es ya abrumador. ¿Es posible el consenso y la unanimidad ante tamaña autoridad neoliberal y neoconservadora? Seamos los Movimientos Sociales sencillos, simples y humildes en las propuestas, a la vez que decididas y constantes.

Democratización de Europa.
Por una Europa Social.
Por una real Solidaridad Internacional que restablezca la justicia fiscal global y liquide los Paraísos Fiscales.
Por la condonación de la deuda externa.
Por un desarrollo social autenticamente sostenible, sustentable y alternativo.
Por una salida a la crisis económica, que no la lideren las y los que la han generado, por torpeza, egoísmo y trabajar por y para los especuladores.

Por una salida que se haga a la luz del imprescindible cambio sistémico.

Carlos Martínez García – Coordinador de ATTAC España