Recomiendo:
3

Entrevista al exdiputado Michele Sodano

Italia: política-espectáculo y la ultraderecha en ascenso

Fuentes: Rebelión

La aparente estabilidad de la Italia institucional esconde hoy una compleja realidad social. En disputa, además, su narrativa política.

Con solo 28 años, en 2018 Michele Sodano fue electo diputado nacional por la región de Agrigento, Sicilia. Pertenecía entonces al Movimiento 5 Stelle (Movimiento 5 Estrellas, o M5S), organización que por esos años se convirtió en un particular fenómeno nacional debido a su poder de convocatoria como a su diversidad de posiciones internas. Sodano concluyó su mandato en octubre de 2022, pero ya no como representante del M5S. Debido a diferencias con la dirección, en febrero de 2021 fue expulsado de su partido junto con una veintena de sus colegas parlamentarios. A pesar de su corta edad, Sodano ha acumulado un extenso currículo profesional. Licenciado en Economía por la Universidad de Milán y en Administración por la de Copenhague, trabajó con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y en diversas empresas privadas. En la actualidad dirige IMMAGINA, una organización/espacio de trabajo colectivo y lugar de referencia para encuentros de solidaridad ubicada en pleno centro de Agrigento.

Entrevista exclusiva con este comprometido joven intelectual, convencido pacifista y referente “sin partido” para grupos ciudadanos de su ciudad.

P: ¿Cómo lo presento?

Michele Sodano (MS): Pregunta difícil. Normalmente, en nuestra cultura, nos presentamos por lo que hacemos. En mi caso, en este momento de mi vida, priorizo mis actividades para la comunidad y gozo del tiempo que pueda apartar para mí mismo, lo que hasta ahora nunca había podido hacer. Me siento privilegiado cuando pienso en tantos compatriotas que viven solo para trabajar y terminan prisioneros de una lógica consumista que se puede comparar con una gran cárcel de lujo.

P: ¿Quiere decir que su prioridad hoy es casi existencial?

MS: Totalmente. Percibo a mi alrededor mucha gente deprimida, triste. Que a veces no sabe ni siquiera para qué vive. Su objetivo es lineal: trabajar, jubilarse y prepararse luego para aprovechar lo mejor posible el tiempo previo a la muerte. No entiendo que se pueda vivir solo para trabajar. La vida es mucho más que eso. Lo aprendí cuando a los 17 años me confronté con un cáncer. Me cambió todo. Atención: pienso que se debe trabajar, pero entendiendo el trabajo como una equilibrada contribución al mundo que nos rodea y no como el único objetivo de nuestra existencia.

La política tradicional en crisis

P: Una reflexión sorprendente porque la expresa luego de cuatro años de vivir a 120 kilómetros por hora como diputado nacional con una oficina en Roma y decenas de vuelos constantes entre la capital italiana y Agrigento, su ciudad…

MS: Fue una experiencia rica, para nada negativa. Me permitió comprender mejor la esencia de muchas cosas. No quiero ser arrogante, pero pienso que ahora tengo mayor lucidez para interpretar ciertas situaciones y fenómenos. En particular, entender el enorme vacío de la política institucional y tradicional. Siento, y tal vez puede ser provocativo lo que digo, que la diferencia hoy en Italia entre derecha e izquierda es fundamentalmente de narración, no de sustancia o contenidos esenciales. Una narración que mucha gente mira como si fuera un episodio de Gran Hermano o un programa de Netflix, muy lejos de todo contenido esencial. Esto se percibió, especialmente, luego de los años del Gobierno Berlusconi, que redujo casi a nada los instrumentos de análisis sociales e instaló la política como un show. Lo que llevó a que muchos no entiendan que la política en general, y el Parlamento en particular, casi no tienen hoy en Italia ningún poder real, ninguna capacidad de representar a su propia gente.

P: Es una afirmación muy dura. ¿Entonces, quién tiene el poder en Italia hoy?

MS: Las grandes finanzas, como en toda Europa, donde manda este capitalismo neoliberal dominante. Italia no tiene defensas inmunitarias contra este sistema. Cuenta con una extraordinaria tradición e historia que siempre le permite a la gente pensar que vive en un buen país. Pero, en realidad, en este país las multinacionales y el capital financiero pueden hacer lo que quieren y gobiernan a su gusto. Esto lo terminé de descubrir siendo diputado. La diferencia entre Giorgia Meloni hoy y el Partido Democrático (ex Partido Comunista) o el Movimiento 5 Estrellas ayer, es solo narrativa. En realidad, lo que implementa hoy Meloni, en 18 meses de gestión, es lo que hicieron en el período precedente el gobierno de coalición de Giuseppe Conte y luego el de Mario Draghi. Fueron ellos quienes abrieron las puertas a todas las grandes privatizaciones –como en el sector salud–, las cuales continúan profundizándose.

Un discurso para ganar la batalla cultural

P: Según su análisis, no parece demasiado dramático que en el presente gobierne Italia una dirigente que tiene su origen en una militancia neofascista…

MS: Claro que es dramático, porque Meloni y la derecha enarbolan propuestas ideológicas muy negativas para el desarrollo de la conciencia humana. Porque su xenofobia, el miedo al otro, la rabia ante aquel que es diferente, desde un punto de vista ideológico crea un daño enorme y es muy peligrosa.

P: ¿Piensa que esos impulsos, mensajes y conceptos son irreversibles?

MS: No puedo evaluar el nivel de reversibilidad o irreversibilidad de los argumentos que impone la extrema derecha. La historia es tesis, antítesis y síntesis. No puedo decir si se llegará a la antítesis de todos estos contenidos ideológicos abominables. Lo que sí constato, es un acelerado desmantelamiento de todo lo que es cultural, en el sentido amplio del término. Una activa desinversión en lo cultural, en la instrucción, lo que impacta directamente en la conciencia ciudadana. Hoy percibo que mucha gente tiene miedo del inmigrante y asume el mensaje sin argumentos de los “inmigrantes o refugiados que vienen solo a robar y a aprovechar”. Sin duda sigue habiendo un sector consciente y solidario en la sociedad italiana, pero es reducido. Y también un grupo mayoritario que incluye sectores populares, que tiene miedo y que cada día sufre más la crisis económica. Ante el riesgo de terminar hambreados, muchos italianos de abajo se vuelven conservadores y se apropian, acríticamente, de los argumentos xenofóbicos.

“Le facilitamos la llegada a Meloni”

P: ¿Tuvo miedo cuando en 2022 ganó Hermanos de Italia, el partido de Meloni?
 
MS: No, no se trató de miedo. Sí, preocupación. Y más que eso, un sentimiento muy raro: si Meloni está aquí es porque el campo progresista italiano facilitó el terreno.

P: Vuelvo a preguntarle para entender bien: según su reflexión, el actual Gobierno más que cambios profundos de programa promueve un cambio ideológico y de la narrativa política…

MS: Pienso que es así. Por ejemplo, llegó con argumentos y medidas para oponerse a las fiestas “rave” (ndr: multitudinarias y clandestinas) o ilegalizar la carne sintética, o imponer multas por el uso de palabras del inglés. Y arrastra a la opinión pública y el debate ciudadano en torno a esos temas no esenciales. Pero, al mismo tiempo, perdona a los grandes empresarios que tienen deudas históricas y permite que las multinacionales hagan lo que quieren. Al mismo tiempo, anula el Reddito di cittadinanza, ese subsidio tan importante de 700 euros para cada familia bajo el nivel de pobreza, uno de nuestros grandes logros cuando nuestro Movimiento 5 Estrellas gobernaba. Es terrible, porque con sus mecanismos mediáticos Meloni y su gente están imponiendo como verdad absoluta que ese subsidio era injusto y que “la gente debe trabajar”. Como si el problema no fuera la pobreza sistémica de una parte importante de la población, sino la falta de voluntad de trabajar. Invierten todo y se aprovechan de la pobreza y la desesperación de la gente. Por eso insisto en hablar del gran problema de la narración política de los grupos dominantes.

P: Narrativa de derecha y desmantelamiento de conquistas sociales…

MS: Sin duda. Cuando en 2018 nuestro movimiento alcanzó tanta fuerza y se llegó al gobierno, sentimos que triunfaba la justicia. Yo vivía en Dinamarca, donde ya militaba con el M5S. Renuncié a mi trabajo allá para regresar y participar en la campaña electoral. Luego de seis meses y con solo 28 años, y con el perfil de un joven con un discurso determinado y fuerte, fui electo diputado con el apoyo de más del 50% del electorado de mi ciudad. Muchos italianos vivimos todo esto como una revolución extraordinaria. Pudimos legislar avances impresionantes, como el subsidio para los más necesitados, o la obligación de contratos laborales fijos y seguros luego de dos años de trabajar en una misma empresa. Logramos abolir la publicidad de los juegos de azar en un país donde el juego continuaba aumentando debido a la desesperación económica de mucha gente. Pero rápidamente empezaron las concesiones a la derecha y la extrema derecha y fuimos perdiendo cada día más terreno.

Se desvanece una gran ilusión

P: ¿Esto provocó la crisis interna dentro del Movimiento 5 Estrellas?

MS: Así es. Un grupo de nosotros, que como diputados no apoyamos la designación de Mario Draghi como primer ministro en 2021, fuimos expulsados del Movimiento y formamos un grupo parlamentario independiente. Draghi, según nuestra evaluación, representaba la élite neoliberal y globalizante europea. Había sido director ejecutivo del Banco Mundial y luego, durante ocho años, presidente del Banco Central Europeo. Detrás de Draghi se encolumnaron nuevamente la extrema derecha y la derecha, junto con el Partido Democrático y el M5S. Su designación fue algo que nuestra decencia política ya no pudo aceptar.

P: ¿Un momento muy difícil en su carrera política?

MS: La expulsión del M5S representó un hecho muy amargo en mi vida. Pero no podía confiar en ese Gobierno que, como la historia lo demostró, no habría de beneficiar para nada a los sectores populares. Fue triste, porque significó la ruptura con un proceso participativo inigualable en sus orígenes. Al mismo tiempo, siento esa expulsión como una especie de condecoración, si la miro desde mi propia ética. Fue una decisión de principio que tomé sabiendo que no me beneficiaría en lo personal. Hice lo que correspondía, si bien no era lo más conveniente para mí. Y por eso lo considero como un gran grito de libertad. De inmediato, con los otros colegas con los cuales creamos el grupo independiente, empezamos a renacer en la vida parlamentaria. Presentamos propuestas de ley con entera independencia y por primera vez hice contribuciones parlamentarias que expresaban mi propio sentimiento y convicciones, y sin tener que leer un papel escrito por alguna otra persona a nombre del M5S. Debo confesarle que fue una experiencia de la que me enorgullezco. Otros colegas, amigos y compañeros parlamentarios de nuestro movimiento continuaron con la línea oficial. Siento una especie de compasión por ellos, pues debe ser muy difícil sentirse bien luego de venderle el alma al diablo.

La crisis de una Europa con la guerra adentro

P: Cuando estalló la guerra en Ucrania, su grupo de expulsados del M5S se distanció de todo apoyo militar a Ucrania y a ese conflicto en general…

MS: En efecto. Esta guerra desvirtúa cualquier rol estratégico que pretenda jugar Europa. Como continente, somos simples vendedores de armas cuando deberíamos haber enarbolado una voz fuerte y alternativa de paz. Y atención: pienso que se hubiera tenido que impulsar una distancia sana respecto tanto de (Volodimir) Zelensky como de (Vladimir) Putin. Siento que hoy Europa, como concepto de proyecto original en construcción de un continente igualitario y justo, está muy debilitado.

P: Para terminar: su organización IMMAGINA acaba de abrir sus puertas para presentar Grand Hotel Coronda, un libro de los que fueron prisioneros políticos en la cárcel argentina de Coronda durante la dictadura militar. Y en esa misma sala se realizan las reuniones regulares de los distintos grupos y fuerzas que propugnan la paz en Palestina…

MS: Para nosotros, IMMAGINA es un espacio abierto, en construcción, humano y profundamente solidario. El objetivo principal que perseguimos es darle un pequeño sentido de eternidad a este momento que vivimos hoy y aquí. No es un proyecto finalizado ni cerrado. Todos tienen las puertas abiertas de nuestro local. Pretendemos, especialmente los que integramos IMMAGINA, reapropiarnos de la vida. Y esto implica dos conceptos principales: hacer comunidad y aportar a la felicidad colectiva. En nuestra práctica colectiva buscamos promover actividades y propuesta en lo micro sin olvidar lo macro de nuestra ciudad y región.  Con mucha humildad y paso a paso, sin desesperación.

Y en este marco, la solidaridad es para nosotros un concepto fundante. Combatir todo lo que hoy empobrece a nuestra sociedad planetaria: las fronteras, las guerras que benefician a unas pocas multinacionales, las polarizaciones entre regiones y Estados. Todos somos seres humanos de un mismo y único planeta. Debemos preservarnos entre nosotros, no combatirnos, y cuidar, entre todos, nuestro planeta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.