A las ya bastantes evidencias de que el mundo está asistiendo al parto de un nuevo orden mundial, se suma la IX Cumbre de Celac celebrada en Tegucigalpa.
La resolución final adoptada por una aplastante mayoría en ese foro regional, contrasta marcadamente lo que fue la Cumbre de la OEA en 1962, cuando por indicación de EEUU, la mayoría de los países miembros rompieron relaciones con Cuba. Ese era el mundo bipolar de la llamada guerra fría en la que la potencia del norte tenía a América Latina como su patio trasero.
Hoy el escenario mundial es muy distinto ; existe un foro llamado Celac que aglutina a todos los países de América Latina y el Caribe, que tuvo su IX Cumbre, el pasado 9 y 10 de abril en Tegucigalpa.
En esa cumbre se resaltó la necesidad de afianzar la alianza latinoamericana y caribeña para hacer frente a medidas proteccionistas adoptadas de forma unilateral por EEUU, con la aplicación de aranceles que estarían perjudicando a los países miembros. El escenario fue muy diferente a aquella sesión de la OEA del 62. Quienes quedaron en minoría ahora, fueron dos países miembros: Argentina y Paraguay. El resto de los países miembros aprobó la resolución final.
Está visto que hoy, ya EEUU no puede disponer discrecionalmente de lo que por mucho tiempo consideró su “patio trasero”. Hoy la correlación de fuerzas en el mundo es muy diferente. Al control absoluto que solitariamente tenía en el mundo EEUU cuando cayó la Unión Soviética, se le está oponiendo un hegemón emergente que no para de crecer desde fines del siglo pasado: China.
La República Popular China está emprendiendo desde la primera mitad del presente siglo, grandes proyectos de infraestructura cuya expansión llega a casi todo el mundo; inclusive a América Latina. Desde esa ubicación en la escala global, China promueve y consolida una alianza geoeconómica llamada BRICS, de la cual forma parte, como miembro fundador, la mayor potencia latinoamericana: Brasil.
A este nuevo paisaje global se le da en calificar, Mundo multipolar, mundo al cual adhirió con claridad la IX Cumbre de Celac.
En este actual escenario, podemos afirmar que el planeta se mueve en el contexto de la disputa hegemónica entre Occidente y Oriente, o si se quiere, entre EEUU y China y aliados.
Dicho esto, se puede constatar con facilidad, que todo lo que ocurre en el mundo actualmente, tiene que ver con esa disputa hegemónica. Hasta en países muy pequeños y de poca significación como Paraguay, país que junto con Argentina gobernado con el poco presentable presidente, Javier Milei, está quedando al margen de la historia en una minúscula minoría.
Los motivos de ambos países que aparecieron de contramano con el espíritu plasmado en la resolución de la IX Cumbre de Celac, son diferentes: Argentina tiene que ganarse la simpatía del pdte. Trump, así incurra en actitudes poco dignas, porque necesita que EEUU le dé una mano para la concreción del acuerdo con el FMI para conseguir un socorrido préstamo para salvar su crítica situación económica y además, lograr la posibilidad de una negociación para liberarse o reducir ese 10% arancelario que le impuso el gobierno norteamericano.
En cuanto a Paraguay, su lamentable posición en la cumbre referida, responde a una inercia de la que no puede curarse, que consiste en una sumisión de décadas hacia EEUU a partir de los tiempos de la dictadura de Stroessner, en el marco de la guerra fría, en que se destacó por su rabioso anticomunismo.
Ahora, esa inercia le pone en una situación muy complicada, teniendo en cuenta que el principal mercado de Paraguay es Brasil, no EEUU. Al ser así, se podría decir que Paraguay depende más de Brasil que de EEUU. Y por si fuera poco, Paraguay es el único país de Suramérica que no tiene relaciones con China, lo que explica que se constituya en el último interlocutor incondicional de EEUU en la región. La Argentina tiene relaciones diplomáticas con el gigante asiático y al cual le ata una financiación vía swap de varios miles de millones de dólares.
Así las cosas, dada la situación, se puede inferir que tanto Argentina como Paraguay están situados como en medio de emparedados: uno porque depende de la posibilidad de un préstamo con el FMI, pero por otro lado, por la deuda con China. La situación de Paraguay es otro emparedado: por un lado, su necesidad inercial de quedar bien con EEUU , y por otro, la posición de Brasil, miembro activo y fundador del BRICS, que siguiendo la línea multipolar, adopta una política incompatible con los intereses hegemónicos de EEUU.
Esta situación conflictiva regional del gobierno de Peña, se suma a los problemas internos tanto de su partido como del propio movimiento interno del mismo.
Por la situación de ambas naciones, Argentina y Paraguay con conflictos internos y regionales, es probable que sus gobernantes, Milei y Peña, no duren mucho tiempo más en sus mandatos.
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