Cuando el discurso electoral de los dos principales partidos se vuelve y revuelve en un lodazal de estúpidas acusaciones que tienen como único objetivo esquivar un debate real sobre el significado de estas elecciones europeas, sólo cabe un discurso de confrontación total. Desde una perspectiva de izquierdas y que, en su relación con el movimiento […]
Cuando el discurso electoral de los dos principales partidos se vuelve y revuelve en un lodazal de estúpidas acusaciones que tienen como único objetivo esquivar un debate real sobre el significado de estas elecciones europeas, sólo cabe un discurso de confrontación total.
Desde una perspectiva de izquierdas y que, en su relación con el movimiento social del cual me siento parte, Izquierda Anticapitalista ha integrado con claridad y sin ambages las posiciones que la sociedad civil demanda con cada vez más fuerza. Izquierda Anticapitalista ha entendido lo que las diferentes organizaciones de solidaridad con Palestina han definido con claridad como agenda e instrumentos para la movilización.
Pido el voto para Izquierda Anticapitalista porque sin dudas ni tiempos eternos, falsas retóricas, dobles discursos, huecas palabras o circunloquios sobre procesos de paz, ha entendido que es hora de reforzar y apoyar con todas sus consecuencias la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones al Estado de Israel.
Dicha campaña, desde el enfoque de derechos y una práctica noviolenta supone, de una vez por todas, «traer la guerra a casa» y desenmascarar lo que más de cerca nos toca. Ya no es hora de culpar exclusivamente al Estado de Israel. Tenemos que mirar hacia casa, donde la balanza de la política oficial se ha decantado definitivamente del lado de la complicidad y quienes la empujan viven y trabajan entre nosotros. Incluso disfrazados, a veces, de actores de la izquierda y la solidaridad.
Los crímenes de guerra y las políticas de carácter genocida que el Estado de Israel desarrolla contra la población palestina ocupada pueden continuar y perfeccionarse porque nuestra clase política ha decidido que así sea. Se han manchado definitivamente las manos de sangre. La Unión Europea se dispone a elevar definitivamente su marco de relaciones con Israel el próximo 15 de junio. Pese a Gaza. Enviándole a Israel un mensaje claro: la masacre contra Gaza sale gratis, nada cambiará entre socios tan firmemente ligados. Y por tanto se puede repetir.
España, como estado miembro es también parte de esa decisión. Sí, Miguel Ángel Moratinos, Ministro de Exteriores y Cooperación, aplaude y se abraza con Lieberman y Netanyahu apenas dos meses después de 1432 muertos. Diego López Garrido, Secretario de Estado para la Unión Europea, que tantas resoluciones solidarias con Palestina aprobó antes de entregarse al transfugismo, juega en la misma división, la del colaboracionismo.
El gobierno español legisla, en lo doméstico, a las órdenes Tzipi Livni y Ehud Barak, modificando la Ley española con el objetivo de paralizar la causa sobre Gaza abierta en la Audiencia Nacional. ¿Qué pasa con esos diputados socialistas que votan a petición de Israel tras tanta pátina oenegera y tanto viaje a Palestina como el Señor Jordi Pedret o la Señora Fátima Aburto?, ¿Dónde se ha quedado ahora su vergüenza y su hipócrita rostro en silencio, con posturas que saben no pueden justificar en público si quieren regresar a cualquier actividad de la sociedad civil? Me pregunto si ha llegado de aprender de nuestros colegas argentinos y comenzar a organizar escraches si osan regresar a las actividades de la sociedad civil tras garantizar su voto la impunidad legal para los criminales israelíes.
Para finalizar, en el tan moderno ámbito de la diplomacia municipal, miremos por ejemplo, hacia el Ayuntamiento de Barcelona. Tras la destrucción sin sentido de la Plaza Barcelona por la Paz en la Ciudad de Gaza, ninguno de nuestros insignes munícipes se replantea ni cuestiona la más mínima posibilidad de replantearse que Barcelona está hermanada con Tel Aviv. Israel puede destruir, que nuestros impuestos servirán para reconstruir. Y encima para que nos vendan su disfraz de progresistas solidarios. No tienen vergüenza. Se les quedó la cara más oscura que el ébano. Porque se llaman de izquierdas y son, en realidad, colegas y cómplices, con cada vez más claridad, de criminales de guerra.
Confrontación. Traer la guerra a casa con enfoque de derechos, acción directa noviolenta. Escraches. Boicot, Desinversiones y Sanciones. Israel es un Estado paria porque vive en la Ley de la Jungla. Mientras tanto, nuestros dirigentes han declarado esa jungla de sangre y escombros, Parque Natural protegido de nuestras políticas de vecindad y de la Presidencia española de la Unión Europea para el 2010.
Por eso pido el voto para Izquierda Anticapitalista. Porque una fuerza política basada en la confrontación a lo anteriormente descrito tiene que consolidarse como proceso y estas elecciones son sólo el principio.