“No importan los medios para alcanzar el poder, siempre y cuando no pierdas el rumbo al ejercerlo”. (Lázaro Cárdenas del Río, expresidente de México)
Honduras es uno de los países de Centroamérica con mucha evidencia de prácticas antidemocráticas. Se podría suponer que otros países como Guatemala, Nicaragua y el Salvador, también se caracterizan igual, pero el tiempo, ejercicio del poder, vivencia y los costos de la diferenciación social y económica, educación y cultura política, condicionan el nivel de avance en desarrollo, y permiten visualizar dónde estamos situados.
La teoría de democracia moderna dice que hay que oír al pueblo y votar en forma consciente, aunque se roben las urnas y las elecciones y entre 40% y 50% de la población no ejerza el sufragio. El problema es que, muchas veces, ya en el poder, se cree que el partido es el pueblo y se actúa sin consultar y validar las acciones en forma conjunta. En nombre del pueblo muchas de sus carencias se ignoran, y aceptan como validas respuestas que benefician al capital, ejemplo la minería de cielo abierto con el propósito-supuesto-de aumentar el empleo y las exportaciones que generan divisas, pero destruyen la vida.
En Honduras, hay varias reformas políticas-electoreras engavetadas que, en teoría, deben fortalecer los procesos de la llamada democracia “tutelada”, pero todo parece indicar que seguirán allí. Una es la segunda vuelta electoral, tal como sucede en otros países, donde se busca que elecciones con poco margen de ventaja entre dos candidatos se repitan. Otra, es el voto en el exterior, que garantiza que miles de ciudadanos puedan ejercer el sufragio. Se estima que existen cerca de 2 millones de hondureños fuera del país (un 25% listo y dispuesto a votar), por lo que esta reforma sería bienvenida. Se agrega la elección de diputados por distritos electorales, para eliminar filtraciones de todo tipo (incluyendo la participación de narcotraficantes), disminuir el gasto improductivo y subsidios (piñata legislativa) y racionalizar el proceso de toma de decisiones con base a los (as) que tienen mejores méritos. [1]
Recién lanzó su precandidatura dentro del partido Libertad y Refundación (LIBRE), el abogado y diputado Jorge Cálix, con la corriente interna “ Juntos por el Cambio”, que será el candidato a vencer por la candidata oficial Rixi Moncada. La percepción de la ciudadanía es que, en el medio rural, todavía el crecimiento en el electorado votante de la abogada Moncada es lento, y más bien Cálix puede aventajar, no así en zonas periurbanas y urbanas que son mayoría. Curiosamente es un voto duro ligado a la tradición partidista, cuya población ha sido la más golpeada con la vigencia de políticas de corte neoliberal que generan despojo, pobreza, inseguridad alimentaria y migración, pero alimentada con dádivas de los caciques de pueblo, diputados y narcotraficantes.
En la precandidatura de Jorge Cálix llama la atención su discurso orientado a involucrar el electorado de las otras fuerzas politícas dispuesto a votar, incluyendo al Partido Nacional, donde tiene gran aceptación. Es un candidato de colores ( solo no puede vencer a Rixi) dentro de LIBRE, lo cual debe preocupar en tanto movilizará votantes de otros partidos, y recursos que se han hecho evidentes en el lanzamiento e inicio de su campaña..
Jorge Cálix está convencido que ganará las elecciones internas, y su única preocupación es que le hagan fraude, por lo que desde ya recomienda que los lideres de LIBRE e instituciones electoreras, y especialmente Manuel Zelaya, garanticen un proceso transparente. Tiene el apoyo de la prensa mediática y tarifada para dar seguimiento a dicho proceso, e incluso se habla de un posible apoyo de la embajada americana.
Igual, amenaza con demandar al Estado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por violación de la Constitución de la República y sus derechos, al ser defenestrado como “legitimo” presidente del Congreso Nacional con apoyo de la bancada del partido nacional, donde muchos de los diputados han sido cuestionados por actos de corrupción y narcotráfico. No obstante, en febrero de 2022, un mes después de la toma de posesión de Xiomara Castro, Jorge Cálix ratificó a Luis Redondo como presidente del Congreso de la República y firmó un acuerdo con el Coordinador Nacional de Libre, Manuel Zelaya.
Los partidos de colores no tienen ideología, y se impone el interés de grupos económicos que han perdido parte de sus privilegios y necesitan urgentemente recuperarlos. Surgen de la critica permanente al gobierno, sin reconocer logros. Son aliados de ONG tarifadas que cuestionan la mala gestión publica y aumento de los problemas económicos y sociales, sin valorar el antecedente inmediato. Fácilmente su propuesta de gobierno coincide con la de grupos de poder y OFIS y son afines a modelos de corte neoliberal que han fracaso en Latinoamérica.
Jorge Cálix puede lograr un compromiso con dirigentes de los partidos tradicionales y seguidores para que en las internas apoyen con el voto su precandidatura y vencer a la Abogada Rixi Moncada, lo que implica también ir por el control ( sellos) del partido Libre. En caso de ganar las internas, no habría interés para buscar dirigir una alianza de base amplia en las elecciones generales de noviembre de 2025, como espera Salvador Nasralla, ya que el elegido en la internas de Libre no seria afín a su dirigencia. El partido de colores es para las internas, y Jorge Cálix iría a la cabeza también en las generales.
Hay varios dirigentes y diputados de LIBRE que buscan expulsar a Jorge Cálix de sus filas, sin reconocer que “era” un hombre de confianza de Manuel Zelaya y negociador designado con dirigentes de otros partidos, diputados y grupos económicos. Si esto sucede oficialmente, y se victimiza, el partido de colores se conformaría antes de las elecciones internas y sería más visible. La abogada Rixi Moncada considera que Jorge Cálix es un “Judas Iscariote” por pretender asaltar el poder legislativo y vender a LIBRE a los que gobernaron el país después del golpe de Estado, traicionando los idearios y la confianza depositada por la presidenta Xiomara Castro y el pueblo.
Finalmente, Salvador Nasralla, otro candidato que aspira por tercera vez a la presidencia de la República, busca conformar esta alianza de base amplia, asumiendo que la candidata oficial de LIBRE, Abogada Rixi Moncada, ganará las elecciones internas y vencerá a Jorge Cálix, lo que conlleva integrarlo a sus filas junto a otros candidatos perdedores de los partidos tradicionales e, incluso, los nominados que ganaron las elecciones internas, siendo él elegido como el único capaz de vencer al oficialismo. Debe sortear primero las “trabas” para la aceptación de su renuncia como designado presidencial y liderar un proceso de construcción de alianzas en una coyuntura donde los candidatos a la presidencia de la República se multiplican. Todos dicen tener méritos para conducir al país por la senda del desarrollo y democracia participativa.
Nota:
[1] Se hace evidente además mejorar el funcionamiento del Consejo Nacional Electoral y la Unidad de Política Limpia para controlar campañas prematuras, uso de fondos públicos y del narcotráfico, encuestas dirigidas, fraudes y politización, tal como han recomendado expertos de Naciones Unidas.
Javier Suazo. Economista hondureño, especializado en políticas económicas y estudios doctorales en economía, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNAH.
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