En un país acostumbrado a las coaliciones de gobierno, existe un lenguaje muy propio para describir las distintas alianzas políticas que pueden formarse tras las elecciones federales
Alemania se prepara para ir a las urnas el próximo 23 de febrero, una cita que decidirá quién tomará las riendas del Gobierno federal ahora liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz. La noche electoral suele dejar momentos como la tradicional ‘ronda de los elefantes’, un debate televisivo al que acuden los líderes de los partidos políticos y en el que, con las emociones a flor de piel, comentan los resultados y discuten posibles acercamientos.
Pero esta no es la única peculiaridad del proceso electoral alemán. En un país acostumbrado a las coaliciones de gobierno no solo a nivel federal sino también regional, existe un lenguaje muy propio para describir las distintas alianzas políticas que pueden formarse. Los partidos están tradicionalmente asociados a colores y, para las combinaciones (y las quinielas), se emplean habitualmente banderas extranjeras y otras imágenes, como los semáforos o los kiwis.
“Es una tradición vieja que se hizo más compleja con el tiempo. Hasta la aparición de los Verdes había solo tres partidos. Hasta principios de los 80, solo estaban el Partido Liberal, el Partido Socialdemócrata y la Unión Demócrata Cristiana (CDU), y ahí no había banderas porque no había tripartitos”, explica a elDiario.es Franco Delle Donne, fundador del proyecto de divulgación Epidemia Ultra e investigador en la Werkstatt für Sozialforschung Berlin. “Cuando llegó Gerhard Schröder a la cancillería en 1998, aparecieron los Verdes con los socialdemócratas. Y después, a nivel regional, se fue fragmentando el panorama electoral, con cada vez menos votos para los partidos mayoritarios, lo que generaba tripartitos o coaliciones que antes no eran normales, como la CDU con los Verdes. Entonces, los medios empezaron a ponerles nombres como semáforo o kiwi, y después de banderas”.
Los conservadores de la CDU son los grandes favoritos en las encuestas y hay pocas dudas de que estarán a cargo del próximo Gobierno. La gran incógnita a despejar es quiénes serán sus compañeros de viaje, algo que vendrá determinado por la aritmética parlamentaria. Aquí serán especialmente importantes los resultados de los partidos más pequeños, pues pueden abrir la puerta a un tripartito.
Tras las elecciones, los mismos partidos políticos que se han pasado toda la campaña criticando las políticas y los candidatos de los demás tienen que encontrar la manera de hacer buenas migas y trabajar juntos. Se sumergen entonces en unas negociaciones tortuosas que pueden durar semanas, incluso meses, para llegar a un entendimiento y cerrar un acuerdo de coalición –la CDU dice que quiere formar gobierno en unos dos meses, antes de Semana Santa–. La estabilidad del ejecutivo resultante es otro cantar.
Estas son algunas de las opciones de coalición más comunes en el país. Es importante tener en cuenta que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), segunda en las encuestas de intención de voto, no entra en las ecuaciones debido al ‘cordón sanitario’ que hasta ahora han mantenido los demás partidos tanto a nivel regional como nacional.
Groko, o coalición negra-roja
La Große Koalition (gran coalición) es una constelación clásica de gobierno en Alemania. La forman los dos grandes partidos: los conservadores de la CDU (color negro) junto a sus hermanos de Baviera (CSU) y el Partido Socialdemócrata (color rojo). La gran coalición fue la fórmula preferida en los 16 años que estuvo Angela Merkel en el poder.
Su sucesor Friedrich Merz se ha desplazado más a la derecha y se ha presentado como la antítesis de la excanciller, pero, con las encuestas en la mano, hay opciones para un gobierno con el SPD, tercero en las encuestas. Muchos analistas se inclinan por este escenario como el más probable, pero todo dependerá de cómo les vaya a ambos partidos. Según una encuesta de Ipsos publicada el 5 de febrero, uno de cada cinco alemanes (19%) estaría a favor de una gran coalición tras las elecciones al Bundestag.
Pese al choque reciente tras el flirteo de Merz con AfD para sacar adelante sus planes para restringir la migración, los puentes no están rotos. Ni Scholz ni Merz han descartado una alianza postelectoral entre sus respectivos partidos. Saben que, seguramente, sus formaciones están condenadas a entenderse y gobernar juntas tras los comicios. Sin embargo, es probable que este acercamiento provoque una reestructuración dentro del SPD: Scholz ya ha descartado formar parte de un gabinete liderado por Merz.
Coalición kiwi, o negro-verde
La coalición de los conservadores (negro) y los Verdes (verde), a veces denominada kiwi, ya ha gobernado en varios estados alemanes –el electorado de los últimos no está compuesto por votantes de clase trabajadora–.
Si a los Verdes les va bien y a otros no tanto, podrían ser otros posibles socios de la CDU. Merz ha dicho que tanto el SPD como los Verdes son partidos “bastante razonables”, pero parece que favorecerá una coalición con los socialdemócratas por encima de una hipotética alianza con los ecoliberales, debido a una mayor compatibilidad de sus posiciones en política migratoria. Otro escollo es la oposición del líder de los conservadores bávaros, Markus Söder, que ha tomado el “no al negro-verde” por bandera –no hay ningún otro político al que le guste criticar más que al Ministro de Economía y candidato de los Verdes, Robert Habeck–.
La coalición negro-verde es cada vez más impopular, especialmente tras la votación de la propuesta de los conservadores para endurecer la política migratoria, aprobada en el Bundestag con los votos de la AfD. Según Ipsos, una alianza así solo tiene el respaldo del 5% de los alemanes, tres puntos porcentuales menos que en la última encuesta.
Coalición Alemania
Se trata de una alianza compuesta por la CDU/CSU (negro), el SPD (rojo) y los liberales del FDP (amarillo), llamada así por los colores de la bandera alemana. En teoría, a la gran coalición podría sumarse el Partido Liberal, una formación conservadora en materia fiscal cuyo programa se asemeja más al de los democratacristianos. Sin embargo, primero el FDP debe superar la barrera del 5% para entrar en el Bundestag –con la salvedad de obtener al menos tres mandatos directos–, un panorama que, por el momento, no dibujan las encuestas. Además, hay que recordar que el líder liberal, Christian Lindner, fue expulsado del Gobierno de Scholz en noviembre por bloquear decisiones de política económica, lo que a su vez precipitó el adelanto electoral porque el Ejecutivo de socialdemócratas y verdes quedó en minoría en el Bundestag.
Lindner está pidiendo el voto de centro para impedir que los conservadores entren en una coalición de Gobierno con los Verdes. Por su parte, Merz ha optado por enviar el mensaje de que las papeletas a favor de los liberales pueden darse por perdidas. Solo un 7% de los alemanes respalda una coalición negro-rojo-amarilla, según Ipsos.
Coalición Kenia
En este caso, los que se coaligan son CDU/CSU, SPD y Verdes, cuyos colores coinciden con la bandera negra, roja y verde del país africano. Sería una novedad en el gobierno nacional, pero ya se ha probado en algunos estados orientales en respuesta al ascenso de la ultraderecha. Una encuesta reciente encargada por el tabloide Bild apunta a que la CDU tendría que formar una coalición Kenia con el SPD y los Verdes después de las elecciones federales para lograr la mayoría de escaños. Para los de Merz, una alianza así estaría lejos de ser ideal, pues significaría gobernar con dos partidos de centroizquierda. El apoyo a una constelación de este tipo en la encuesta de Ipsos es del 8%.
Coalición Jamaica
En esta fórmula los elementos son la CDU, el FDP y los Verdes, que comparten colores con la bandera de Jamaica. Nunca se ha formado a nivel federal, pero sí ha habido alianzas jamaicanas en los gobiernos de algunos estados. En 2017, Merkel intentó formar un tripartito con los Verdes y el FDP, pero los liberales rompieron las negociaciones, lo que forzó a reeditar la gran coalición. En estas elecciones, los liberales han decidido no volver a gobernar con los Verdes, sus antiguos socios de coalición –la animosidad es mutua–. El respaldo a una coalición negro-amarillo-verde es muy bajo, de apenas el 3%, según Ipsos.
De la coalición mora al semáforo
La irrupción de la rojiparda Sarah Wagenknecht y su partido BSW en el panorama político –se escindió de la formación de izquierdas Die Linke– ha dado pie a la creación de nuevos nombres. Como el color que representa habitualmente a BSW en los gráficos es el violeta, los alemanes han empezado a hablar de la coalición mora (blackberry), para referirse a los colores negro-violeta-rojo, es decir, CDU-BSW-SPD. La idea parece aludir a las variaciones del color de esta fruta dependiendo de su madurez. Y sí, el tripartito mora ya gobierna a nivel estatal, en Turingia, donde la BSW ha sido clave para mantener el ‘cordón sanitario’ en torno a la ultraderecha, que fue el partido más votado en este estado.
Por otro lado está la ya célebre composición ampel (semáforo), en referencia a los colores del tripartito formado por socialdemócratas, verdes y liberales que gobernó el país desde 2021 hasta el pasado noviembre, cuando saltó por los aires con la salida de Lindner. La coalición semáforo fue impopular y se vio envuelta en diferencias internas.
Entre las alianzas bipartidistas más destacadas están la negro-amarillo (CDU-FDP) –la coalición natural del centroderecha, frecuente en la Alemania de posguerra– y la rojo-verde (SPD-Verdes), fórmula estándar para un gobierno de centroizquierda. Si a esta última se suma Die Linke, la constelación pasa a ser rojo-rojo-verde, a menudo abreviada como R2G. No obstante, en los gráficos, Die Linke suele representarse de color púrpura para distinguirla de los socialdemócratas. Este tipo de coalición se ha materializado, por ejemplo, en Berlín.