Una reforma fiscal, otra educativa y la promoción del empleo juvenil son los tres ejes que articulan la propuesta que el fin de semana le dio el triunfo a François Hollande en las primarias del Partido Socialista Francés, miembro prominente de la Internacional Socialista que sustenta posiciones reformistas y progresistas. Mientras sobre el país galo […]
Una reforma fiscal, otra educativa y la promoción del empleo juvenil son los tres ejes que articulan la propuesta que el fin de semana le dio el triunfo a François Hollande en las primarias del Partido Socialista Francés, miembro prominente de la Internacional Socialista que sustenta posiciones reformistas y progresistas.
Mientras sobre el país galo aguardaba con incertidumbre que las agencias de calificación rebajaran la calificación de la deuda francesa, poco más de 2,7 militantes de la izquierda fueron a las urnas para elegir al adversario de Nicolás Sarkozy en las presidenciales de 2012.
Hijo de un médico y de una trabajadora social, Hollande, de 57 años de edad, se formó en Derecho en la Escuela de Altos Estudios Comercio y luego pasó a la Escuela Nacional de Administración.
Con 1,5 millones de votos, casi 57% de respaldo, el oriundo de Ruan se alzó sobre su competidora Martine Aubry en la segunda vuelta del partido rosa.
«Sin justicia fiscal no puede haber cohesión nacional», ha afirmado el candidato que propuso como bandera de su campaña una reforma fiscal durante los primeros 100 días de gobierno para conseguir nuevos recursos y enfrentar la crisis de deuda pública que oprime al país.
No es una novedad que esta sea la bandera de Hollande; también es la de los conservadores. De hecho Nicolás Srkozy prepara en estos momentos, junto con Angela Merkel, un proyecto continental para recapitalizar la banca y del que se tendrán noticias el próximo 23 de octubre durante la Cumbre Europea.
El segundo punto del programa socialista es la inversión en el sector educativo: El nuevo candidato presidencial ha prometido la creación de 60.000 a 70.000 plazas para docentes en los primeros cinco años de mandato.
El pasado 27 de septiembre, miles de profesores tomaron las calles de País y otras 100 ciudades para rechazar los recortes presupuestarios impuestos por el gobierno en complicidad con el Fondo Monetario Internacional; la protesta paralizó a 52% de los maestros públicos y a 445 de los docentes que laboran en instituciones privadas.
Desde que Sarkozy arribó al Elíseo en 2007 más de 64.000 puestos de trabajos han sido eliminados; este mismo año, en septiembre, las plantillas de los colegios se redujo en 14.000 trabajadores.
La apuesta por los jóvenes para ingresar al mercado laboral, así como un estímulo a las empresas para que otorguen ayudas especiales a los que continúen sus estudios son las dos aristas del tercer punto del programa de la izquierda francesa que ha recordado que la tasa de desempleo del país galo es de 22%, solamente superada por España y Grecia.
Las expectativas de la izquierda francesa han aumentado en las últimas semanas, luego de que el pasado domingo 25 de septiembre lograran por vez primera mayoría absoluta en el Senado.
La debacle de la bancada conservadora ha sido paulatina: Desde que Nicolás Sarkozy ganó en 2007 la derecha ha perdido 50 escaños en el Senado. No menos progresivo ha sido el al ascenso de la izquierda: triunfaron en las municipales de 2008, en las regionales de 2010 y obtuvieron las diputaciones de provincia en marzo de este año.
El gran ganador fue el Partido Socialista Francés con 61 escaños; pero el giro «en rosa» también tiene algo de rojo y verde: El Partido Comunista se hizo de 16 banquillos; los Ecologistas obtuvieron 10; mientras que los Radicales y la Izquierda diversa lograron 2 y 6 puestos, respectivamente.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.