Recomiendo:
0

Derrumbamientos e incuria en Grecia, Italia o España

La austeridad arruina el patrimonio

Fuentes: The Guardian / Presseurop

Con los ministerios de cultura forzados a recortar sus gastos, una de las víctimas de los presupuestos paneuropeos de austeridad es el patrimonio cultural del continente. Pero si queremos salvar Pompeya y otros enclaves y monumentos, la política de patrimonio y la forma en que se invierte el dinero podrían necesitar un cambio.

La entrada arqueada del siglo XII es prácticamente lo único que queda intacto de la iglesia de San Pedro en Becerril del Campo, en la provincia central española de Palencia. La mayor parte del techo ha desaparecido. El agua inunda la iglesia, que está además llena de basura. «El deterioro de su nave aumenta a diario, prácticamente todo el artesonado y la bóveda barroca se han perdido ya», comenta el grupo de conservación Hispania Nostra.

Al otro lado del Mediterráneo, en la isla griega de Kea a principios de este año, una torre del siglo IV a.C. que había sido objeto de varias advertencias por parte del servicio arqueológico residente, se derrumbó parcialmente ante la mirada de los habitantes locales.

Esta semana, la desintegración de tres paredes más en Pompeya ha sido noticia en todo el mundo. Pero la iglesia castellana y la torre del Egeo nos recuerdan que no son los únicos lugares en Europa del sur en los que están en riesgo tesoros arqueológicos, culturales e históricos.

La crisis amenaza el patrimonio del sur de Europa

Tradicionalmente, la falta de mantenimiento era resultado del desequilibrio entre el vasto patrimonio cultural del sur de Europa y los recursos comparativamente limitados a disposición de sus gobiernos. Italia es el país que posee más lugares que son parte del patrimonio mundial de la Unesco y España es la siguiente de la lista.

Pero ahora, tras varias décadas de prosperidad relativa y de una mayor financiación, este ámbito se enfrenta a una nueva amenaza: todos los gobiernos, desde el Atlántico hasta el Egeo, están recortando los presupuestos de los ministerios encargados de la cultura y el patrimonio, en su lucha por restablecer sus finanzas públicas y contener sus deudas.

Las estadísticas en esta área tienen fama de estar enmarañadas: el gasto en patrimonio a menudo se combina con la financiación de las artes y en España en concreto, la financiación de la conservación se reparte entre varios niveles del gobierno. Pero podemos hacernos una idea de la escala de los recortes en Portugal, donde este aspecto se encuentra más centralizado y donde la semana pasada se aprobó un presupuesto de austeridad para 2011 que recorta el gasto nacional en cultura un 9%.

Grecia acudirá a Bruselas por financiación

En España, los grupos defensores del patrimonio afirman que la financiación de la cultura en algunas regiones ya se ha reducido un tercio. Al mismo tiempo, el estallido de la burbuja inmobiliaria del país ha arrebatado una importante fuente de dinero para la conservación de edificios antiguos, con las cuotas pagadas por los promotores que querían alzar nuevos edificios. «Si no entra ese dinero, el gobierno local alega que debe gastarse en personas, no en edificios», comenta el arquitecto y defensor del patrimonio Javier Ruiz.

El mes pasado, los museos, las galerías de arte y los lugares de patrimonio en Italia organizaron una huelga de un día y cerraron para protestar contra los planes del gobierno de recortar 280 millones de euros del presupuesto cultural del gobierno central en los próximos tres años. La presidenta del grupo defensor del patrimonio Italia Nostra, Alessandra Mottola Molfino, califica estos recortes de «un golpe mortal para nuestro patrimonio». ¿Tiene que ser necesariamente así?

En Grecia, en medio de la crisis de deuda europea, el Ministerio de Cultura afirmó esta semana que iba a recurrir a Bruselas para compensar el déficit y solicitar 540 millones de euros con los que restaurar lugares arqueológicos y monumentos y renovar museos, muchos de los cuales se han visto obligados a cerrar por la crisis.

¿Involucrar al sector privado?

Por otro lado, se piensa que la crisis podría actuar como estímulo para conseguir una mayor eficiencia por parte de las autoridades y una implicación más constructiva del sector privado. «No se trata de dinero», comenta Roger Abravanel, escritor que reside en Milán y defensor del mercado libre. «Los conservadores profesionales, personas que no sólo saben de cultura sino que también saben cómo hacerla accesible al público, aquí no existen. En Italia, tenemos un modelo totalmente distinto en el que las autoridades subcontratan a empresas que organizan las exposiciones».

Un conservacionista que pidió que no se le citara afirmó que en Pompeya no falta financiación. «Desde 1997, la [agencia gubernamental central que gestiona el lugar] ha recibido mucho dinero porque se queda con el dinero de las entradas. Pero no cuenta con sistemas de gestión con suficiente capacidad de respuesta. El personal lo controla directamente el ministerio en Roma y es muy rígido. En 20 años, no ha habido ninguna regeneración, con lo que tenemos funcionarios trabajando aquí según las pautas de conservación de los años setenta».

La crisis también ha llamado la atención sobre la relación a menudo complicada entre el gobierno y las empresas en el sur de Europa. Pero hacer partícipes a las empresas ha demostrado ser una tarea difícil. Durante años se asumía que era debido a que Italia no ofrecía las generosas deducciones fiscales que sí disfrutaban los patrocinadores en países angloparlantes.

El Coliseo, en peligro

Mottola Molfino afirma que las nuevas normas introducidas en los últimos diez años necesitarían más simplificación. Pero, al igual que muchas personas del sur de Europa, no se fía de los movimientos del Estado para transferir a las empresas la responsabilidad de la conservación del patrimonio cultural de la nación.

«Debería ser un deber y un honor», afirma. La idea de que la conservación del patrimonio es fundamentalmente una cuestión del gobierno también parecería estar arraigada entre los líderes empresariales, que de todos modos también han visto cómo se reducían sus beneficios por la crisis económica global.

Probablemente no haya un monumento más famoso en el sur de Europa que el Coliseo. Pero, al igual que otros edificios romanos antiguos, necesita urgentemente una restauración. El pasado verano, el Ministerio de Cultura italiano, anticipando los recortes que se avecinaban, anunció que iba a buscar ofertas para patrocinar parcialmente un programa de obras de 25 millones de euros. Diego Della Valle, director de la empresa de artículos de marroquinería Tod’s, fue el primer magnate en ofrecerse. El jueves resultó que fue el único. Della Valle anunció con valor que su empresa correría con todos los gastos. De lo contrario, afirmaba, Italia corría el riesgo de sufrir «otra Pompeya».

Fuente: