La lucha contra el Tratado de Lisboa del millonario irlandés Declan Ganley no pasa por sus mejores momentos. Además del avance del ‘sí’ en las encuestas sobre el segundo referéndum en Irlanda, el partido creado contra el texto se ve envuelto ahora en acusaciones de manipulación para obtener fondos europeos. El lunes, la Eurocámara le […]
La lucha contra el Tratado de Lisboa del millonario irlandés Declan Ganley no pasa por sus mejores momentos. Además del avance del ‘sí’ en las encuestas sobre el segundo referéndum en Irlanda, el partido creado contra el texto se ve envuelto ahora en acusaciones de manipulación para obtener fondos europeos.
El lunes, la Eurocámara le concedió a Libertas, el grupo anti-Tratado, más de 200.000 euros para su campaña a las elecciones europeas por ser un partido paneuropeo, denominación concedida gracias al apoyo de siete eurodiputados y otros políticos de distintos Estados miembros, un requisito obligatorio para obtener la calificación.
Sin embargo, entre los firmantes, el parlamentario estonio Igor Grazin desveló esta semana que él nunca había rubricado esa solicitud y envió un escrito oficial al presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, con la declaración de que nunca firmó «papeles que pidieran el reconocimiento de Libertas como un partido político».
El grupo de Ganley se queja de que sus apoyos están siendo víctimas de presiones para que retiren sus nombres. Otro más de los firmantes, o supuestos firmantes, el parlamentario búlgaro Mincho Kuminev, también asegura a elmundo.es que nunca rubricó esa petición. «No he retirado nada, porque nunca he firmado… No sé por qué está mezclado mi nombre con este grupo político», explica por teléfono. «Estoy muy sorprendido, no me lo explico», dice, en perfecto español.
El parlamentario asegura que no tiene «ningún interés» en participar en un partido europeo, porque quiere seguir en la política nacional, y así se lo hizo saber a Libertas en una conversación informal donde, según él, no le pidieron que firmara nada. Kuminev comenta que sólo tuvo contacto con Jens-Peter Bonde, ex eurodiputado danés que ahora apoya a Ganley, en una conferencia en Bulgaria. El diputado comenta que, en cualquier caso, tiene «reservas» sobre el Tratado porque su Gobierno lo ratificó muy rápido, sin debate alguno y sin que «casi nadie» lo hubiera leído.
Libertas acusa de «manipulación» e incluso «corrupción» al Parlamento Europeo y ha enviado una foto donde aparece la firma de Grazin y una fotocopia de su pasaporte. El grupo aún no ha producido ninguna documentación en relación al diputado búlgaro. Anita Kelly, portavoz de Libertas en Bruselas, afirma que también tiene la misma prueba del respaldo de Kuminev, igual que del resto. «Nosotros también estamos muy sorprendidos», dijo a este diario.
El Tratado de Lisboa -heredero de la Constitución Europea y que, si entra en vigor, reforzará la Política Exterior de la UE y consolidará el poder de la Eurocámara- ha sido ratificado por 25 Estados miembros. República Checa, actual presidente de turno de la Unión, ha vuelto a retrasar la votación del texto en su Parlamento, hasta el 17 de febrero. Después del ‘no’ del pasado junio, Irlanda prevé celebrar otro referéndum, antes de noviembre, cuando tomará posesión la nueva Comisión Europea.