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La Casa de la Juventud de Dinamarca derribada por conflictos de intereses

Fuentes: Rebelión

Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.

La Casa de la Juventud, uno de los edificios históricamente más significativos de Dinamarca, fue derruida el día 5 de marzo por obreros no sindicados, enmascarados, camuflados y encapuchados, que trabajaron arropados por una fuerte protección policial. El nombre del empresario no se divulgó. Los vehículos de derribo, camuflados y sin placas de matrícula, redujeron a polvo este edificio que representa 110 años de historia de la clase obrera.

Éste es el conflicto más radical entre sectores sociales en la historia moderna de Dinamarca. Se trata del deseo de la clase dirigente de eliminar todos los desafíos a la ley de la propiedad privada y la obtención de beneficios. Es un ejemplo clásico del «en qué lado estás».

«Nosotros no negociamos con terroristas» dijo la líder evangelista Ruth Evensen después de rechazar una oferta de 13 millones de coronas (1.750.000 euros) -cinco veces lo que su secta, la Casa del Padre, pagó al consistorio de la ciudad de Copenhague hace cinco años por la Casa de la Juventud-.

Una fundación privada formada por varios sindicatos locales y progresistas intentó salvar el edificio histórico ofreciendo volver a comprárselo al grupo fundamentalista.

La «Byggefag Samvirke» (Asociación de Sindicatos de la Construcción) se negó a trabajar con protección policial y elevó una protesta por la destrucción. Pero la secta, de aproximadamente 100 miembros, contrató a operarios no sindicados para hacer el «trabajo del Señor». La policía no permitió a ningún medio de comunicación ni a los curiosos ponerse a la vista de los destructores, ni se permitió a los representantes sindicales inspeccionar el lugar.

Bajo una lluvia ligera pero persistente, se reunió un grupo de 200 a 500 personas tan cerca como la policía les permitió. Miraban con tristeza cantando, gritando, llorando y abrazándose. Aunque la acción era pacífica, la policía arrestó a varios activistas.

Un joven manifestante, Kasper, expresó lo que muchos sentían: «Ésta fue nuestra segunda casa y nuestro lugar de ensayo, uno de los mejores sitios de la ciudad. Es como ver cómo violan a tu hija».

Otro manifestante dijo: «Ha habido toneladas de gases lacrimógenos en el aire durante tres días pero la mayoría de las lágrimas se derraman hoy».

Los mayores arrestos masivos desde la ocupación nazi

El 1 de marzo, con el alcalde de vacaciones en una estación de esquí, por primera vez se empleó la escuadra anti-terror de Dinamarca. Se apoderó de la Casa de la Juventud a las 7:00 h. con grandes grúas y un helicóptero. Mientras algunos policías aterrizaban en el tejado, otro grupo dispersaba la «guardia de paz» de padres y vecinos que permanecían de pie ante la casa.

La policía reventó las ventanas, roció con espuma y arrestó a los 36 jóvenes que estaban en el interior, la mitad de los cuales eran extranjeros. Los encarcelaron a todos por estar «en posesión» de proyectiles, que la policía sospecha que usarían contra ella.

En el período de los cuatro días de protestas airadas (del 1 al 4 de marzo), fueron arrestadas casi 700 personas, el mayor arresto masivo desde la ocupación nazi. Unos 140 de los detenidos son ciudadanos que han venido a apoyar la protesta desde una docena de países. En esos momentos, cualquiera al alcance era arrestado, incluso un grupo de personas de Ayuda Legal. Una noche, la policía detuvo a 130 personas en sus casas en los alrededores de la Casa de la Juventud.

Una gran escuadra de la policía intentó atrapar a los manifestantes escondiéndose en un cementerio. A muchos activistas y viandantes los golpearon con porras; usaron perros y cantidades masivas de gases lacrimógenos. Los vehículos de la policía arrollaron a varias personas, uno de estos atropellos se vio por televisión, no hubo heridos graves de milagro.

Aproximadamente 250 de los detenidos han sido encarcelados, sin fianza, por jueces que exigieron el empleo de la policía para mantenerlos bajo custodia y aislados, de dos a cuatro semanas, en espera del procesamiento. Están acusados de ejercer violencia, acciones contra la policía y vandalismo.

El Politiken, un periódico liberal, estimó que la acción policial y la subsiguiente «limpieza» han costado a la ciudad 14 millones de coronas, la mitad de las cuales fueron a parar a los sueldos y horas extraordinarias de los 600 policías. Otra parte es para las reparaciones de sus robustos camiones holandeses. La policía también pidió prestados 36 más a Holanda y Suecia.

Se estima que 3,5 millones coronas se destinaron a la limpieza de las calles y a reemplazar los contenedores de basura quemados. Se quemaron 40 automóviles privados y los daños a libros y ordenadores en una escuela secundaria por unos 4 millones de coronas fue lo más impopular.

La Juventud, como se denomina a menudo a estos anarquistas-autónomos-punk-rockeros, formaron un grupo de medios de comunicación. Jan le dijo a este reportero que en principio -para no crear divisiones entre unos y otros- no harán un comentario negativo sobre las acciones. Agregó que La Juventud no es responsable de la quema de la escuela secundaria, que estos incendios son «lamentables», una expresión exagerada de la frustración y de la «cólera extrema»

Historia

Cuando se erigió en 1897, el edificio se construyó para actividades de los obreros y Casa del Pueblo. Se conoció después como Salón de la Asamblea de Trabajadores. Renombrados portavoces nacionales e internacionales por los derechos y el poder de los trabajadores hablaron aquí. Entre ellos estuvieron Lenin, Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht y Clara Zetkin.

En una conferencia internacional de mujeres socialistas celebrada allí el 26 y 27 de agosto de 1910, 99 mujeres de 17 países declararon el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Desde 1911, ese día ha marcado los derechos y las luchas de las mujeres. En 1975, la ONU también declaró ese día como el día de las mujeres.

Clara Zetkin fue una líder de esa lucha y habló en esa reunión. Llegó a ser uno de los primeros parlamentarios comunistas de Alemania. Una mujer danesa, Nina Bang que participó en la Casa del Pueblo y en esa conferencia, se convirtió en la primera mujer ministra del mundo.

La casa se usó para las actividades de la clase obrera hasta 1960. Estuvo sin usar desde 1960 hasta 1982, cuando el ayuntamiento la reconvirtió y se la cedió a los «usuarios de La Casa de la Juventud». La juventud radical clamaba por un lugar para promover la cultura alternativa, sobre todo la música punk. Así que el alcalde socialdemócrata Egon Weidekamp dijo: «Ellos obtienen una casa; nosotros la paz.»

Les dijeron que la casa no se vendería, pero que si fuera así, el ayuntamiento les proporcionaría otro emplazamiento.

Los que hacían funcionar la casa eran los usuarios. Un núcleo de unas 200 a 300 personas tomaba las decisiones colectivamente. Se celebraron conciertos sin ánimo de lucro. La entrada era libre o a un precio bajo. Se vendía comida vegetariana que preparaban los jóvenes, cerveza y vino a precio de coste.

La mayoría de los grupos que tocaron allí no eran demasiado conocidos a excepción de Bjork, Nick Cave y David Rovics. Alrededor de 1.000 jóvenes utilizaban la casa todas las semanas y asistían a los conciertos.

Después de un incendio, en 1996, otro alcalde socialdemócrata y la mayoría del consistorio (38 a 15) decidieron «vender el problema», pero la casa no se puso a la venta hasta el año 2000. Entre noviembre de 2000 y septiembre de 2001, una empresa tapadera «Human A/S» compró el inmueble para la Casa del Padre.

Los miembros de la Casa del Padre son partidarios del sionismo y alquilan una propiedad en Israel para los retiros. Desde su fundación por la familia Evensen en 1990, se ha vinculado a los derechistas cristianos evangelistas de EEUU.

Ruth Evensen se ve a sí misma como un apóstol. Les dijo a los medios de comunicación que una vez vio a la juventud autónoma haciendo gestos de mofa hacia los cristianos evangelistas y que Dios le dijo que comprara la casa y los echara a puntapiés.

Las Juventudes se negaron a irse y fueron a juicio. Perdieron en 2004 y el consistorio de la ciudad le dijo a la secta que podía desahuciarlos. Se elevó una apelación a un tribunal superior, que ratificó el fallo del tribunal inferior en verano de 2006.

Apoyo

Una encuesta reciente de Gallup demostró que el 57% de los residentes de Norrebro (donde estaba la Casa de la Juventud) apoyaba el derecho a tener un lugar.

Después de la pérdida ante el tribunal ha habido varias grandes manifestaciones de apoyo. Muchos vecinos y grupos progresistas llevaron a cabo la mayor manifestación de apoyo el pasado 14 de diciembre. Aproximadamente 5.000 personas marcharon pacíficamente por la ciudad para protestar por la decisión del alguacil de enviar a la policía a desalojar el edificio de la Casa del Padre.

Dos días después, aproximadamente 1.000 activistas se reunieron para proteger la casa. La policía los rodeó y soltó a los perros, golpeó a muchos con porras, lanzó gases lacrimógenos sobre la gente y empleo vehículos en aceleración para dispersar a la gente. Arrestaron a 273 personas. Todos menos tres tuvieron que ser liberados a los dos días puesto que no había pruebas de que hubieran cometido ningún delito.

Desde diciembre, los okupas de otros edificios vacíos han sido objeto de arresto por parte de la policía. Alrededor de 1.500 personas han sido detenidas desde que empezaron las protestas y se han formado algunos grupos de apoyo entre los que están, «Iniciativa por una Nueva Casa de la Juventud», «Padres contra la Brutalidad Policial» (PAPB) y «Grupo de Ciudadanos por la Casa de la Juventud», formado por 120 vecinos.

En estos días de control policial, PAPB dijo que el jefe de policía, Hanne Bech Hansen «nos criminaliza a todos los participantes y simpatizantes de la Casa de la Juventud cuando nos llama provocadores, groseros y gamberros.

La Juventud ha intentado encontrar una solución política pacífica durante años. La policía usó porras, perros y gases lacrimógenos sin aviso. Cuatro policías atacaron a una muchacha de 13 años y la arrestaron, a ella y a su madre, una autoridad le dijo que si volvían a detenerla le retirarían a su madre la custodia. Esto es inadmisible para un Estado que lo que tiene que hacer es proteger a la ciudadanía»

El abogado de «Fond Jagtvej 69», Knud Foldschack, dijo a los medios de comunicación que todo esto no era necesario. Fond intentó negociar la compra con la Casa del Padre con ofertas crecientes. También intentó convencer al consistorio para que entregase un edificio vacío a la juventud o lo comprara para ellos. Foldschack dijo que había una solución política al alcance de la mano y que las negociaciones deberían haber continuado. En cambio, el alcalde se fue de vacaciones a esquiar y una autoridad no revelada se decidió por la solución policial.

Jan le dijo a este reportero que los socialdemócratas son «traidores a su propia historia», que «se han convertido en enemigos de la clase trabajadora. Cuando llegas al poder ves a los que no están en el poder como competidores».

Los políticos de la mayoría de los partidos han expresado «alegría» de que la «policía haya pegado duro». Los políticos conservadores del consistorio municipal Jacob Naesager y Rasmus Jarlov, por ejemplo, dijeron:

«Los autónomos no son personas con quienes uno puede negociar o establecer lazo alguno. Jamás ha habido una ocasión semejante en la que el uso de la fuerza policial haya sido más apropiado».

Los medios de comunicación de masas, sobre todo la televisión, han seguido el punto de vista de los políticos informando, normalmente, sólo de su versión. Durante el primer día de «limpieza» policial muchas personas respondieron lanzando piedras y botellas a los vehículos o a los cuerpos policiales y éste fue el principal punto de la televisión.

En un especial televisivo de dos horas, el punto de vista de los manifestantes estuvo ausente. El canal de televisión DR1 simplemente brindó sus micrófonos a los políticos y a la policía.

Futuro

La Juventud exige otra casa pero es improbable que obtenga una parecida, con los techos tan altos y una acústica única. Ni ellos permitirán a personas particulares bienintencionadas pagar por un edificio que ya se ha pagado con sus impuestos. Saben que la ciudad tiene muchos edificios vacíos y que se podría dar uno de ellos a La Juventud «sin usura ni censura».

«Una casa puede derribarse pero una cultura no. Nosotros conseguiremos un nuevo lugar. Mientras tanto, nos reuniremos donde podamos. Tomaremos partido y protestaremos hasta que ganemos», dijo el manifestante Jeppe.

La Casa del Padre planea construir una nueva casa cultural, «donde todos sean bienvenidos, no sólo un grupo» declaro la autoproclamada apóstol Ruth Evensen a los medios de comunicación.

Dijo que podrían empezar a construir antes de un año, pero el portavoz de Byggefag Samvirke, Anders Olsen, afirmó que los trabajadores sindicados no la construirán y que si los no sindicados tratan de hacerlo se las verán con los sindicados.

Ha habido ya manifestaciones de apoyo en 20 ciudades europeas. Habrá muchas más. La siguiente se planeó durante el Día de la Mujer, seguida del 10 de marzo por un día de acción internacional.

Texto original en inglés: http://www.ronridenour.com/articles/2007/0306-rr.htm

Ron Ridenour nació en USA en 1939, de familia trabajadora. Desde 1960 ha sido activista revolucionario en varios países: USA, Nicaragua, El Salvador, Cuba, Dinamarca. Su primera manifestación fue contra la invasión en Playa Girón. Tomó la pluma como una arma contra el imperialismo. Ha trabajado de periodista desde 1967 en varios países. Ha publicado en cientos de periódicos y revistas. Es autor de Backfire: The CIA’s Biggest Burn, Yankee Sandinistas, Cuba at the Crossroads, Kuba: ein `Yankee´ berichtet; » Cuba : Beyond the Crossroads; coautor de otros libros. Fue consultor y escritor en la Editorial José Martí de 1988 a 1992, y traductor y escritor para Prensa Latina de 1993 a 1996. Su sitio web es www.ronridenour.com.

Carlos Sanchis y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate . Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, el traductor y la fuente.