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Despenalización pese a todo

La consulta sobre el aborto en Portugal no es vinculante por la baja participación

Fuentes: Gara

El aborto dejará de estar penalizado en Portugal. Pese a que la elevada abstención convirtió el referéndum de ayer en no vinculante, el Gobierno de José Sócrates anunció que asume como propia la victoria del «sí», que venció en las urnas con un 59%. Los partidarios de la despenalización del aborto vencieron ayer en Portugal […]

El aborto dejará de estar penalizado en Portugal. Pese a que la elevada abstención convirtió el referéndum de ayer en no vinculante, el Gobierno de José Sócrates anunció que asume como propia la victoria del «sí», que venció en las urnas con un 59%.

Los partidarios de la despenalización del aborto vencieron ayer en Portugal a quienes abogaban por mantener esta práctica fuera de la ley. Sin embargo, la baja participación que se registró en esta consulta popular -no se llegó al 50% del censo electoral- provocó que el referéndum no sea vinculante.

En cualquier caso, el primer ministro portugués, José Sócrates, se comprometió a sacar adelante la despenalización del aborto pese a que el referéndum no sea vinculante ya que los votos a favor fueron más que los que rechazaban la propuesta.

La propuesta que se votaba ayer consiste en despenalizar la práctica del aborto y permitir que en las primeras diez semanas de gestación corresponda únicamente a la mujer decidir si se acoge a este derecho o no.

Según los datos oficiales difundidos por la agencia Lusa, el porcentaje alcanzado por «sí» alcanzó el 59% mientras que el «no» se quedó en el 40%. En el referéndum que sobre esta misma cuestión se celebró en 1998, los opositores al aborto vencieron con un 52%, mientras que quienes abogaban por la despenalización obtuvieron un 47%, aunque entonces la participación no llegó al 32%.

El portavoz del Partido Socialista (PS, en el Gobierno), Vitalino Canas, mostró su satisfacción por el resultado del referéndum, destacando que «ha sido una demostración de madurez».

Canas confirmó la intención mostrada por el primer ministro José Sócrates de aprobar la despenalización del aborto aunque no se alcanzara el mínimo del 50% para convertir el referéndum en vinculante.

«En democracia, la voluntad manifestada por los portugueses siempre es vinculante», destacó Canas.

La sanidad pública portuguesa deberá ahora hacer frente al reto de responder a la demanda de abortos. El ministro de Sanidad, Correia de Campos, ha destacado que están preparados, pero diversos analistas estiman que tendrán que derivar operaciones hacia clínicas privadas. La objeción de conciencia de los médicos es otro de los frentes a los que tendrá que responder el Gobierno portugués.

Despenalización, pese a todo, en Portugal
Editorial de Gara

Junto con Grecia e Irlanda, Portugal se situaba hasta ahora en los puestos de cola en cuanto al reconocimiento de los derechos reproductivos de las mujeres. Es dentro de esos derechos donde se encuadra la libre decisión de una mujer de interrumpir un embarazo. Ese derecho no se ha visto reconocido de modo suficiente como para garantizar que las mujeres portuguesas no se vean detenidas, juzgadas y condenadas a penas de hasta tres años de cárcel. Por ello la despenalización en Portugal es importante, primero para ese país, pero también para consolidar los derechos reproductivos en el marco de la Unión Europea.

Desde el anterior referéndum de 1998 -en que ganó el «no» pero con una abstención que al igual que ahora no hizo vinculante la consulta- y hasta 2004 han sido registrados por la Policía de Portugal 223 «crímenes de aborto». En el mismo periodo hubo 34 juicios, con 43 personas absueltas y 18 condenadas. Cierto es que en las cárceles del país no hay mujeres detenidas por este motivo, pero ello es debido a que los jueces han determinado interrumpir condenas o sustituirla por multas.

De ahí que deba saludarse que una mayoría de electores dijera «sí» a que la mujer decida en las diez primeras semanas de embarazo. Hubiera sido de desear una alta participación. No ha sido así, y la abstención impuso otra vez su ley. Habrá que analizar los factores que han contribuido a esa apatía, y en ese análisis no cabe despreciar la influencia de los sectores más conservadores. Un mero repaso a algunos editoriales de prensa y a algunas páginas de internet de organizaciones religiosas sirve para deducir que la Iglesia católica ha utilizado esta consulta para tratar de preservar su gran influencia social y política.

Aunque la derecha arremeterá contra el Gobierno, es de desear que el primer ministro José Sócrates cumpla su palabra. Hubo mayoría de «síes» en el referéndum, luego debe promover la despenalización vía Parlamento. Ese paso necesario debería completarse con otro acto de justicia: es hora de enterrar todos los expedientes judiciales abiertos contra mujeres portuguesas por ejercer un derecho que ahora por fin y, pese a todos los obstáculos y limitaciones, se reconocerá por ley.