En 2010, Grecia fue el primer país en el que se aplicaron los súper planes de austeridad de la Troika. Su capital, Atenas, alberga desde hoy el Alter Summit, una cumbre alternativa cuyo «principal objetivo común es cambiar el equilibrio de fuerzas. Estamos aquí para encontrar métodos que nos permitan lograrlo en un momento en […]
En 2010, Grecia fue el primer país en el que se aplicaron los súper planes de austeridad de la Troika. Su capital, Atenas, alberga desde hoy el Alter Summit, una cumbre alternativa cuyo «principal objetivo común es cambiar el equilibrio de fuerzas. Estamos aquí para encontrar métodos que nos permitan lograrlo en un momento en el que la austeridad destruye sociedades donde se ha desmantelado la democracia», explica Elizabeth Gautier, responsable de Transform, uno de los colectivos que ha activamente a poner en marcha esta iniciativa.
El «nosotros» que sale de boca de Gautier alude a más de 150 organizaciones, sindicatos, ONG, etc de todos los países de la Unión Europea y de algunos que pronto lo serán. Ese «nosotros» se refiere a su vez a todos aquellos que son conscientes de la necesidad de cambiar las políticas europeas, personas que claman por ello en sus países desde hace tiempo pero, a menudo, de forma aislada.
«Existe pues una urgencia de que todos los que quieren una Europa diferente se movilicen, discutan y hagan todo lo posible por imponer sus ideas», dice Elizabeth Gautier. Los miembros de las asociaciones convocantes de este foro comparten estas alternativas puestas sobre la mesa de discusión. Todos ellos han firmado un llamamiento denunciando las consecuencias de las políticas impuestas por los líderes europeos, que viven «en la negación de la realidad.»
La experiencia griega
Los griegos son muy conscientes de las consecuencias de la austeridad a ultranza. Entre marzo de 2009 y marzo de 2013, la tasa oficial de desempleo ha pasado del 9% al 26,8%, según cifras dadas a conocer el jueves por el ELSTAT, la oficina de estadísticas griega. Sin por ello abandonar las reivindicaciones en la calle, ni las huelgas, los grupos griegos que asisten a la cumbre desarrollan acciones solidarias alternativas, coordinadas por la Red de Solidaridad, (por ejemplo, creación de centros sociales donde trabajan voluntarios para paliar la privatización del sistema de salud, clases de refuerzo para estudiantes con dificultades, etc …).
Este tipo de acciones es, sin duda, una de las novedades de esta cumbre alternativa. «Queremos innovar en términos de cooperación y de acción. Tenemos una gran responsabilidad», asegura la responsable de Transform. Los mecanismos de solidaridad se perfeccionarán a través de talleres que se iniciarán hoy mismo, después de una primera asamblea feminista. Las redes de lucha abordarán también temas de salud, educación, migración, derecho a la vivienda y desahucios, la deuda, la propiedad común e incluso la extrema derecha. «Temas de actualidad en los países miembros de la UE», declaró Stenos Fotinopoulos, de la delegación griega.
Otra novedad: «Esta cooperación estucturada entre el mayor número posible de organizaciones europeas desea entablar un diálogo con las fuerzas políticas que apoyan sus objetivos y pretende desarrollar este diálogo». De esta forma, un diputado belga en el Parlamento Europeo, el ecologista Philippe Lamberts, una representante socialdemócrata austriaca, y Alexis Tsipras, de la coalición Syriza, entre otros, intervendrán en la cumbre.
«El hecho de que se nos haya concedido la posibilidad de participar, de dialogar y de coconstruir es importante. Lo esencial es que el diagnóstico sea común y las pistas para hallar soluciones se aproximen», explica Gilles Garnier del Partido Comunista Francés. En Atenas, la respuesta coordinada a la austeridad se ha lanzado ya.
La Troika asume su fracaso
El Fondo Monetario Internacional (FMI) consideró, en un informe sobre la crisis griega difundido el pasado miércoles, que «ha habido fracasos notables. La confianza de los mercados no ha sido restablecida y la economía griega afronta una recesión mucho más fuerte de lo previsto». El informe pone en cuestión el funcionamiento de la Troika, en cuyo seno «no hay una división clara del trabajo» entre le FMI, la Comisión y el Banco Central Europeo. Esta cohabitación ha llevado al FMI a «negociar primero con los países de la zona euro (…)y después con las autoridades griegas».
Así, se ha sabido que, en 2010, las autoridades griegas y el FMI evaluaron una anulación parcial de la deuda, adoptada finalmente en 2012, pero sólo después de que la deuda griega pasara de las manos de acreedores privados a las de los otros países miembros de la zona euro. El jueves, la Comisión reaccionó declarando estar «en total desacuerdo» con el FMI, considerando que una «reestructuración de la deuda hubiera conllevado el riesgo de un contagio sistémico, se si hubiera adoptado en el estadio en el que entonces se encontraba en ese momento la crisis griega.
[Artículo publicado en el diario L’Humanité]