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La deuda, ¿qué deuda?

Fuentes: Le Monde Diplomatique

Traducción Susana Merino

¿Perfume de primavera 2005? En aquella época, el presidente francés Jacques Chirac había convocado a un referendo dirigido a ratificar el Tratado constitucional europeo (TCE). Los medios reaccionaron unánimemente: era necesario aprobar el texto. La campaña se caracterizó sin embargo por una movilización inédita. Asociaciones, organizaciones políticas y sindicales  se ocuparon de analizar, explicar y debatir un documento  aparentemente poco comprometedor. Contra la opinión de los «expertos» el 55% de los franceses rechazaban el TCE.

Siete años más tarde    nuevamente resuena en el seno de los editorialistas: el fardo de la deuda impone a los pueblos europeos  ceñirse el cinturón. Y aunque no se haya previsto ningún referendo para pedirles la opinión a los franceses, como en 2005, una campaña sobre el «terreno» ha encarado el desafío – arriesgado – de imponer un debate público sobre un tema que los medios se esmeran en ignorar: ¿se debe pagar toda la deuda francesa?

Desde el verano de 2011, un llamado nacional «Para realizar una auditoría ciudadana sobre la deuda pública»  convocado por veintinueve asociaciones, organizaciones no gubernamentales (ONG) y sindicatos (apoyadas por diferentes partidos políticos  ha sido firmado por casi sesenta mil personas. Desde el otoño de 2011 se crearon más de ciento veinte Comités decididos a reemplazar a  las agencias de calificación. ¿Cómo se explica tanto entusiasmo?
Uno de los impulsores de esta campaña, el filósofo Patrick Viveret recuerda que la palabra deseo – en este caso de participar en una movilización – procede de «dé-siderer» (estar atónito): «La característica de sentirse atónito reside en el hecho de  que las misma víctima piensa que es lo único que se puede hacer. Tal el caso, en el plano económico de lo que se podría llamarse , el pensamiento TINA  (There is not alternative) de Margaret Thatcher, un estado en que se reconoce «sí, es catastrófico» pero » es imposible hacer otra cosa» . Se trataría de un bloqueo de la imaginación, de la indignación y de la crítica.

Ahora bien en el seno de los CAC ( Comités para la Auditoría Ciudadana) las cosas se aclaran porque los ciudadanos comienzan a realizar ciertos descubrimientos:

-¿Cómo?  ¿Los gastos franceses no habrían aumentado desde hace 20 años como porcentaje de la producción de riqueza total? Por el contrario habrían bajado un poco pasando del 24% del  Producto Interno Bruto (PBI) de mediados de los años 80 al 22% en los años 2000? ¿Está usted seguro?

– Usted dice que los ingresos del Estado se han reducido en el período  cuatro puntos del PBI, es decir del 22% al 18%. «Ellos» escogieron  privar de ingresos al Estado.

– Los regalos fiscales realizados durante el transcurso de los años 2000, ¿representan realmente una pérdida de ganancias de 100 mil millones de euros por año?

– ¿Por qué numerosos e importantes países del mundo como los EE.UU y el Reino Unido disponen de Bancos Centrales que les prestan directamente a los estados con tasas próximas a cero y no nosotros?

– Si el Banco central Europeo (BCE) hubiera aceptado realizar directamente préstamos a los países de la zona euro como lo hace con los demás bancos, es decir al 1%, nadie se hallaría ahora enfrentado a una deuda considerada «insoportable» y esa es la realidad.

– ¿Se podría rechazar el pago de una deuda pública que se ha contraído? ¿Pero es que ya se ha hecho?
Un tema reiterado en todas las reuniones, las respuestas – todas positivas – circulan en red. Un tema rechazable o inalcanzable, la deuda pública se convierte en «deseable» para quienes comienzan a darle forma al tema  como lo hicieron con la reforma de las jubilaciones en 2010 o con el TCE en 2005. Así florecieron no solamente librso, textos y diaporamasexpertos pero sobre todo numerosas pruebas de una real apropiación colectiva: dibujos humorísticos (uno representa una «mamá BCE» cebando a obeso bebé en cuyo babero se lee » Banco»): algunos quizz «los acreedores son: 1/ los bancos. 2/ las compañías de seguros, 3/ los emires del petróleo, 4/ no se sabe; escenas teatrales; videos que transitan por la red (se cita por ejemplo » La deuda es formidable» ; etc.

Existe un centro pero como nudo de las redes: organiza manifestaciones nacionales y contactos internacionales; difunde los análisis. Los que describen a los «países ricos muy endeudados» sometidos igual que lo PPME (Países pobres muy endeudados) de los años 90, al mismo tipo de dictadura político-financiera que los primeros. Algunos como el Comité para la anulación de la deuda del Tercer mundo (CADTM) han demostrado como la «deuda del tercer mundo» que se había formado, a partir de 1979, a partir de decisiones unilaterales tomadas en los EE.UU.  , se transformo en el principal medio de  avasallamiento neocolonial del sur del planeta. No tienen dificultad en convencer que la misma dinámica le ha sido impuesta al sur…de Europa y que el contagio puede afectar a otros países, incluida Alemania a través de la fragilización de sus bancos.
La democracia reivindicada por esos grupos, así como su pluralismo conduce a aplanar todo. Aparecen así las controversias, tanto entre los expertos nacionales de esas redes (economistas aterrados, Attac, Fundación Copérnico, CADTM, partidarios de la desmundialización…) como en los debates locales. La principal, en el primer trimestre de 2012, se refiere al reembolso de los intereses acumulados  por el abultamiento de la deuda pública. Para algunos la principal explicación se basa en que : el monto acumulado por el pago de intereses del estado francés entre 1980 y 2009 alcanza los 1.340 mil millones de euros de 2009 es decir un 90% de la deuda en el 2009 (1500 mil millones) Para otros este asunto sería secundario (por lo menos en Francia). El acumulamiento en un largo período carecería de sentido, porque nadie dice que el préstamo sistemático  a tasa nula sería «justo» teniendo en cuenta la inflación y su crecimiento. El exceso de deuda derivaría primero , según ellos, de los regalos fiscales concedidos a los más afortunados, de las desigualdades y de las diferentes operaciones de salvataje de los bancos.

Del lado de los expertos nacionales se plantean otros debates, especialmente sobre la necesidad del endeudamiento público: ¿debe un Estado endeudarse permanentemente o para decirlo de otro modo, existe una parte de los gastos públicos (potencialmente financiados por la deuda) que puede ser considerada social y ecológicamente inútil o dañina, impulsada por los lobbies de negocios y por la destructiva competencia entre países o territorios.

Pero los grupos locales perciben muy bien que los diferentes puntos de vista se complementan sin oponerse. No importan los detalles del análisis, las propuestas se hallan consensuadas: quitarle a los mercados financieros el monopolio del financiamiento de los estados y volver a tasas de interés muy bajas. Y todos insisten en una fuerte reducción de las deseigualdades y de una radical reforma fiscal «a la Roosevelt».

Mucho más pragmáticos que teóricos los debates locales exponen una hipótesis bastante «keynesiana» según la cual una parte de la deuda pública francesas  sea probablemente legítima bajo reserva de inventario-Pero solo una parte. Tanto en Francia como en el extranjero ( en Bélgica, en Alemania en varios países del sur de Europa), los grupos argumentan  por el contrario que la idea de ilegitimidad se apoya en tres argumentos en los que cada uno de ellos sería suficiente para justificar el uso de ese término, en su acepción corriente. «Lo que no está conforme a derecho, a la equidad, en el plano moral, intelectual o material».

El primer argumento se refiere a la injusticia de las decisiones que han causado la deuda: contribuciones fiscales clasistas, nichos para ricos, aumento de las desigualdades…El segundo se refiere a decisiones que no responden al interés general: confiar las deudas públicas a los mercados, es decir a los especuladores. El tercero  implica las decisiones tomadas a la vez «sobre las espaldas»  y «a  espaldas» de los pueblos: sobre las espaldas por hacer pagar la crisis a a aquellos que en modo alguno están ligados a un exceso de endeudamiento: a sus espaldas, debido al déficit de democracia y al manejo de la información por parte de la oligarquía neoliberal.

Los comités han preferido no avanzar en la cuantificación de la parte ilegítima de la deuda. Calificar (como ilegítimas) las decisiones y las políticas, deducir que una parte de la deuda deriva de políticas «de clase» es una cosa. Cuantificar «lo que los pueblos no deberían reembolsar»  es otra cosa. Parece prematuro en la medida en que es necesario  seguir investigando sobre la idea de legitimidad, antes de proponer ese curso, que dependerá de la relación de fuerzas.
Los grupos locales han comenzado a considerar el último tema el del «default» quet también incluye incertidumbres políticas y técnicas. Los históricos ejemplos de la Argentina a mediados de los 2000 de Rusia en 1998, de Ecuador, 2007/2008, de Islandia, después de la debacle bancaria de 3008 proporcionan muchas pistas para la reflexión.. pero como Francia no está ( o no lo está aún) en la situación de los países nombrados , ni tampoco en la de Grecia ni la de Irlanda, el problema queda planteado: ¿es preciso encarar una política de no pago a los acreedores de una parte de la deuda (anulación)?,¿ una moratoria  de varios años sobre una fracción de la deuda   sin pago de los intereses atrasados? ¿ Es preferible que el exceso debido sea pagado a través de los impuestos por las capas sociales y por los acreedores que la provocaron y que  a menudo han logrado ganancias?  Estas soluciones que pueden combinarse tienen en común el rechazo a que las categorías populares paguen la crisis.

Es suficiente que el Banco Central europeo (BCE) preste directamente a los Estados? Para algunos las deudas públicas en Europa se terminarían si el BCE prestara a los Estados en dificultad a bajas tasas de interés. Eso sería ciertamente eficaz en el corto plazo. Se les cortaría los barzos a los mercados y terminaría la especulación sobre los títulos públicos.
Pero si no se reducen las desigualdades (revolución impositiva, otra forma de compartir el valor agregado) si no se retoma el control financiero, los mercados irán a especular a otro sitio: el inmobiliario, el de las materias primas, los productos agrícolas, las divisas, las nuevas tecnologías, etc.  Aparecerían entonces otros equivalente de la crisis de las «subprimes», otros «defaults» bancarios y financieros y por lo tanto otras intervenciones públicas para ·salvar a las finanzas» otras deudas públicas ilegítimas y otros planes de austeridad. En tales condiciones hasta se podría imaginar que en un determinado momento los dominadores preconicen  la intervención directa del BCE ante los Estados… con el objeto de salvar lo esencial del sistema y sus privilegios. ¿No es eso lo que nos enseña el ejemplo usamericano?

Fuente:  http://www.monde-diplomatique.fr/2012/06/GADREY/47851