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Perú: Renunció el Ministro de Trabajo

La dictadura cívico-militar empieza a resquebrajarse

Fuentes: Rebelión

“Las masas hacen la historia”

El asesinato de casi 50 estudiantes y trabajadores peruanos ha dado la vuelta al mundo, generando un escándalo internacional. La CIDH cuestiona al gobierno golpista. El New York Times (NYT), redactó una nota criticando a Boluarte por la masacre. La Coordinadora de DD.HH. acaba de pedir la renuncia de la presidente golpista. Hasta una entrevista a los padres de familia del suboficial fallecido, José Soncco, que quiso ser utilizada a favor por el régimen golpista, terminó en el pedido de que Dina Boluarte debe renunciar. Pero la noticia que podría ser el comienzo de derrumbe del régimen dictatorial es la renuncia irrevocable del Ministro de Trabajo, Eduardo García.

“La situación amerita un cambio de rostro en la dirección del país y de un adelanto de elecciones que no puede esperar hasta abril del 2024. No hacerlo, creo que genera un desgaste, que, al menos en mi caso, me inhabilita para poder poner en práctica la constricción del diálogo que considera que necesita el país”, redactó García en su carta de renuncia. Luego, Eduardo García, le recordó a la presidenta golpista, Dina Boluarte, que, “Sin embargo, señora presidenta, la tragedia prontamente se repitió y muchos hermanos cayeron, esta vez en Puno y Cusco. Esta vez creo que la atención de las demandas sociales ya no es suficiente para lo que el país necesita. Las tragedias que acabamos de vivir así lo demuestran”.

Y no es para menos. Las marchas del día 12 de enero han sido masivas en casi todas las provincias del país, con la excepción de la costa norte, que siempre se han caracterizado por ser conservadoras. En el Cusco y Puno, acaba de haber un joven fallecido por cada región. En Lima, aunque la marcha no llega a las grandes jornadas de lucha del 2000, pues, la tendencia apunta hacia eso.

Hay decenas de piquetes en casi diez regiones: Puno, Cusco, Apurímac, Arequipa, Madre de Dios, Amazonas, San Martin, Cajamarca, etc. Cada día que pasa se apunta una nueva región o provincia. La masacre en Juliaca, Puno, ha intervenido poniéndole leña al fuego, acicateando más la lucha de clases.

Dina Boluarte no acudió a la reunión de los Gobernadores Regionales, que con tanto ahínco había organizado el jefe del gabinete técnico, Raúl Molina. Y la Asamblea de Gobernadores ha pedido “ni un muerto más y que se adelanten las elecciones inmediatamente”, mientras que los gobernadores de Cusco y Puno, demandan “renuncia de Dina ya”. A esto hay que agregar que 12 Colegios de Abogados de 12 regiones también han pedido la renuncia de la mandataria golpista.

Por su lado, como un hombre al borde del abismo, el propio premier reaccionario, Alberto Otárola, ha tenido que sentar posición sobre la “renuncia de Dina”, al decir que, “… Yo quiero decirlo con toda claridad: la señora presidenta no va a renunciar. Ese hecho no se va a dar y no porque ella no quiera hacerlo, sino porque la Constitución requiere que esta sucesión que se ha dado se afiance. Dejar la presidencia de la República sería abrir una compuerta peligrosísima para la anarquía y el desgobierno. Y eso no va a ocurrir”, (La República, 12/01/23).

El gobierno de Dina es insostenible. Es difícil que llegue a terminar su mandato hasta el 2024. Tarde o temprano caerá. Hasta ahora ha logrado sostenerse porque las movilizaciones en Lima no han sido masivas y porque la clase obrera no ha puesto su sello en la lucha de clases. Pero todo eso puede cambiar. Además, los 50 muertos en provincias son, como decimos, líneas arriba, un escándalo internacional. Ningún gobierno extranjero va a querer tomarse una foto con una presidenta asesina.

Incluso, hasta el jefe del partido Alianza para el Progreso (APP), César Acuña, declaró, “…invoco a los 130 congresistas que aprueben el adelanto de las elecciones, porque en caso de que no lo hagan, el país se va a levantar peor. Si hubiera muchas muertes (más), ya habría un genocidio y los responsables serían los 130 congresistas…”, (LR, 12/01/23).

Así las cosas, el régimen político golpista, se rehúsa a abandonar el poder político porque implicaría que Dina, Boluarte y los jefes militares y policiales, terminen en la cárcel. Sería un gran golpe al poder coercitivo que basa su poder en el monopolio de las armas.

No obstante, las masas hacen la historia. Y las masas ya han puesto su sello de clase andino-amazónica: ¡Fuera Dina, asesina!

César Zelada es dirigente de la Agrupación Vilcapaza y del Movimiento Popular Sin Techo Perú (MSTP).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.