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Entrevista al senador suizo Dick Marty (1945), director de las investigaciones del Consejo de Europa sobre las actividades ilegales de la CIA en Europa

«La dinámica de la verdad está en marcha»

Fuentes: El País

El senador suizo Dick Marty (1945) se encuentra en el ojo del huracán desde que el pasado diciembre asumiera la responsabilidad de dirigir las investigaciones del Consejo de Europa sobre las actividades ilegales de la CIA en el Viejo Continente. Ayer, los 46 Estados miembros del organismo de derechos humanos respaldaron su trabajo, que concluye […]

El senador suizo Dick Marty (1945) se encuentra en el ojo del huracán desde que el pasado diciembre asumiera la responsabilidad de dirigir las investigaciones del Consejo de Europa sobre las actividades ilegales de la CIA en el Viejo Continente. Ayer, los 46 Estados miembros del organismo de derechos humanos respaldaron su trabajo, que concluye que los secuestros y traslados de sospechosos de terrorismo fueron posibles gracias a la complicidad de los Gobiernos europeos. Durante una entrevista con EL PAÍS, Marty pide a los países europeos que investiguen qué sucedió en su territorio, y pone especial énfasis en el caso de Polonia -país acusado de albergar una cárcel secreta-, a cuyo Gobierno exige «una investigación transparente».

Pregunta. Algunos gobiernos critican su investigación y le acusan de no tener pruebas suficientes en las que fundamentar sus acusaciones.

Respuesta. Hay gobiernos, como los de Bosnia o Suecia, que ellos mismos lo han reconocido [haber participado en los secuestros]. No son cuestiones inventadas lo que ha sucedido en Europa. En Italia, la Fiscalía de Milán ha reconstruido todos los hechos

[el secuestro a manos de la CIA de Abu Omar] y han identificado la veintena de agentes que han participado en la operación. En cambio, en países como Polonia o Rumania, expresar la mera posibilidad de que ha ocurrido algo se considera un atentado a su honor, y es un error. Hay agentes de la CIA que han hablado de Rumania y Polonia, pero los polacos dicen que no tienen datos sobre los vuelos de la CIA que han aterrizado en Szymany

[base aérea en el norte del país, cercana a un gran complejo del espionaje polaco]. Polonia tiene que hacer una investigación transparente sobre qué hacían los aviones en Szymany y no en Varsovia, por ejemplo.

P. ¿Se han mostrado los Estados europeos dispuestos a colaborar en su investigación?

R. Los gobiernos han respondido a mis preguntas. Algunos lo han hecho muy rápido y de forma completa; otros, en los últimos días, y otros no han respondido. Los que han respondido enseguida son los que no tenían nada que ocultar, o donde no había sucedido nada; otros han tenido evidentes problemas a la hora de responder.

P. ¿Qué países han tenido problemas?

R. No ha habido problemas particulares. En España, desde luego, no ha habido centros de detención secreta. Pero los circuitos de detención pasaban por España antes o después de haberse producido la rendición. Los aviones pasaban con tripulantes para prepararse para la rendición [operación en la que la CIA secuestra a un sospechoso y lo traslada a un país tercero para interrogarlo sin garantías judiciales] o para descansar después de la rendición. Es muy positivo que los jueces españoles vayan a investigar, es la manera de conocer la verdad.

P. Usted ha hablado hoy de la participación de los servicios de espionaje europeos en las rendiciones. Además del caso del secuestro de Abu Omar en Italia y del de seis personas en Bosnia que terminaron en Guantánamo, ¿qué otros servicios de espionaje están implicados?

R. Hay cuestiones importantes que se ciernen sobre Alemania con el caso de El Masri [Khaled, ciudadano alemán secuestrado en Macedonia y confinado en Afganistán, donde asegura haber sido torturado]. Allí hay dos investigaciones en curso, una de la justicia y otra parlamentaria. Es lo que pretendo, que en los distintos países se haga lo necesario para descubrir lo que ha pasado, porque es la mejor manera de evitar que suceda de nuevo.

P. ¿Piensa que algún día saldrán los hechos a la luz?

R. La dinámica de la verdad está en marcha. Pronto conoceremos nuevos elementos. Los que tienen información hablan cuando ven que empieza a conocerse la verdad.

P. ¿Se refiere a gente de la propia CIA?

R. Sí, pero también de los servicios de espionaje europeos.

P. ¿Hasta qué punto los testimonios de algunos de los secuestrados le permiten afirmar que la CIA practicaba rendiciones de manera sistemática en Europa?

R. El 95% de los vuelos de la CIA eran utilizados para cuestiones logísticas, pero los testimonios han demostrado que también hay unos circuitos de rendiciones, con unas características propias. Que salen de Washington, pasan por Palma de Mallorca…, pasan por Polonia y vuelven a los 15 días. Hemos podido comprobar que El Masri y Binyan Mohamed [ciudadano etíope detenido en el aeropuerto de Karachi a su regreso a Reino Unido, y actualmente bajo custodia de EE UU en Guantánamo] siguieron la misma ruta en el mismo periodo. Si nosotros, con nuestros pequeños medios, hemos podido llegar a estas conclusiones, los gobiernos si quisieran podrían descubrir infinidad de cosas.

P. Washington justifica las rendiciones porque considera que las nuevas amenazas terroristas requieren nuevas formas de combatirlas. ¿Piensa que la cuestión de los vuelos secretos de la CIA va hacer que Europa también se replantee su política antiterrorista?

R. No, estas formas son totalmente contrarias a nuestra cultura jurídica. Europa ya ha practicado las entregas extraordinarias; por ejemplo, en el caso del terrorista Carlos

que fue secuestrado, pero fue llevado ante un tribunal, y ésa es la gran diferencia. No entendemos por qué EE UU no quiere atenerse al sistema jurídico. Europa se ha enfrentado al terrorismo. España, Alemania, Francia… han obtenido resultados excelentes en la lucha antiterrorista basada en la justicia. La justicia puede ser dura y eficaz; entonces, ¿por qué hay que hacer desaparecer a la gente? ¿Por qué hay que emplear métodos de gánsteres que al final dan la razón a los terroristas? Los terroristas quieren destruir nuestro sistema de valores, y al final somos nosotros los primeros en tirarlos por la borda.