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Costa Rica

La educación subversiva de Garnier. ¿De qué lado dormirá?

Fuentes: Rebelión

Leonardo Garnier nunca había estado más desorientado en su vida como hasta hoy. Que un economista se metiera a impartir cátedra de Educación Preescolar, General Básica y Media ya no era de extrañar en este país perdido en la dimensión desconocida. Sin embargo, atreverse a afirmar que su gestión como ministro de la cartera de […]

Leonardo Garnier nunca había estado más desorientado en su vida como hasta hoy. Que un economista se metiera a impartir cátedra de Educación Preescolar, General Básica y Media ya no era de extrañar en este país perdido en la dimensión desconocida. Sin embargo, atreverse a afirmar que su gestión como ministro de la cartera de educación era «subversiva», eso sí deja mucho que desear, siendo un adjetivo que le queda corto a un programa tan raquítico como castillo de fósforos.

 
El pseudoreformismo de Garnier es un conjunto de curitas que jamás fueron puestas sobre las heridas, mismas que siguen abiertas y cuya cicatrización parece imposible por ahora. ¿Pero cuáles son los patrones que ha roto el ministro? Sólo él lo sabrá. ¿Un estilo subversivo? Se nota que jamás leyó a la Escuela de Frankfurt o la pedagogía soviética, mucho menos al Maestro Paulo Freire o Aníbal Ponce en América Latina, o a Henry Giroux o Peter McLaren más recientemente y, lastimosamente, tampoco hizo eco de las palabras de Omar Dengo o Carmen Lyra en Costa Rica.
 
Y muy ilusionado se siente Leonardo Garnier con su nuevo programa de Matemática cuya aplicación empezará a darse este 2013. ¿Pero se puede hablar de subversión en esta rama del conocimiento? Imposible cuando sirve al mercado. ¿Y qué aspectos ideológicos encierra esta «reforma»? La introducción de probabilidades en prácticamente todos los niveles, desde primaria hasta secundaria, es el eje que irá forjando el negocio sucio de la especulación y los manejos de la bolsa de valores. Alguien debiera hacerle entender al ministro que no hay subversión si no rompe con el sistema excluyente y desigual, y que más bien termina convirtiendo tan importante rama del saber en una vulgar cómplice del capitalismo globalizado.
 
Pero cosa curiosa, lo que debió haber sido la gran transformación (verdaderamente subversiva), dentro del deplorable sistema educativo costarricense, terminó siendo el remedo burdo de un lindo sueño, se trata de las guías de Afectividad y Sexualidad. Pero no, lo verdaderamente importante no lo logró el señor ministro. Al final cedió a los caprichos medievales de la Iglesia Católica y Evangélica. No hubo «Padre Nuestro», con berrinche incluido, que pudiera romper con el conservadurismo y el autismo de la jerarquía religiosa del país y la indiferencia de su gobierno.
 
Por otro lado, afirma Leonardo que: «En Ética, Estética y Ciudadanía estamos terminando Artes Industriales que, al igual que con Hogar, queremos que pase a ser útil para la vida de la casa, reparaciones y mantenimiento, etc.» (La Nación, 28/01/2013) Sin embargo, ¿cómo lograr tal cosa cuando poco a poco desaparecen de los colegios estas áreas del desarrollo psicosocial y emocional de los jóvenes para darle paso a la maquila mal pagada con los colegios técnicos? Ni qué decir lo que está ocurriendo con Filosofía, Artes Plásticas o Música; pronto serán los fósiles de la educación, ya que no encajan en el modelo de costarricense que las «grandes reformas» de Garnier están forjando.
 
Igualmente, Leonardo no quiere niños obedientes ni sumisos, más bien libres y enfrentando los dilemas éticos con responsabilidad pero, ¿no es incongruente que si la ciudadanía responsable le hiciera ver un error ético al ministro este actuara de forma correcta? ¿O que al ser cuestionado por un ciudadano honesto al menos tuviera el respeto mínimo y no se dedicara a atacarlo? Pero bueno, esa ha sido la política de este último gobierno liberacionista. Nada qué hacer.
 
Aunado a esto, confunde el ministro el término de libertad en una verdadera educación subversiva. Pero en sencillas palabras, a modo de explicarle, un sistema que no plantee cambios radicales, profundos, revolucionarios en el esquema de dominación clasista, no puede hablar de libertad. Hasta el día de hoy, las cadenas de la esclavitud siguen atando a la persona al servilismo y la enajenación, se trata de un yugo que aún pesa sobre los hombros de la gran mayoría en la sociedad y si la educación no da las herramientas para su rompimiento definitivo, sigue siendo un sistema con lógica conductista y de obediencia ciega al mercado.
 
¿Pero cuál fue el tema en que se quedó corto Garnier? Otra vez, uno de los grandes problemas de la educación, queda por fuera: el recurso humano. No miente Leonardo al afirmar que «hay universidades que están graduando gente que lo único que tiene de profesor es el título.» Nada más cierto. ¿Pero dónde están los controles a estas pseudouniversidades que gradúan a los futuros educadores? ¿Cómo es posible que a lo interno de Servicio Civil no haya filtros de selección de personal? Nuevamente falló en lo importante el señor ministro.
 
¿Y sobre la relación con los gremios de educación? ANDE sigue siendo la gran sumisa como bien afirma el señor Garnier. ¿Falta más revolución educativa curricular y pedagógica a lo interno de las asociaciones de educadores? No cabe duda. ¿Se rinden fácilmente los gremios a los caprichos ministeriales? Lastimosamente así terminan las negociaciones con el gobierno. Por lo tanto, no solo se trata de dignificar al educador como profesional y baluarte de procesos de cambio, también es fundamental reencausar el papel que juegan los gremios en Costa Rica: más contestatarios, radicales, con agendas de transformación total del sistema, tanto educativo como sociopolítico, económico y cultural. Un gremio que, a diferencia del temor del ministro, sea más confrontativo como ocurre en otras latitudes. Esa es la gran tarea de los educadores organizados.
 
En conclusión, Leonardo Garnier vive una enmarañada confusión entre sus cabellos. Su subversión ha sido una plaga de desatinos, improvisaciones, pruebas y errores (a ratos con efecto placebo), y evidentes descalabros. Falló en lo que pudo ser verdaderamente subversivo y se conformó con algunos datos estadísticos (propios de su área) que reflejan tanto como los índices de pobreza que el gobierno tiende a mostrar, a pesar que la realidad diga y demuestre lo contrario. Ya los desarreglos están hechos, faltará un proceso verdaderamente radical y subversivo que se traiga abajo todos los efectos chapuceros de las reformas del ministro de educación, Leonardo Garnier Rímolo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.