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Rusia

La estrella que nos guía

Fuentes: Pravda

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín


La historia es el trabajo diario de millones de personas, la mayoría de los cuales están ocupados buscando como subsistir y mantener a sus seres cercanos, mientras una minoría se esfuerza en autoafirmarse, rodeándose de riquezas incalculables, honores y poder. Esta es la cotidianidad que va construyendo los siglos. Pero todos los días corrientes ansían tener su fiesta. Y en la historia, las revoluciones son la mayor de las fiestas. Entre ellas, el Gran Octubre, es la estrella que nos guía. La más brillante, la de mayor tamaño.

Octubre demostró en primer lugar que son las masas populares las que forjan la historia. Fue precisamente el pueblo trabajador el que alumbró la más grande de las revoluciones de la historia. Incluso la forma del gobierno revolucionario, los Soviets de obreros, soldados y diputados campesinos, fue tejida por el trabajo creador de los tejedores, cerrajeros y maquinistas…Y el punto final victorioso en ese mortal combate de las fuerzas»rojas» y «blancas», lo pusieron los hasta entonces desconocidos para la historia, flujos de resistencia popular frente a los explotadores, terratenientes y kulaks, banqueros y dueños de fábricas.

Octubre sentó las bases de la gran alianza de aquellos que trabajan junto a la máquina en la fábrica y de los que lo hacen a pie de surco, en el campo.

Solo los ciegos incorregibles y los calumniadores son capaces de poner en duda el hecho irrefutable de que Octubre engendró una nunca antes vista «comunidad de tribus»: un estado socialista plurinacional y un poderoso, gracias a su unidad, pueblo soviético.

El Gran Octubre creó dos cultos sin precedentes, el culto al conocimiento y el culto al trabajo.

Sería estúpido afirmar que en la historia de nuestro Octubre no hubiese manchas oscuras. Los astrónomos las han descubierto incluso en el sol. No fueron extraterrestres los que administraron la época de Octubre, sino gente real, que a menudo carecían de la experiencia y destreza necesarias en los asuntos de estado, y también de conocimientos. Tampoco faltó el cansancio, fruto de esa tensión sobrehumana: un país obligado permanentemente a defender su independencia y su personalidad socialista.

El deseo natural de coger aire, relajarse, lleva aparejado la pérdida de atención, de vigilancia. Son momentos en los que al frente del timón puede encontrarse gente ocasional, incluso extraña. Los falsos timoneles variaron el curso, perdiendo la guía de nuestra estrella, hasta que terminaron por darle la espalda por completo.

La reescritura de la historia de Octubre, de la época de Octubre, de sus héroes, iniciada por los partidarios de esa «época lluviosa» de Jruschov, y llevada hasta el cinismo por los que odian a nuestro pueblo en nuestros días, tiene un solo objetivo: denigrar y trivializar a nuestra estrella guía.

Sabemos que a veces se puede engañar por mucho tiempo a una persona aislada. Engañar a un pueblo solo es posible, cuando ese pueblo se alegra de engañarse a si mismo. Eso también sucede, aunque el periodo de duración del engaño es menor. Se prolonga hasta que la preocupación por la supervivencia hasta tal punto agobia al pueblo, que solo es capaz de ver lo que tiene enfrente de su nariz.

La estrella del Gran Octubre se hace más fuerte, brilla con más intensidad para indicarnos con sus rayos el camino de la lucha. Es un camino no apto para soñadores, cuya vanilocuencia solo vale para saber si construir el puente a lo largo o a lo ancho del río. Tampoco es un camino para charlatanes enamorados del abigarramiento de sus propias palabras.

Mantenerse firmes en ese camino es algo para lo que solo vale la gente auténtica, fiel a la lucha revolucionaria por la felicidad del pueblo trabajador. No es difícil reconocerlos: son intolerantes con el modo de vida burgués, y lo rechazan decididamente en todas sus formas. Estar a su lado significa resistirse siempre cuando ves la falsedad y la violencia del dinero contante y sonante.

El Gran Octubre no es algo que esté en nuestro equipaje de pasadas batallas y victorias. Es algo ― y esto es lo más importante ― que tenemos por delante. La futura victoria de Octubre no es algo que nos vaya a venir sola a nuestras manos. Es un camino que debemos aprender a asimilar y tanto a nosotros, como a los que nos releven, nos tocará aprender la ciencia de vencer. Bajo la estrella guía, junto a su insustituible lema «¡Viva el aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre!, es imposible no distinguir otro importantísimo llamamiento de Octubre, «¡Viva la eternamente viva doctrina marxista-leninista!».

La historia espera de nosotros la creación de una nueva fiesta.

Fuente: http://gazeta-pravda.ru/content/view/6163/59/