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Italia

La fachada extrema del berlusconismo

Fuentes: Rebelión

La victoria del neofascista Alemanno, candidato en las recientes elecciones municipales romanas por la coalición Popolo della Libertà, constituye otra pésima noticia que nos llega de Italia. Como decía Spinoza, no se trata de reír ni de llorar sino de tratar de comprender las causas y las posibles salidas a la profunda crisis de la […]

La victoria del neofascista Alemanno, candidato en las recientes elecciones municipales romanas por la coalición Popolo della Libertà, constituye otra pésima noticia que nos llega de Italia. Como decía Spinoza, no se trata de reír ni de llorar sino de tratar de comprender las causas y las posibles salidas a la profunda crisis de la izquierda italiana que ha llevado al «partido del orden» al poder.

«Walter Veltroni Santo subito!» Este era uno de los eslóganes más coreados en la tarde noche del lunes pasado en la ciudad de Roma por los manifestantes de la extrema derecha neofascista que se acercaron al Campidoglio -sede del ayuntamiento- a celebrar la victoria de quien es, en efecto, uno de los suyos. Alemanno, proveniente del fascista MSI y de la «derecha social» de Alianza Nacional, es quizás el mejor exponente en Italia de una nueva derecha, representada por la coalición de Silvio Berlusconi, que mezcla elementos de (neo)conservadurismo con neofascismo en un programa simple y eficaz: Dios, patria, familia, raza y mercado.

Sun Tzu en su magnífico y milenario Arte de la Guerra señala «conoce al enemigo y conócete a ti mismo, en cien batallas obtendrás cien victorias». Algo de esto hay. De esta forma y leyendo el eslogan de la extrema derecha que señalamos al inicio, Walter Veltroni, el flamante y derrotado aspirante del Partido Democrático (PD) a la jefatura de gobierno, puede aparecer como el causante del desastre generalizado para toda la izquierda en las recientes elecciones generales y municipales en Roma. Veltroni ha contribuido y mucho al desastre: con las elecciones primarias celebradas para la elección del candidato a la presidencia del recién constituido PD, ha contribuido en buena medida ha darle la puntilla al gobierno Prodi. Con la celebración de elecciones anticipadas ha conseguido también expulsar a la «izquierda de gobierno» del Parlamento. Y, poniendo a Rutelli -un auténtico cadáver político democristiano- como candidato a Roma, ha perdido la emblemática città eterna. Por eso, coreaban «Veltroni, ¡Santo ya!»

Sin embargo, que el árbol no tape el bosque. El asunto es mucho más complejo. La victoria de Alemanno ha sido posible por una serie (necesariamente incompleta) de factores: la conquista de posiciones del «fascismo societario» producto de la revolución pasiva neoliberal así como su preocupante ascenso político; la incapacidad del social-liberalismo (PD) para presentar un programa de cambio (o de leve «reforma») que venía desautorizado por los escombros de su labor de gobierno; la subalternidad estratégica de una «izquierda de gobierno», La Sinistra- L‘Arcobaleno, que con su programa de «lucha y de gobierno», gobernó en las instituciones lo que no supo luchar en las calles….Y claro, perdió. Como la correlación de fuerzas social y política, es la que es y da para lo que da, es obvio que no pudieron «sustituir» en las instituciones su razón de ser que está en el «conflicto social». Urge otra izquierda. Tienen que irse todos a casa. Bertinotti, lo ha entendido muy bien, dimitiendo la misma noche electoral, al entender que la recién creada Sinistra-L’Arcobaleno, nacía muerta por los resultados electorales, su verdadera razón de ser. Esperemos que le acompañen Veltroni y el resto de grupos dirigentes que en definitiva son los herederos de los escombros del viejo PCI.

Partir del «conflicto social». Como el pasado 25 de Abril, festivo aniversario de la liberazione del nazi-fascismo, en Roma, cuando cerca de 40.000 antifascistas se manifestaban contra «el retorno del fascismo». Se abre en Italia una nueva etapa de luchas y de resistencias en condiciones políticas duras.

«Conoce al enemigo y conócete a ti mismo, en cien batallas obtendrás cien victorias».