La Iglesia Católica irlandesa gozó de inmunidad durante décadas para ocultar los abusos sexuales contra menores cometidos por sacerdotes de la archidiócesis de Dublín.
Así lo ha puesto en evidencia hoy un informe elaborado por la juez Yvonne Murphy. La connivencia entre la jerarquía eclesiástica y las autoridades del Estado, entre ellas la propia policía y la Fiscalía, sirvió, dice el texto, para encubrir los esfuerzos de cuatro obispos dublineses por mantener el «prestigio de la iglesia, proteger a los pederastas y los bienes de la Iglesia, y evitar escándalos». Esas son algunas de las conclusiones de un documento presentado públicamente hoy por el Ministro irlandés de Justicia, Dermot Ahern, que se disculpó en nombre del Estado por lo ocurrido y dijo que la crudeza del informe no debería ensombrecer el trabajo «de miles de sacerdotes honrados» que han perseguido y denunciado los abusos.
El documento, que denuncia la labor encubridora de los arzobispos de Dublín desde 1975 (John Charles McQuaid, Dermot Ryan, Kevin McNamara y Desmond Connell), excluye de este juicio al actual arzobispo, Diarmuid Martin. «Ninguno de ellos» , dice el informe, «llevó a la policía los abusos en los años 60, 70 y 80. No fue hasta noviembre de 1995 cuando el arzobispo Connell permitió que se entregaran a las autoridades los nombres de 17 sacerdotes de los que la archidiócesis había recibido quejas. E incluso ese dato no era completo, porque en ese momento se sabía que en la archidiócesis había quejas al menos de 28 sacerdotes» .
El texto, de 700 páginas, ha visto la luz con una serie de cortes para no prejuzgar presentes o futuros casos penales, al tiempo que se ha eliminado toda referencia a aquellos sacerdotes que se enfrentan a procesos penales ante el temor de que pudiera afectarlos, por lo que se utilizan seudónimos para proteger la identidad de otros.
Ahern ha anunciado que el Gobierno ha habilitado dos líneas telefónicas especiales para ofrecer apoyo psicológico a las víctimas que puedan verse afectadas por la publicación del informe y ha animado a quien conozca detalles de más abusos eclesiásticos de acudir a declarar a la policía. «Cualquier información nueva se tendrá en cuenta» ; ha afirmado, «debe de haber gente ahí fuera que sepa lo que ha ocurrido y pueda llevar a los agresores ante la Justicia» .
«No preguntes, no hables»
El informe, fruto de tres años de investigaciones, asegura que la política y tácticas ocultistas de la Iglesia se pueden resumir bajo la frase de tintes mafiosos «no preguntes, no hables». «La Comisión no tiene duda alguna de que el abuso sexual clerical fue encubierto por la Archidiócesis de Dublín y otras autoridades de la Iglesia. Las estructuras y reglas de la Iglesia Católica facilitaron ese encubrimiento» , explica el texto. «Las autoridades del Estado -prosigue- facilitaron el encubrimiento al no cumplir con sus obligaciones y asegurar que la ley se aplicase a todos por igual, lo que permitió a las instituciones de la Iglesia mantenerse fuera del alcance del proceso legislativo normal» .
La Comisión investigadora de la Archidiócesis de Dublín ha examinado las acusaciones de 450 personas presentadas contra 46 sacerdotes por hechos ocurridos entre 1975 y 2004, así como el manejo del escándalo por parte de diecinueve miembros de la jerarquía católica, entre ellos el cardenal Desmond Connell. El purpurado llegó a acudir a los tribunales para impedir la entrega de unos 5.000 documentos archivados durante su ejercicio al frente de la Archidiócesis, petición que le fue denegada. Cuando abordó las denuncias de maltratos sexuales, Connell estableció en dos ocasiones juicios secretos bajo los términos de la Ley Canónica, según el informe.
«Informe Ryan»
Aunque la Comisión no halló pruebas de la existencia de una red organizada de pederastia en la Archidiócesis, detalló varios casos tan estremecedores como los recogidos en el llamado «Informe Ryan» del pasado mayo. Un sacerdote, por ejemplo, admitió haber cometido abusos sexuales contra más de 100 menores, mientras otro confesó que, durante el ejercicio de más de 25 años de ministerio, abusaba de menores cada «dos semanas».
El informe se refiere precisamente a las denuncias de abusos a la policía y asegura que hasta ahora éstas no han funcionado. Básicamente por el servilismo atávico del Estado irlandés para con la Iglesia, que ha evitado que los escándalos se investiguen como es debido. En el caso de un niño de 11 años conocido como Andrew, por ejemplo, un sacerdote que supo de los abusos fue a denunciar lo ocurrido, pero los agentes llevaron el caso a la jerarquía eclesiástica, que echó tierra sobre el caso. En otra instancia, el informe denuncia que la policía irlandesa (la Garda) tardó 20 años en presentar cargos contra un sacerdote. «Altos cargos de la Garda, incluido el Comisionado (máximo responsable) en 1960, consideraban que los curas estaban fuera de su alcance. Hay algunos casos en que los agentes, de hecho, informaban a la diócesis sobre denuncias en lugar de investigarlas» , añade el texto.