Mientras España se prepara para las elecciones y la victoria de la derecha, la Fundación Idea, laboratorio ideológico del PSOE, ha reunido en un hotel de Madrid el 15 de noviembre a los líderes de la izquierda europea. Estaban Alfonso Guerra, François Hollande, Pier Luigi Bersani, Jesús Caldera y el húngaro Attila Mesterhazi. Este […]
Mientras España se prepara para las elecciones y la victoria de la derecha, la Fundación Idea, laboratorio ideológico del PSOE, ha reunido en un hotel de Madrid el 15 de noviembre a los líderes de la izquierda europea. Estaban Alfonso Guerra, François Hollande, Pier Luigi Bersani, Jesús Caldera y el húngaro Attila Mesterhazi. Este último, que viene de un país donde el gobierno está en manos de una coalición de derecha de la que forma parte con un 20% de los votos el partido Jobbit, descendiente directo del que fuera en la Segunda Guerra Mundial el partido hitleriano, tomó la palabra para decir: «Hace diez años este encuentro hubiera sido una fiesta porque Tony Blair gobernaba en Gran Bretaña, y Gerhard Schroeder en Alemania. Hoy el péndulo en Europa ha girado hacia los partidos conservadores. ¿Por qué? »
Atila se pregunta por qué. ¿Por qué después los gobiernos de izquierda no han vencido a los partidos que él llama conservadores, y que tal vez sería mejor llamarlos por su nombre: partidos reaccionarios, a veces racistas, a veces, fascistas, nazis, en algunos casos. ¿Por qué? No es tan difícil de entender, incluso para Attila, que de hecho ha nombrado a dos señores que han destruido lo que quedaba por destruir de la confianza de la izquierda como fuerza progresista, socialista y anti-militarista: Blair y Schroder (se ha olvidado de D’Alema si parva licet componere magnis). Han utilizado el mandato electoral para llevar a cabo los ataques neoliberales contra los salarios, contra las condiciones de vida de los trabajadores. Blair también ha destacado como el principal apoyo de la política criminal de guerra del gobierno de Bush. Y D’Alema ha violado el artículo 11 de la Constitución de la República, cuando era presidente del Consejo. D’Alema, como Blair, tiene miles de muertes en su conciencia, aunque el cinismo tal vez les permita dormir bien. Ciento sesenta soldados italianos han muerto y muchos morirán a causa de enfermedades derivadas del uso de uranio empobrecido en los bombardeos que el criminal D’Alema ordenó sobre la población serbia en 1999 (¿cuántos serbios ha asesinado D’Alema?). Pero los líderes de la izquierda se reúnen en un Hotel en Madrid para preguntarse por qué la derecha vence en todos los países de Europa. ¡Y qué derecha!
Es cierto que la izquierda ha podido gobernar en años de crecimiento económico y de fanático entusiasmo ideológico neoliberal. Sus políticas de reducción de los costes laborales y de precarización parecían un signo de modernidad, como si la modernidad consistiese en plegarse al poder dominante. Y a los pocos que criticaban su subordinación a la globalización capitalista y financiera era fácil acallarlos tildándolos de obstinados tardo-marxista predicadores de desgracias. Han llegado las desgracias, totalmente previsibles, y los líderes de izquierda se reúnen en un hotel en Madrid para debatir sobre el futuro. ¿Es necesario pensar que la crisis financiera marca el fin de la socialdemocracia o, por el contrario, hay que prepararse para un relanzamiento de los ideales socialdemócratas que hoy son dejados a un lado debido a la prioridad de la crisis financiera y las urgencias de los mercados? Pregunta absurda a la que, por supuesto, todos responden que en el futuro volverá a salir el sol, cómo no. Por el momento, es necesario respetar la voluntad de los mercados, pero mañana …
Mañana, ¿qué? Jesús Caldera, ministro del gobierno suicida de Zapatero, actual presidente ejecutivo de la Fundación Ideas, no tiene dudas. «Lo que está ocurriendo hoy en día es un terremoto impulsado por la crisis. No tiene nada que ver con la ideología, sino con el calendario. Es así de simple, el partido del gobierno es responsable. » De estas palabras se entienden muy bien los cálculos claros, cínicos, y en mi opinión imbéciles, que se han hecho los socialistas españoles. Dado que los gobiernos de turno pagan políticamente el precio de la crisis económica, Zapatero, después de haber agachado la cabeza ante la voluntad del poder financiero europeo, ha presentado su dimisión y entregado el gobierno a la derecha. Que gobierne la derecha en plena crisis y dentro de cuatro años volver al poder, han pensado los inteligentísimos socialistas españoles. Como si el mundo fuese un circo permanente en el que cada cuatro años las bandas de bribones se repartieran el poder y el dinero público gracias a los votos de una masa de idiotas que los vota mientras no pasa nada en la vida real.
Las opciones de política económica y social no son discutidas en absoluto, ya que las deciden los mercados. La única consideración de la que son capaces los líderes de la izquierda europea es sobre la oportunidad. En Italia la izquierda ha decidido que es absolutamente necesario sustituir a Berlusconi no porque haga una política equivocada o antisocial sino porque no tiene la credibilidad para imponerla. En España la izquierda ha decidido ceder el gobierno y convocar elecciones ya que prefiere que sea la derecha la que gestione la política antisocial. A nadie le viene a la mente que la izquierda debería tener la obligación de rechazar las políticas antisociales. Con crisis o no, el deber de la izquierda debería ser evitar que la sociedad sea devastada por los grupos económicos privados. ¿O no? Por supuesto que no, porque hoy en día, cuestionar las políticas anti-sociales, las políticas de explotación, sería cuestionar la naturalidad y la eternidad del capitalismo. Y esto la izquierda europea ni tiene la cultura ni el coraje ni, sobre todo, la autonomía para poder hacerlo.
Así pues, Belén Barreiro, directora de la Fundación Alternativas dice con absoluto cinismo: «Aunque el Partido Popular obtenga la mayoría absoluta el 20 de noviembre podría ocurrir que dentro de cuatro años el partido ganador sea completamente derrotado. La crisis está barriendo a los gobiernos de izquierda y derecha, pero Europa girará a la izquierda en los próximos años. »
La Sra. Barreiro espera confiada el 2015. Quizás en 1939 habría esperado confiada en 1945. Pero ni se le pasa por la cabeza que en 2015 Europa ya no exista. Que en su lugar haya naciones agitadas por la guerra civil, cientos de miles de muertos en las represiones en masa que los gobiernos nacionales hayan desencadenado contra los trabajadores, y ruinas humeantes en lugar de lo que en su día fue el Estado de bienestar. Lo que le falta a la clase política de la izquierda actual, una clase política de burócratas ignorantes que no conoce la historia, es el sentido de la tragedia. Porque el cinismo, que pretende realista y razonable, es en realidad la eliminación de la realidad, entregada a la fuerza irracional del poder. Y aunque se crea que es irónico, el cinismo de la izquierda es por el contrario ferozmente estúpido. Eliminar esa izquierda, por todos los medios necesarios, es el primer deber de la sociedad europea. Sólo cuando la clase política de la izquierda haya sido eliminada de la sociedad, sólo cuando la sociedad haya creado las condiciones de la solidaridad y de la autonomía, sin ningún tipo de mediación política, sin ningún tipo de representación, sólo entonces podremos enfrentarnos al finazismo que hoy impera, preparado y venerado por la clase política de la izquierda.
Traducido por nemoniente
Fuente traducción: https://n-1.cc/pg/blog/read/
Fuente: http:/ / th-rough.eu/ writers/ bifo-ita/ la-sinistra-fiduciosa