Recomiendo:
0

Puerto Rico

La naturaleza no perdona

Fuentes: Claridad

El paso de un evento atmosférico, como lo fue el azote -aun de refilón- del huracán Irma representa además de pérdidas de vida y de infraestructura, también la pérdida de espacios naturales como lo son las costas. En Puerto Rico el 60% de nuestras costas ya se encuentran en estado de erosión, tanto por el […]

El paso de un evento atmosférico, como lo fue el azote -aun de refilón- del huracán Irma representa además de pérdidas de vida y de infraestructura, también la pérdida de espacios naturales como lo son las costas. En Puerto Rico el 60% de nuestras costas ya se encuentran en estado de erosión, tanto por el proceso natural como por la intervención humana, situación que se agudiza en esta ocasión por un evento de la naturaleza.

La geóloga marina Dra Maritza Barreto Orta, -en entrevista exclusiva- explicó que los huracanes así como las depresiones tropicales pueden causar en el caso específico de las playas erosión y acumulación de arenas en las costas. Ambos fenómenos pueden provocar varios efectos. Dentro del efecto ciclónico se puede producir la marejada ciclónica que es cuando sube el agua por el efecto de la baja presión, más las marejadas que se producen por el viento por la fuerza del huracán, esa fuerza de marejada y el nivel del agua que sube por la marejada ciclónica produce erosión.

«En las playas específicamente como es sedimento suelto se va a crear una serie de cortes donde usualmente la arena la mueve fuera de la playa hacia el mar o detrás de la playa inclusive hay un ejemplo bien claro con Irma que movió la arena hacia la carretera y tapó muchas carreteras en el caso de Loíza». Lo más preocupante de todo ese proceso es la erosión cuando hace los cortes y la arena se va del sistema de la playa, esa arena en algunos casos regresa en meses y en algunos casos no regresa.

La Dra. Barreto Orta, quien reciente dio a conocer los resultados de un estudio sobre la erosión de las costas dijo que ha podido observar que después de décadas que un huracán ha producido erosión, algún otro fenómeno que no sea tan fuerte como el huracán, ya sea una depresión tropical, o una marejada producida por un frente frio, como ya la playa y la costa están afectadas, al no tener arena su umbral geomórfico no tiene la capacidad de protegerse a sí misma, por lo que un evento de menos magnitud hace el mismo impacto como si fuese un huracán.

Explicó que en nuestro escenario por estar en el trópico todos los años vamos a tener un periodo de ocurrencia de sistemas ciclónicos y ahora el escenario de huracanes extremos que se asocian con el calentamiento planetario, pero ademas tenemos otro evento que son las marejadas por frentes de frio que ocurren de noviembre a marzo, los que también provocan marejadas casi igual en impacto como las de un huracán.

Junto a los efectos que pueden provocar un evento natural apuntó que la erosión responde además a la construcción de infraestructura en lugares en que nunca se debió permitir, muy cerca del agua, «lo que provoca que el océano va a reclamar lo que es de él», a lo que destacó que en el país se debe planificar el uso del territorio a partir de la realidad de que somos una isla que está sujeta a estos eventos naturales.

Frente a esta realidad indicó que es necesario que se adopte política pública enfocada al cambio climático (CC) y enfocada a la resiliencia debido a que aunque en los últimos 20 años se ha adoptado política pública de protección del ambiente, estos dos aspectos no están contemplados. Dio como ejemplo de que en el mismo Plan de Uso de Terrenos (PUT) en su exposición de motivos se menciona el CC pero el plan no contiene estrategias para ejecutar que realmente estén a la par con el escenario de CC. «Ahí es que está el problema nosotros no hemos encontrado política pública sólida que alinie esos dos enfoques». Estos aspectos también están ausentes de los planes de ordenamiento territorial de la mayoría de los municipios.

Como isla -advirtió- que el peligro de no tomar el cambio climático en consideración a mediano y largo plazo, en los próximos cinco a diez años en el caso de la erosión de las costas será uno más severo incluso en zonas donde la erosión es baja. Por ejemplo en el 2010 usando fotos aéreas pudo cuantificar que en el área de Loíza, había una erosión muy alta, una pérdida de 1.5 a 1.6 metros de arena por año. A partir del 2015 ha encontrado que las áreas calificadas con erosión alta se están convirtiendo en severas, incluso en zonas donde no había erosión.

De no tomar medidas al menos para evitar la intervención humana advirtió que corremos el riesgo de que en algunas zonas posiblemente en un periodo de 20 años se podrían perder gran parte de lo que es el plano de playa para la recreación. Algunas de las costas de playa con más erosión se encuentran en Arroyo, Loíza, Dorado y San Juan. Mientras hay otras costas que han ganado arena como por ejemplo algunas áreas de Manatí, Barceloneta y Arecibo.

Sobre cómo lidiar con esta situación más allá de evitar la infraestructura señaló que en las zonas ya afectadas hay que buscar procesos de mitigación con proceso híbridos como lo son la construcción de dunas, plantar vegetación, no colocar rocas, ni estructuras de paredes, sino facilitar que la misma naturaleza pueda reconstruir la costa.

«Si la trayectoria de Irma hubiera cambiado, la historia sería otra. Esas playas que están en erosión severa no hubieran hecho su función de proteger las costas. Hubiésemos tenido pérdida de vidas e infraestructuras».

Mientras en entrevista por separado el profesor Aurelio Mercado Irizarry, reiteró su postura de que lleva años diciendo que hay que establecer una franja de separación que tome en consideración el cambio climático, los huracanes y cualquier otro factor, y eso tiene que ser una decisión basada en evidencia científica y no sencillamente en la medida de 50 metros.

«Divido la isla en dos partes respecto a las costas, las costas que están desarrolladas y las costas que aun no están desarrolladas, éstas cada día son menos», denunció.

Según expuso el veterano profesor de oceanografía del Departamento de Ciencias Marinas de la UPR, Recinto de Mayagüez, en algunos lugares 50 metros puede ser mucho y en otros puede ser poco, por lo que cada evaluación debe ser una científica para determinar cuál es la separación que se va a usar. Una vez que se determine, cualquier construcción que se haga tierra adentro debe ser una que pueda ser demolida cuando la orilla llegue a ese límite de tierra adentro o se pueda mover. «Eso es mas fácil decirlo que hacerlo», admitió.

Mercado Irizarry, quien ha participado en diferentes iniciativas para establecer una ley de costas en Puerto Rico reveló que en estos grupos siempre surge el argumento de que el gobierno se está metiendo en propiedad privada, «pero yo diría no es que se está incautando de la propiedad, ésta sigue siendo privada pero se le pone ciertos gravámenes a la construcción para que ese pedazo de costa pueda enfrentar eventos de la naturaleza y sobrevivir», defendió.

Dado a que cada playa tiene un patrón individual su apreciación es que el cambio que puedan sufrir va a depender de cómo se comporte la humanidad en lo que queda de siglo en lo que se refiere a la emanación de invernaderos que producen el CC. Mercado Irizarry, que ha participado en organismos regionales de la ONU y la UNESCO sobre el tema dijo que se suele trabajar con escenarios y que todo depende del tipo de construcción que se adopte, por lo que cuando se utilizan criterios de construcción más conservadores los daños de erosión son mayores.

En cuanto a cómo la naturaleza va a responder al calentamiento, planteó que en Puerto Rico habría que hacer un estudio de cómo están respondiendo las playas al aumento del nivel del mar. Dio como ejemplo de que el estado de Hawai tiene estudios de cómo sus playas están perdiendo costas y sobre la peligrosidad que pudiera enfrentar una propiedad a construir.

«La naturaleza no perdona. Espero que poco a poco entiendan que luchar contra la naturaleza es una batalla perdida», dijo en referencia a los que insisten en construir cerca de la costa y recalcó que las playas son una zona de amortiguamiento contra los eventos naturales y en la medida en que esa zona se achica el riesgo de sufrir daños tierra adentro aumenta.

Aun cuando Mercado Irizarry, desmintió la postura que suele adoptar el gobierno en Puerto Rico de que ‘está preparado para el huracán’, afirmó que «nadie, ningún país en el mundo está preparado para un huracán como Irma. Estamos en una zona de huracanes que se va a poner peor. Puerto Rico no es impactado por un huracán intenso desde San Ciprián en 1932, pero es mucho lo que se puede hacer es cuestión de que el gobierno comience a tomar los huracanes en serio».

Fuente: http://www.claridadpuertorico.com/content.html?news=0711E967F0FA05227ADEB77FF9B67180